Los españoles estamos dirigidos por medios de información mentirosos y por políticos corruptos. El milagro de los cerdos de Gadara.

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN

Cada mañana echo un vistazo rápido a los titulares de los diversos medios de información y creadores de opinión, e incluso los de manipulación de masas, también miro mi Facebook, mi Twitter y otras redes sociales, y tras una lectura más o menos apresurada paso a leer más tranquilamente los artículos de opinión de un grupo reducido de periódicos diarios, y especialmente el bloc de mi amigo Francisco Rubiales, «voto en blanco».

 Por lo general, nada de lo que leo contradice mi convencimiento de que el actual gobierno español en funciones, así como los presididos años atrás por el PP, llevan décadas destruyendo, y no parece que tengan intención de dejar de hacerlo, lo que fue una nación admirable, algo parecido a arrojarnos repetidamente por los inodoros debido a su maldad y codicia, ambas acompañadas de mediocridad y estupidez.

En ese sentido, hace unos días, cuando la tal Francina Armengol, Presidente del Congreso de los Diputados, permitió -incurriendo en prevaricación- que algunos diputados hicieran uso de la palabra en sus dialectos y jergas regionales, a pesar de estar expresamente prohibido por el reglamento del Congreso de los Diputados de España; tuve de veras arcadas y me vino a la mente el milagro de «los cerdos de Gadara» atribuido a Jesucristo en el Evangelio de San Mateo. Para los que no están familiarizados con el relato del Nuevo Testamento, el Evangelio de San Mateo, cuenta que Jesús se encontró durante su predicación en Galilea con un loco que estaba poseído por demonios. El hombre buscaba ayuda para curarse y Jesús se dirigió a él ordenándole al diablo que lo habitaba y parasitaba: “¡Sal de este hombre, espíritu inmundo!”, antes de enfrentarse al demonio y preguntarle: “¿Cómo te llamas?” Él respondió: ‘Mi nombre es Legión. Porque somos muchos.’ Y le rogó a Jesús repetidas veces que no los expulsara del país.

 Había una gran piara de cerdos paciendo cerca de las montañas. Todos los demonios le suplicaron: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». Jesús inmediatamente les dio permiso. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos. Y la piara, que era aproximadamente de unos dos mil cerdos, corrió salvajemente cuesta abajo hacia el mar y allí se ahogó”.

El primer pensamiento que surgió casi inevitablemente, cuando leí el relato, fue de simpatía y pena por lo que les ocurrió a los pobres cerdos, pero ese pensamiento fue rápidamente reemplazado por una sensación deprimente, de malestar sin fondo inducida por los artículos que acababa de leer en varios diarios esa  mañana. Sí, aunque a algunos les pueda parecer exajerado, los españoles también nos hemos convertido en cerdos como los de Gadara y nos estamos dirigiendo hacia la muerte como pueblo, como nación, dirigidos ​​por «demonios», por una legión de gángsteres, de delincuentes que lamentablemente hemos llegado a aceptar como “nuestros líderes”.

Lo más aterrador de lo que nos repiten día tras día los medios de manipulación de masas es el anuncio de que, de manera irremediable, el intento de investidura de Alberto Núñez Feijoo que tendrá lugar esta semana será fallido y nuestro Rey, a continuación se verá obligado a proponer al Congreso de los Diputados que le conceda su apoyo al psicópata Pedro Sánchez para que sea presidente del Gobierno de España los próximos cuatro años. Por supuesto, también causa pánico pensar que Pedró Sánchez pueda conseguir que los diputados respalden con su voto su pretensión de amnistiar a los separatistas catalanes que en 2017 intentaron un golpe de estado con la intención de romper España por el nordeste.

