UNA GUERRA EXTRAÑA ¿EN QUE GASTÓ LA ADMINISTRACIÓN OBAMA 11 MILLONES DE DOLARES DIARIOS EN SU LUCHA CONTRA EL ESTADO ISLÁMICO? II PARTE

Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG.  Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.

Turquía y su apoyo en la guerra

Buscando expandir su influencia regional, Turquía apoyó a los grupos islámicos que luchaban por el control de los puntos de cruce en la frontera entre Siria y Turquía, incluyendo a ISIS y al Frente Al Nusra. Estos puntos de cruce se convirtieron en territorios vitales para todos los grupos que luchaban contra el régimen sirio e incluso en mayor medida para la supervivencia económica de estas dos organizaciones. Turquía no sólo se convirtió en un punto focal en términos de reclutamiento, retirada, rearmamento y logística, sino también en la ubicación base de una economía de guerra floreciente. El intercambio de bienes robados de Siria, incluyendo petróleo, productos agrícolas, maquinaria, equipos y tesoros arqueológicos, junto con el lavado de dinero y la venta de armas, tiene lugar en estas áreas de frontera. Sin la complicidad de las autoridades turcas y el sistema financiero del país, no hubiera sido posible ninguna de las transacciones económicas conducidas por los rebeldes sirios y los empresarios criminales en los territorios fronterizos. Para empeorar las cosas, el partido dominante en Turquía encontró un respiro en el Islam político que floreció tras el colapso de las autarquías en Túnez, Egipto y Libia, y legitimó su propia ideología conservadora. Actualmente hay un estimado de 1,500 turcos combatiendo en las filas de ISIS en Siria, reclutados por centros y mezquitas en Ankara y otras ciudades turcas. Este comportamiento político genera ciertas preguntas sobre el Partido de Desarrollo y Justicia de Recep Tayyip Erdoğan—, sobre su objetivo último y sus metas, los cuales se hicieron evidentes después de que Turquía mostrara cierta renuencia en su aceptación de unirse al plan regional e internacional de Estados Unidos para luchar contra ISIS —particularmente respecto al control de las áreas kurdas adyacentes a la fronteras turcas, las cuales son vistas por Turquía como adversarias—. Turquía encontró en ISIS un buen aliado y una herramienta para debilitar las fuerzas nacionales kurdas en Siria que objetaron su posición frente al régimen de Assad y, lo que es más importante, una manera de temperar la creciente resistencia de su propia población kurda y sus aspiraciones irredentistas. Contra los deseos de Ankara, la mayoría de los grupos políticos en Siria optaron por la neutralidad durante la guerra civil. Por lo tanto, el papel tácito de Turquía en el conflicto de Siria ha contribuido al estancamiento, y se ha hecho claro que uno de sus objetivos estratégicos es establecer una zona de amortiguación para separar a los kurdos sirios de los kurdos de Turquía, muchos de los cuales comparten lazos familiares y tribales.

En 2014, Hillary envió correos electrónicos detallando algo aún no conocido por el pueblo estadounidense, que todavía no lo sabía hasta el 10 de octubre de 2016; ¡Las naciones de Arabia Saudita y Qatar han estado brindando apoyo clandestino a ISIS! Estos dos son los principales donantes de la Fundación Clinton y Arabia Saudita proporcionó aproximadamente el 20% de la campaña de Hillary Clinton. https://wbsm.com/hillary-2014-email-clinton-foundation-donors-saudi-arabia-and-qatar-both-giving-isis/

