VOX no es lo que parece, es más de lo mismo… «El que avisa no es traidor».

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.

Es frecuente que muchos de los que leen mis artículos, análisis, reflexiones, se lleven a engaño sin que yo lo pretenda. Son muchos los que, sin que yo tenga intención, se piensan equivocadamente que yo soy partidario, o seguidor, o simpatizante, o incluso miembro del partido político que preside Santiago Abascal Conde. Nada más lejos de la realidad.

Debo confesar que, yo fui de los que se ilusionaron y esperanzaron con VOX, pero, no el VOX de Santiago Abascal, sino aquel que fundaron Alejo Vidal Cuadras e Ignacio Camuñas.

Antes de que se fundara VOX, mucho antes, cuando aún ni siquiera se barajara tal nombre, recuerdo que un buen día apareció por Badajoz Ignacio Camunas, para conferenciar acerca de la triste realidad en la que está inmersa nuestra Patria, y especialmente del «estado de las autonomías». Yo ya había tenido noticias de que él y otros estaban intando promover una formación política diferente que, proponía hincarle el diente a los principales problemas que, entonces tenía y sigue teniendo España: la mastodóntica burocracia estatal, el tremendo despilfarro, la deuda pública, el blanqueamiento del terrorismo etarra, el problema del separatismo catalán, etc. También sabía que, Ignacio Camuñas iba a abordar cuestiones que para mí y muchos españoles decentes son «irrenunciables»: el derecho a la vida, el derecho a la libertad y a la propiedad, la economía de libre mercado, la estricta separación de poderes, la unidad de España…

Ignacio Camuñas hizo un discurso idéntico al de Joaquín Costa en su libro «Oligarquía y caciquismo como forma de gobierno…», aunque, se olvidó de mencionarlo. Al final de su intervención conversé con él y me dijo que, muy pronto se presentaría públicamente una nueva formación política y que, eran muchos los españoles decentes, los buenos españoles que estaban a la espera…

Trancurrido muy poco tiempo, así sucedió. De todos modos, como ya había habido intentos muy semejantes, entre los cuales estaban el partido de Rosa Díez (Unión Progreso y Democracia) y el de Albert Rivera (Ciudadanos), me mantuve a la espera de a ver por dónde iban los tiros. Debo reconocer que fueron muchos los amigos y conocidos que me invitaron a unirme al partido recién creado por Alejo Vidal Cuadras… Por entonces, Abascal y compañía mamaban de las ubres de los diversos chiringuitos creados ad hoc por parte de Esperanza Aguirre, para colocar a su «hijo predilecto», y callaban como putas ante las cientos de traiciones que Rajoy y sus compinches cometían un día sí y el otro también. No se olvide que Abascal y sus secuaces eran entonces miembros del PP.

Me acabé sumando a VOX, por indicación del ex juez Francisco Serrano, con el que había coincidido en múltiples batallas contra la totalitaria y liberticida «perspectiva de género» y por la custodia compartida de los hijos tras el divorcio.

Cuando di el paso, en Badajoz apenas habia, no ya organización, sino nadie. Sólo había un «representante» de Santiago Abascal que, cuando me entrevisté con él por primera vez, me dijo que estaba «sólo» y que no sabía qué hacer para divulgar la existencia de VOX, crear organización, etc. Entonces yo ignoraba que, desde la fundación de VOX había habido múltiples trifulcas por el poder que, habían acabado con un «golpe de mano» de Santiago Abascal, Ortega Smith, Espinosa de los Monteros y compañía para desalojar de la dirección a los fundadores del partido: Vidal Cuadras y Camuñas entre otros. Como pueden suponer, el «representante», hombre de confianza de la marca en la provincia de Badajoz, se había quedado más sólo que la una, debido a que Abascal y compañia habían espantado a los pocos afiliados que habían logrado captar en los primeros tiempos…

Durante años me entregué a la tarea de divulgar la existencia de VOX, formé parte de su Comité Provincial como Vicepresidente (provisional), aunque de facto yo ejercía de presidente, pues tal como le ocurre a Santiago Abascal, su «representante» en Badajoz no sabe redactar, ni hablar en público y carece de capacidad de organización y gestión…; quienes entonces estaban en VOX, tanto en Badajoz como en el resto de España, saben que dediqué muchísimo tiempo y energías a divulgar lo que, entonces yo consideraba que podía ser una herramienta útil para, tal como se repetía día tras día, «regenerar España». Yo también me creí aquello de que «VOX es el partido de los valores», y toda la retahila de eslóganes patrióticos que salían de las bocas de Abascal y compañía… hasta que, uno acaba conociéndolos muy de cerca a todos ellos. Acabé descubriendo que, son más de los mismo, oligarcas y caciques que tienen como única ocupación y preocupación estar presentes en las instituciones, para vivir de nuestros impuestos.