También es falaz afirmar como hacen los medios de manipulación de masas que Feijoo es «el vencedor»de las últimas elecciones generales habidas en España, tamaño embuste suele ir acompañado de otros tales como que él (Feijoo) era el candidato del PP a la presidencia del Gobiero de España… por mucho que lo repitan los medios de información, creadores de opinión, etc. en España no se convoca ninguna votación para elegir al presidente del gobierno por parte de los españoles; en España se convocan «Elecciones Generales» en las que se elige a los diputados y senadores, los miembros del poder legislativo; uno de los tres poderes, el encargado de elaborar y aprobar las leyes, y que, además -se supone- que ha de elegir al presidente del consejo de ministros y fiscalizarlo, y respecto del cual tiene capacidad de destituirlo mediante una moción de censura…

En España el encargado de proponer los candidatos a la presidencia del gobierno es nuestro Rey, Don Felipe VI, así lo determina el artículo 99 de la Constitución Española de 1978. Y, en ninguna norma se afirma que el Jefe del Estado (y jefe de las Fuerzas Armadas Españolas) esté obligado a elegir al representante del partido más votado en las Elecciones Generales, y en caso de no ser investido, tener que optar por el político representante del partido que quedó en segundo lugar… Quienes afirman ambas cosas mienten con absoluto descaro o por ignorancia.

El Rey de España puede proponer al Congreso de los Diputados que den su confianza para presidir el Gobierno de España a la persona que considere más idónea, más capacitada, más decente… y no tiene por qué ser ni diputado ni miembro de ningún partido político… Y lo puede hacer cuantas veces considere oportuno, tras las rondas de entrevistas con los partidos con representación en el Congreso de los Diputados que también considere conveniente realizar… Eso sí, a partir de que el candidato propuesto, en este caso Alberto Núñez Feijoo, se someta al refrendo de los diputados, en caso de ser rechazado, el Rey sólo cuenta con dos meses, ya sea para proponer al mismo candidato o a otros; transcurridos los dos meses, el Rey tiene la potestad de disolver el Congreso de los Diputados y convocar nuevas elecciones.

Pues sí, sin duda causa pánico, es realmente aterrador dar por ciertas las noticias y artículos de opinión que circulan por doquier, invitándonos a aceptar con resignación que estamos abocados a otros cuatro años más de desgobierno, otros cuatro años en los que Pedro Sánchez y sus secuaces, actuando al dictado de comunistas, etarras y separatistas acaben rematando el plan ya iniciado de dinamitar España, de destruirla, tal como vienen anunciando sin camuflaje de clase alguna; pues si algo caracteriza a socialistas, comunistas, etarras y separatistas es que no ocultan que son enemigos de España.

El Rey de España no está obligado a proponer al representante del partido que supuestamente cuenta con más apoyo de los diputados para que presida el Gobierno de España, si tal como se afirma la investidura de Feijoo resultara fallida, y menos en estos terribles momentos en los que Pedro Sánchez no oculta su objetivo de acabar con la Monarquía Parlamentaria… Quedan horas y es de esperar que se acaben produciendo sorpresas. Si Don Felipe acaba impidiendo el golpe de estado que vienen anunciando socialistas, separatistas, etarras y comunistas, la sorpresa de muchos será mayúscula.

Esperemos que Su Majestad, Don Felipe, recurra a algún exorcista que logre que, como en el pasaje bíblico del milagro de los cerdos de Gadara, los demonios que nos malgobiernan parasiten a una piara de cerdos y que ésta se arroje al mar y muera por ahogamiento.

Si no fuera así, seguiremos poseídos, parasitados por malvados diablos, como los cerdos de Gadara antes de ser exocizados por Jesucristo, soportando innumerables abusos, vejaciones, seguiremos siendo víctimas de saqueos, basándose en que cumplen la voluntad de la mayoría que así lo ha decidido.

De todos modos, no perdamos la esperanza, dentro de pocos días habrá sorpresas agradables para los buenos españoles, los españoles decentes; aunque esto suponga que los capos, oligarca y caciques socialistas, etarras, separatistas y comunistas saquen a su legión de poseídos a las calles para que monten bulla, algarabía, e incluso recurran al terrorismo urbano. Pero, no se olvide que España cuenta con resortes legales para sofocar cualquier clase de altercado.

Tiempo al tiempo.

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