Una sociedad sin memoria nunca será una sociedad adulta. Ricardo Moreno Castillo

Desde hace aproximadamente un año está a la venta en las librerías el último libro de Ricardo Moreno Castillo que, fue presentado oficialmente el día 15 de octubre del años pasado en la librería Pasajes, de Madrid. Se titula Los griegos y nosotros. De cómo el desprecio por la antigüedad destruye la educación, editado por Fórcola.

Cuento con la «amistad virtual» del profesor Ricardo Moreno Castillo, y es por ello que el director de «La Paseata», mi buen amigo Manuel Artero, me pidió que le hiciera una entrevista por aquellas fechas. Como aquella intensa y sabia conversación sigue estando de plena actualidad, vuelvo a reproducirla, esta vez para los lectores de VOZ IBÉRICA:

El madrileño Ricardo Moreno Castilllo, licenciado en matemáticas y doctor en filosofía, es autor de numerosos artículos y de veinticuatro libros, la mayoría sobre matemáticas y su historia, cuatro de ellos traducciones de textos matemáticos medievales (tres árabes y uno latino) y en especial sobre el tema que le apasiona y lógicamente le preocupa: la educación, el gran problema vital para el futuro de España, esa esencia de la cultura en la que ha reflexionado en “Panfleto antipedagógico” (Editorial Leqtor), prologado por Fernando Savater, “De la buena y la mala educación” (Los Libros del Lince), prologado por Eduardo Mendoza, y “La conjura de los ignorantes” (Editorial Pasos Perdidos), prologado por Arcadi Espada. La Paseata ha tenido el honor de entrevistar a Ricardo Moreno Castillo con motivo de su nueva publicación, así que, sin más preámbulos, ahí va:

– ¿Cómo se le ocurrió la idea escribir este libro?

– Hace ya varios años, en el 2013, me invitaron a impartir una conferencia en las XXV Jornadas de la Sociedad Española de Estudios Clásicos que tuvieron lugar en Valencia. En alguno de mis libros sobre educación había defendido yo la enseñanza de las lenguas clásicas, y a los organizadores del congreso les llamó la atención que esa defensa procediera de un profesor de matemáticas. La conferencia gustó, y el texto apareció en algunas webs de profesores de griego y latín. Este éxito fue lo que me animó a escribir el libro. Claro que en él digo muchas cosas que podrían decir, o han dicho ya, mucho mejor que yo cualquiera de los grandes helenistas, latinistas o historiadores, pero tengo la ventaja de ser invulnerable al argumento ad hominem: nadie puede decir que defiendo mi puesto de trabajo. 

De los griegos y nosotros. Ricardo Moreno Castillo
De los griegos y nosotros. Ricardo Moreno Castillo

«Ricardo Moreno Castillo: Hay mala fe y no tan solo estupidez. Y no debemos olvidar que muchos partidarios de las nuevas pedagogías mandan a sus hijos a colegios privados»

Ricardo Moreno intenta demostrar en su libro que el desprecio por las lenguas clásicas y por la antigüedad en general es profundamente reaccionario (aunque esté siendo enarbolado por pedagogos supuestamente progresistas)  y nos puede llevar a la barbarie. 

– ¿Hay mala fe o estupidez pura y dura en el actual desprecio por las humanidades?

– Yo tengo mucha fe en la estupidez humana. Explica muchas cosas (pero no todas) que sin ella serían inexplicables. Y a mi juicio, la famosa reforma fue fruto de la estupidez y la ignorancia. Es cierto que después de ver el resultado desastroso sus creadores no han rectificado, lo cual significa que les importa más su orgullo que la educación. Hay sí mala fe y no tan solo estupidez. Y no debemos olvidar que muchos partidarios de las nuevas pedagogías mandan a sus hijos a colegios privados donde se les somete a la misma disciplina de la que ellos presumen descreer. ¿No será que por cada tonto que se crea su discurso falsamente liberador había un competidos menos para sus hijos? ¿De verdad hay buena voluntad por parte de quien no quiere para sus hijos lo que predica a sus alumnos o simplemente estupidez? Aquí también hay mala fe.