VOX también tropieza con la protección de datos. - Reduce

Durante el tiempo que permanecí en VOX, asisté a multitud de asambleas, reuniones de coordinación, etc. Poco a poco fui observando como VOX que, decía ser el partido de los valores que, pretendía regenerar España, se iba convirtiendo en una estafa ideológica y piramidal, opaca, sin democracia interna o algo que tenga que ver con participación de sus afiliados en la toma de decisiones. VOX acabó en poco tiempo convirtiéndose en un partido autoritario, oligárquico, caciquil, en el que se persigue con saña al disidente, se exprime como si de un limón se tratara, a todo aquel que posee conocimientos, experiencia de organización y de gestión, etc. hasta que, los caciques y oligarcas empiezan a pensar que pueden hacerles sombra; entonces, los invitan a echarse a un lado, marcharse, y si ofrecen resistencia, ejercen todo tipo de violencia sobre ellos, acoso, difamación, e incluso calumnias.

Supongo que algunos habrá que ya hayan caído en la cuenta de que, Macarena Olona ha sido enviada a Andalucía para que no les haga sombra a Abascal, Espinosa de los Monteros y el exquisito club de «notables» que lidera el partido.

No les extrañará que les diga que, cuando todavía se «celebraban» elecciones internas (antes de que Abascal y su grupo de notables reformaran los estatutos para impedir cualquier forma de democracia interna), el comité electoral y de «garantías», nombrados sus integrantes a dedo, por Abascal y compañía, no tenían reparos de llevar a cabo, sin recato, sin ponerse colorados, los más burdos pucherazos.

Tampoco les extrañará si les cuento que, harto de tanta corrupción, el abajo firmante (como cientos, miles de españoles decentes) acabó marchándose, dando un portazo.

Bien, dicho todo esto, pasemos a analizar qué es VOX en estos momentos:

Para empezar, VOX carece de un programa de gobierno.

Enseguida habrá quien, tras leer tamaña afirmación, me responda que, no es cierto, que VOX posee lo que han dado en llamar sus «100 medidas urgentes de VOX para España», para atender a los problemas que más preocupan a los españoles.

Pues, sí, insisto: VOX no posee ningún programa o proyecto de gobierno. Esas «100 medidas urgentes de VOX para España» no son otra cosa que una declaración de buenas intenciones, y tal como no paro de repetirles a quienes conversan conmigo en las «redes sociales» (la mayoría acaba disgustándose, incomodándose… y me acaba insultando), el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.

Todos, sin excepción, me dicen que no se puede juzgar aún a VOX pues, no ha tocado poder.

Pero, eso no es cierto pues, de una manera u otra VOX está presente, muy presente en las insitituciones, y su presencia pasa absolutamente desapercibida. Tal como pasó desapercibida la presencia de Ortega Smith y Pedro Fernández en el Tribunal Supremo de España cuando se juzgó a los separatistas catalanes que dieron un golpe de estado en 2017, y VOX ejercía de «acusación popular»…

Para quienes aún no se hayan dado cuenta, es importante subrayar que VOX está presente en múltiples ayuntamientos (en algunos gobernando en coalición), también tiene representación en diversos parlamentos regionales, también en el Congreso de los Diputados y en el Senado, y por si alguno no se ha enterado, en el Parlamento Europeo. Allí donde los gobiernos municipales necesitaban de su apoyo para elegir al alcalde, VOX ha consentido a cambio de nada o casi nada. Y si hablamos de los gobiernos regionales de Murcia, Andalucía, Madrid, o recientemente Castilla-León, ¿a cambió de qué ha dado VOX su apoyo?

A cambio de nada, a pesar de tener la llave que abría la puerta en todos esos lugares.

