Las manifestaciones contra Israel

RICARDO RUIZ DE LA SERNA

Por toda Europa se suceden protestas en que se corean cantos contra los judíos. Veamos algunos ejemplos. En Berlín se ha llegado a marcar casas de judíos con estrellas de David. En Varsovia, durante una manifestación, se vio una pancarta que mostraba un muñeco arrojando ese mismo símbolo a un cubo de basura con el lema “conservad limpio el mundo”. En redes sociales se ha publicado que era una estudiante noruega que cursa Medicina en la capital de Polonia. En Londres, no sólo se han ondeado banderas de Al Qaeda, sino que se ha invocado a “los ejércitos del islam”. En una manifestación en Italia se ha visto la imagen de Ana Frank llevando al cuello la “kefiyah”, el f pañuelo palestino que popularizó Yaser Arafat, líder de la OLP. España no se ha librado de esta oleada antisemita. En Barcelona, los manifestantes rodearon un hotel, al parecer propiedad de un empresario judío. En Melilla, hicieron lo propio con una de las sinagogas de la ciudad.

Ya hemos visto esto antes en nuestro continente.

En octubre de 1940, hace sólo 83 años, se ordenó a los empresarios judíos declarar su patrimonio a las autoridades de ocupación alemanas. Desde el principio, los nazis se preocuparon por identificar a los judíos y señalar sus casas, sus tiendas, sus empresas y, en general, por señalarlos y estigmatizarlos ante todos sus conciudadanos. El 1 de abril de 1933, hace poco más de 90 años, los nazis organizaron un boicot antijudío. No llevaban ni tres meses en el poder. Miembros de las SA se colocaron a la entrada de los comercios para amedrentar tanto a los dueños como a los clientes. Se pintaron las fachadas con la estrella de David, que terminaría sirviendo para los parches con que marcaban a las personas. Se rompieron cristales. Hubo asaltos. Se rodearon locales. No faltaron ni pancartas ni carteles: “No compréis a los judíos”, “Los judíos son nuestra desgracia”.

La operación militar contra Hamás en Gaza, que para Israel es una verdadera guerra, ha brindado el pretexto para que los antisemitas de todos los tipos salgan a manifestarse so pretexto de defender al pueblo palestino, ese mismo pueblo al que Hamás utiliza como escudo humano. Por supuesto, vociferan contra Israel, no contra los terroristas que mataron a más de 1 300 israelíes. No alzan la voz contra los que mataron, violaron y torturaron a civiles desarmados. No exigen la liberación de los centenares de secuestrados a quienes Hamás mantiene como rehenes. No. Antes bien, señalan, asaltan y rodean las casas, las tiendas y las sinagogas de los judíos.

FUENTE: https://www.elimparcial.es/noticia/260440/opinion/las-manifestaciones-contra-israel.html

Pierre-André Taguieff ya explicó cómo el odio al judío se ha ampliado al odio contra Israel, el Estado judío y el judío entre los Estados. El antisionismo fue un término propagandístico acuñado por la propaganda soviética y extendido a través de los canales de producción y difusión cultural de la izquierda durante la Guerra Fría. Los antisionistas son los antisemitas pasados por la revista “Krokodil”, una verdadera máquina de destrucción simbólica que dio forma a los estereotipos antisemitas. Los viejos mitos antisemitas también han cobrado nueva vida: el judío usurero y plutócrata, el desarraigado, el asesino de niños, el deicida, el no-humano en suma.

Sí, las embajadas de Israel han protestado, pero el antisemitismo en sus distintas formas no es un problema tanto de Israel como de Europa. De nada sirvió a los judíos alemanes tratan de demostrar su lealtad al país por el que muchos habían luchado con valor en la Gran Guerra. Toda la labor de los miembros del Comité Judío Antifascista fue insuficiente para que Stalin les perdonase la vida al terminar la II Guerra Mundial. Salvo en Hungría, único país de Europa donde se abren sinagogas en lugar de cerrarse, la vida judía hoy debe desarrollarse bajo estrictas medidas de seguridad. Europa se está traicionando de nuevo a sí misma.

Esto es un torpedo en la línea de flotación de toda la pretendida defensa de los derechos humanos que la Unión Europea exhibe siempre que puede. Los judíos hoy están amenazados en Europa. Las turbas que hoy marchan por las calles de las ciudades europeas y que se concentran en sus plazas demuestran bien a las claras que Europa ha importado un odio que se ha sumado al que ya corría por las venas de los antisemitas europeos. Ese sentimiento alienta hoy en esas manifestaciones que dicen ser contra Israel, pero que en realidad van contra el fundamento mismo de nuestra civilización: la dignidad del ser humano, la razón, la libertad, la justicia… Ese odio a los judíos -dejémonos de aceptar falsas coartadas- amenaza hoy la propia identidad de Europa.

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