Quizá el autor no afirme nada que cualquier profesor de latín, griego o historia antigua no pueda decir, incluso mucho mejor que él, pero el modesto valor que el libro pueda tener (además de un bellísimo prólogo Carlos García Gual) está en que a Ricardo Moreno Castillo, profesor de matemáticas, nadie puede descalificarlo mediante el argumento ad hominem (tan apreciado por los ignorantes) sosteniendo que el autor no hace más que defender sus intereses corporativos… 

– ¿Es muy antiguo el desprecio por las lenguas clásicas?

– El saber como un valor en sí (que es un legado de Grecia) siempre ha sido despreciado por los ignorantes y envidiosos. Lo malo es que ahora ese desprecio procede también de catedráticos de universidad (y en el libro pongo varios textos que avalan lo que digo) lo cual es un síntoma alarmante del estado de nuestras universidades. De hecho las lenguas clásicas ya sufrieron un serio retroceso con la ley de educación de Villar Palasí. En el sistema anterior a 1970 los estudiantes entraban en la facultad de Filosofía y letras habiendo cursado cinco años de latín y tres de griego. A partir de la ley Villar, quedaron tres años de latín y dos de griego. Y con la reforma del año noventa retrocedieron todavía más.

Portada de Breve tratado sobre la estupidez humana. Ricardo Moreno
Portada de Breve tratado sobre la estupidez humana. Ricardo Moreno Castillo

«El valor fundamental que se ha de transmitir en las escuelas es el que aludí ya antes, el del saber que vale por sí mismo y no solo en su vertiente utilitaria»

 ¿Qué piensa de la “educación en valores”?

–  El valor fundamental que se ha de transmitir en las escuelas es el que aludí ya antes, el del saber que vale por sí mismo y no solo en su vertiente utilitaria. Pero de ese valor ni se habla. La educación, los buenos modales, el respeto por los compañeros que quieren aprender son valores importantísimos, no cabe duda, pero son valores que han de ser inculcados por la familia. Vamos, que los han de llevar a la escuela puestos de casa.

-¿Qué consecuencia puede tener este olvido de las lenguas clásicas y la antigüedad?

– Una consecuencia terrible: el olvido del pasado. Somos hijos de Roma y nietos de Atenas y Jerusalén, y olvidar esa herencia es volver a la barbarie. Así como un hombre sin memoria nunca madura, una sociedad sin memoria nunca será una sociedad adulta. Esta es la tesis fundamental del libro, prescindir del pasado, de Grecia y de Roma no es mirar al futuro, es volver a la barbarie. Y esta opinión es la de todos humanistas, científicos e historiadores que conozco, y en ellos y sus textos me apoyo para demostrar mis tesis.

Aunque a muchos nos atormente, la vieja cultura general, aquella con que soñábamos que, se extendiera a todos, ha muerto, entre todos la mataron y ella sola se murió… Y así, en la actualidad algunos padres se preguntan por qué sus hijos no saben de nada, y nadie les explica que, ahora lo importante no es que sepan nada, sino sólo que hagan cosas. Por eso se les atiborra de deberes, pero casi nunca los verán estudiando en el sentido propio de la palabra.

-¿Hasta qué punto influyó en este olvido la conjura de los ignorantes (título de un libro suyo que publicío en 2016?

– La ignorancia que no quiere salir de sí misma y la envidia son manifestaciones de la estupidez que (a mi modo de ver) explica tantas cosas. Cuando se llevó a cabo la reforma había muchísimos matemáticos, escritores, historiadores, latinistas y helenistas que eran o habían sido catedráticos de instituto y no fueron consultados. Quienes la llevaron a cabo eran de esos ignorantes que desprecian el saber y envidian a los que saben.

La causa de todo nuestro fracaso educativo reside en la pedagogía oficial, implantada por la izquierda, y asumida y desplegada con pasión de conversos por la derecha. Una pedagogía hoy llamada nueva -que no lo es en absoluto- o del siglo XXI, que tuvo su apogeo con la LOGSE. La misma que ha convertido a los profesores en burócratas, a los que obliga a redactar estupideces, en lugar de poder emplear su tiempo en estudiar. Y la que ha hundido la enseñanza española, ya no en la ignorancia, sino en la vileza de negarse siquiera a ser examinada. La pedagogía, en fin, de esos creadores de un lenguaje fatuo, ostentoso, pura retórica vacía que, ha conseguido convencer a nuestra sociedad de que ya no son importantes los conocimientos, eso que siempre se ha llamado la cultura, ¡ni siquiera para ser profesor!

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