VOX se presentó cuando echó a andar (y así lo afirmaba en su «manifiesto fundacional») como el partido, el único, que pretendía dar por muerto el «estado de las autonomías», recuperar el estado unitario (para así recuperar la igualdad de derechos y obligaciones de todos los españoles, independientemente de donde nazcan o vivan), recentralizar las competencias que fueron transferidas a los gobiernos regionales, especialmente la enseñanza, la sanidad, la justicia… ¿Alguien recuerda que algún dirigente de VOX haya presentado alguna propuesta en tal dirección en los ayuntamientos en los que está presente el partido, o en los parlamentos regionales, o en el Congreso de los Diputados o en el Senado?

VOX, también hablaba entonces (y ya ha llovido, pese a los años de sequía) de defender la vida, frente al aborto, de defender la institución familiar, frente a la perversa «perspectiva de género», de promover la guarda y custodia compartida y la mediación familiar en las rupturas matrimoniales… igualmente, Abascal y compañía lo guardaron en el baúl de los recuerdos.

Y así, ha ido pasando con la totalidad de las cuestiones que planteaba como irrenunciables en su «manifiesto fundacional» y por supuesto, el mismo camino han seguido sus «100 medidas urgentes de VOX para España». Abascal y compañía logran, después de regalarles el oído, que sus seguidores afirmen aquello de «solo queda VOX», «VOX es el único partido que habla de esto, de lo otro, de lo demás allá…» Y para rematar la faena, cuando paran de supuestas peleas (todas ellas estériles) con los estalinistas, socialistas, separatistas y etarras, de vez en cuando montan mítines, concentraciones, invitan a sus seguidores a procesionar y vocear a los viandantes, y acaban envolviéndose en la bandera de España y hacen sonar el himno nacional…

Pues sí, si VOX tuviera de veras un proyecto de gobierno, y realmente pretendiera ser una alternativa, habría ya elaborado y aprobado un documento en el que, se hiciera un diagnóstico claro y preciso de la terrible situación que vive España. Ese proyecto de gobierno debería incluir, claramente definidos, los objetivos que se pretenden conseguir a corto, medio y largo plazo (e insisto, no estoy hablando de una declaración de buenas intenciones), y estos objetivos deberían estar «temporalizados»; el programa de gobierno debería especificar, sin ambigüedad, en qué tiempo se pretenden alcanzar esos objetivos. También, ese programa de gobierno debería explicar qué procedimientos se seguirían y con qué medios materiales y humanos se contaría… Y, no podemos olvidar que, un buen programa de gobierno debería incluir algún procedimiento de «evaluación», para periódicamente saber si se están consiguiendo los objetivos, si estos fueron formulados de forma realistas, y si no fuera así pasar a reformularlos, y un largo etc. que cualquiera que sepa de cómo gestionar dineros ajenos, prestaciones y servicios públicos, sabe que debe formar parte de un programa de gobierno propiamente dicho.

Alguien que haya llegado hasta aquí, en la lectura del texto, dirá que, desde este punto de vista, ninguno o apenas ningún partido político posee un programa de gobierno… Y así es, pues de ese modo, pueden decir hoy una cosa y mañana la contraria, donde dijo «digo», hoy digo Diego. Pero, eso no es ningún consuelo, pues VOX se presentó (y sigue repitiéndolo hasta aburrir) como algo diferente, el partido de los «valores» (decían), que pretende regenerar España.

En suma, VOX es más de lo mismo.

Bueno, pero… ¡No me negarás que hay que desalojar a los socialistas, comunistas, separatistas y etarras del gobierno de España…! Sí, claro, pero… ¿Para qué?

Como he expresado ya, en múltiples escritos y ocasiones, en los últimos años, la única opción posible para regenerar España y acabar con el régimen oligárquico y caciquil que padecemos, con el saqueo al que somos sometidos de forma sistemática, es refundar la Derecha Española y crear un sólo «bloque» que integre a todos los buenos españoles.

Y sobre todo, si se quiere vencer a Pedro Sánchez, desalojar a los socialistas y comunistas del poder, y romper con el «consenso socialdemócrata», sólo es posible si la Derecha Española se presenta UNIDA, en una única candidatura, integrada por gente de prestigio, con un currículo exitoso en la gestión de dineros ajenos, cuestión que sólo es posible en la empresa privada… 

Proteger los intereses de los votantes no es simplemente hacer ruido, mucho ruido, y emprender peleas estúpidas con quienes nos mal-gobiernan, sin plantear ningún plan de acción, ningún programa de gobierno alternativo, por mucho que ese ruido se haga envuelto en la bandera nacional y haciendo sonar el himno de España. 

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