Ante la enorme actualidad que ha adquirido el terrorismo yihadista, me gustaría aportar algunos datos sobre este fenómeno político-social, estrechamente relacionado con las intervenciones militares occidentales en Oriente Medio, el papel central de EEUU y el rol de las monarquías petroleras en su desarrollo. Turquía y Arabia Saudí, aliados de Occidente, son territorios epicentricos de la financiación del ISIS. Turquía ha permitido el flujo de camiones que cruzan la frontera cargados de petróleo procedente de los campos sirios controlados por el «Estado Islámico» el Estado Mayor de Turquía fue  responsable de la contratación de mercenarios de ISIS y Al Nusrah desde los inicios de la insurgencia siria, en marzo de 2011. Según fuentes de inteligencia israelíes, publicadas en la web DEBKA, esta iniciativa ha consistido en: “Una campaña para reclutar a miles de voluntarios musulmanes en países de Oriente Medio y el mundo musulmán para luchar junto a los rebeldes sirios. El ejército turco aloja a estos voluntarios, los entrena y asegura su entrada en Siria” Muchos de los criminales reclutados por ISIS, son presidiarios condenados liberados de las cárceles de Arabia Saudita, país aliado de Occidente. Entre ellos se encuentran ciudadanos Saudíes condenados a muerte que fueron reclutados para unirse a las brigadas terroristas. Fuerzas chiitas que luchan contra ISIS en Irak, así como miembros del propio ejército iraquí han denunciado repetidamente las ayudas militares suministradas por Estados Unidos a los terroristas de ISIS, mientras a la vez, combatían contra ellos. Los bombardeos estadounidenses y aliados no están apuntando a ISIS, sino que tienen el objetivo de bombardear la infraestructura económica de Irak y Siria, incluyendo sus fábricas y refinerías de petróleo. El proyecto de ISIS de crear un califato, forma parte de una agenda de política exterior de Estados Unidos, que pretende dividir Irak y Siria en territorios separados: Un califato islamista sunita, una República Árabe chiíta y la República del Kurdistán.

También deberíamos dedicar unas líneas para analizar el papel de Francia en este conflicto. Recordemos las palabras, del que fue presidente de Francia, François Hollande, que la masacre de París era un acto de guerra. En los últimos años nuestro país vecino ha querido situarse en primera fila de la geopolítica, en busca de una mayor influencia internacional. Para ello abanderó la defensa de la intervención militar en Libia, de la mano del filósofo Bernard-Henri Levy. Con la excusa de liberar una ciudad de las garras del ejército de Gadafi, una coalición militar liderada por Francia y Reino Unido -con compañeros de dudosa reputación, la mayoría miembros de organizaciones islamistas- armó en 2011 a grupos yihadistas y a individuos que antes habían participado en la guerra contra EEUU en Afganistán. Aquella operación prosiguió durante meses y no paró hasta el asesinato extrajudicial de Gadafi. Fue llamativo que la administración norteamericana y Francia se disputaran, cual botín, la autoría del ataque contra el convoy en el que viajaba el dictador libio, en el que murieron varias personas. Un drone estadounidense tripulado desde Las Vegas y dos jets franceses atacaron los vehículos. Gadafi pudo salir de su coche, fue apresado a unos 200 metros, arrestado y tiroteado por rebeldes libios. Libia quedó fragmentada y dividida en milicias armadas por Occidente, algunas de ellas extremistas. No importó. Hillary Clinton no pudo evitar aquello de «llegamos, vimos y murió», comentando el asesinato de Gadafi. El salvaje oeste volvía a ser reivindicado. Libia se convirtió en arsenal de yihadistas armados que participarían en el horror actual que vive tanto ese país como Siria. Francia también impulsó una intervención militar en Malí en 2013, enviando tropas galas al terreno. Desde 2011 varios servicios secretos occidentales, así como unidades especiales de EEUU, estuvieron presentes en Siria, estudiando a qué grupos de la oposición apoyar y armar. La apuesta de Obama fue la estrategia del desgaste: dejar que los bandos implicados se debilitaran entre ellos, apoyando a determinados grupos de la oposición pero sin facilitar armamento pesado y evitando un desenlace. Irán y Rusia estuvieron presentes respaldando al régimen de Bashar al Assad, que no dudó en golpear duro en sus bombardeos sobre zonas urbanas en un intento por acabar con la oposición, a costa de muerte y destrucción, lo que contribuyó al aumento del extremismo.

A juzgar por el despliegue respectivo, cualquiera podría pensar que el Estado Islámico es apenas una ficha más en un tablero de un juego enrevesado, en una partida por turnos desde la ribera del Potomac hasta la del Moscova. Una bandera temible en calles como las de París, pero que apenas puede verse a vista de satélite. El Estado Islámico ha llegado a controlar 160 pozos de petróleo en Siria y otros tantos en Irak y según los cálculos llegaron a producir unos 400.000 barriles por día, es decir, el equivalente al 0,43% de la producción mundial. Los volúmenes que maneja el EI son “una gota en el océano de la producción global” Sin embargo, estos volúmenes que ha controlado el EI sí que son muy significativos en cuanto a generación de ingresos para el grupo. La que fue embajadora de la Unión Europea (UE) en Irak, la diplomática checa Jana Hybaskova, reveló que algunos Estados miembros del bloque comunitario han comprado crudo iraquí, robado por el Estado Islámico. Sin embargo, se negó a revelar los nombres de los países en cuestión ante la presión impuesta por algunos miembros de la Euro-cámara. Asimismo, otros informes acusan a Turquía de comprar y permitir el transporte de petróleo por parte del Estado Islámico y el denominado Frente Al-Nusra, vinculado a Al-Qaeda. Las principales ganancias del movimiento extremista llagan de la venta en el mercado negro del petróleo de los pozos que ha capturado en Irak y Siria. “Compramos un camión cisterna de 26 a 28 toneladas por 4.200 dólares y luego lo vendemos en Turquía o en Jordania por 15.000 dólares” y los terroristas pagan a los corruptos vigilantes de fronteras unos 650$. Si el grupo yihadista pudiera llegar a controlar los territorios en los que las milicias están avanzando, los ingresos podrían ascender hasta los 3 millones diarios y se alcanzarían los 100 millones de dólares al mes. Los ingresos más importantes del EI dependían de la existencia continua de su estructura burocrática dentro de los territorios bajo su control, y hay poco que uno pueda hacer para interrumpirlo, a menos que se destruya esa estructura. Hay que matizar que menos de un tercio de los ingresos del Estado Islámico proviene del petróleo y, sin embargo, casi la mitad de beneficios son confiscaciones a los habitantes del territorio que está siendo ocupado por los terroristas.

Un dato curioso es que, durante este periodo de tiempo, solo una parte limitada de los ingresos del Estado Islámico (un 27,7%) provino de las ventas de petróleo., es especialmente interesante por Deir ez Zor tiene las “mejores explotaciones de petróleo de Siria” En lugar de ello, la gran mayoría de sus ingresos, proviene de los impuestos (un 23,7%), un (3,9%) de la electricidad y el gas y las confiscaciones y expolio a los yacimientos arqueológicos saqueados por los terroristas sería de un (44,7%), donde veríamos que la mayor parte de los ingresos de los terroristas vendrían por el saqueo de los yacimientos arqueológicos. No olvidemos que aunque los terroristas han causado miles de muertes, también han causado pérdidas irreparables en el patrimonio histórico y cultural de la humanidad. Casi 2.500 iglesias, mezquitas y monumentos de Siria e Irak o las antiguas ciudades de Hatra, Nimrud o la propia Palmira, fueron destruidos por los buldozers mazas y explosivos del Estado Islámico. Milenios de historia han sido arrasados por los martillos de la ignorancia y la radicalización islamista. Con cada monumento que se destruye perdemos una pequeña parte de nuestra historia. La lógica de estas acciones, es que para los extremistas yihadistas, los monumentos y las estatuas son una muestra de “shirk” es decir, representarían ídolos y dioses falsos. “Shrik” en el islam es equivalente a “haram” prohibido. Los terroristas dicen que la imagen de un ser vivo es “haram”, pero no son aprensivos a la hora de usar estatuas para obtener ganancias financieras a través de la venta en el mercado negro de todo el patrimonio histórico saqueado y vendido en la ciudad turca de Alejandreta. La guerra aérea contra el llamado Estado Islámico (ISIS) comenzó en agosto de 2014 y, desde entonces, Estados Unidos ha gastado poco menos de $ 11 mil millones en la campaña, según las cifras más recientes del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. La Fuerza Aérea asumió alrededor de dos tercios del costo, poco menos de $ 7 mil millones hasta el final de 2016. El Ejército asumió el 17 por ciento de la carga financiera, mientras que la Armada y el Comando de Operaciones Especiales representaron el 12 y el 8 por ciento, respectivamente.

En esta imagen proporcionada por la Fuerza Aérea de los EE. UU., Un F-16 Fighting Falcon despega de la Base Aérea Incirlik, Turquía. (Krystal Ardrey / US Air Force vía AP)

Sobre una base diaria promedio, las operaciones contra el grupo terrorista costaron 12.5 millones de $. El costo de las operaciones de vuelo en el transcurso de la campaña ha llegado a 4,4 mil millones de $, mientras que 2,4 mil millones de $ en municiones se han gastado en objetivos de ISIS. A partir del 27 de enero de 2016, EEUU y sus socios de la coalición realizaron 136 misiones de incursión para degradar y destruir a la organización terrorista. A mediados de 2016, se habían llevado a cabo un total de 17.734 salidas operacionales (10.948 en Iraq y 6.786 en Siria). Se informó que un total de 31.900 objetivos resultaron dañados o destruidos a fines de septiembre de 2016, incluidos 164 tanques, 388 Humvees y 8.638 puestos de combate. A principios de diciembre de 2016, un alto oficial militar dijo a CNN que se cree que hasta 50,000 combatientes de ISIS han sido eliminados desde que comenzó la acción militar a fines del verano de 2014.

https://www.defense.gov/OIR/Cost/  (Departamento de Defensa de los Estados Unidos) Coste de las operaciones militares en Siria e Irak) As of June 30, 2017, the total cost of operations related to ISIS since kinetic operations started on Aug. 8, 2014, is $14.3 billion and the average daily cost is $13.6 million for 1,058 days of operations.

El Pentágono ha financiado su presencia en Afganistán y el entrenamiento de la oposición siria, cobrando a la Armada de EE.UU. precios excesivos por el combustible.

Durante los últimos siete años, el Departamento de Defensa ha generado unos 6 mil millones de dólares cobrando a las fuerzas armadas precios excesivos por el combustible y ha utilizado este dinero, llamado el «fondo del obispo» por los críticos, para reforzar los programas militares mal administrados. Según revelan ciertos medios como el diario estadounidense The Washington Post, desde 2015, la defensa estadounidense ha gastado de ese fondo 80 millones de dólares para capacitar a los llamados «rebeldes moderados sirios” 450 millones de dólares por un programa de medicamentos recetados repleto de fraude y 1400 millones para cubrir gastos imprevistos de la guerra en Afganistán. Así pues, el Pentágono ha acumulado ese dinero extra mediante facturación de las fuerzas armadas por el combustible con precios mucho más altos, a veces 1 dólar por galón o más, que los que las compañías aéreas comerciales pagaron en el mercado, añade el rotativo. A pesar de semejante gasto de dinero, en septiembre de 2015 Washington ya admitió que su programa de entrenamiento de los llamados rebeldes sirios para combatir al Gobierno sirio había resultado un fracaso. Asimismo, en diciembre de 2016, el entonces presidente saliente de EE.UU., Barack Obama, reconoció su fracaso en el conflicto armado en el país árabe. De todos modos, cabe añadir que bajo una burocracia que data de la II Guerra Mundial, el Pentágono compra todo su combustible de manera centralizada y luego lo vende a un precio fijo a la Fuerza Aérea, la Marina, el Ejército, el Cuerpo de Marines y otros clientes que pagan por su propia cuenta. El Departamento de Defensa estadounidense es el mayor consumidor individual de combustible en el mundo. Cada año compra cerca de 100 millones de barriles de petróleo refinado para sus aviones, buques de guerra, tanques y otras máquinas.

El Estado Islámico ha demostrado ser una fuerza insurgente resistente capaz de controlar el territorio y administrar el gobierno local. En su apogeo, el Estado Islámico, también conocido como el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) o el Estado Islámico de Irak y Siria, controlando amplias porciones de territorio en Irak y Siria con varios millones de habitantes. El atractivo global de su autodenominado califato ha sido parte integral de los esfuerzos del grupo para reclutar combatientes extranjeros e inspirar ataques en todo el mundo. El atractivo ideológico del califato es basado no solo en el tamaño de sus fronteras sino también en lo que ha intentado el Estado Islámico para construir dentro de esas fronteras. La ambición territorial del grupo y su deseo de conducir la gobernanza de estado hace que su experiencia en Irak y Siria sea única en el contexto de otros grupos insurgentes yihadistas. Dada la importancia de su gobierno de tipo estatal, este análisis ofrece una amplia mirada a la vida dentro del Estado Islámico en el corazón de su territorio, en Iraq y Siria desde enero de 2013 hasta mayo de 2016. Aunque se ha dedicado atención al impacto humanitario del brutal gobierno del EIIL, este informe se enfoca en el impacto económico de los esfuerzos del grupo para gobernar el territorio y la población bajo su control. La actividad económica local es un proxy útil para la efectividad la gobernanza del ISIL, en particular porque el grupo depende de los impuestos locales para un parte de sus ingresos y ha vinculado públicamente el atractivo de su califato con las percepciones de su prosperidad. Este informe es importante para quienes intentan entender el impacto del grupo en las poblaciones locales en Irak y Siria, para aquellos que buscan contrarrestar su financiamiento o llevar a cabo una estabilización después del conflicto, y para los esfuerzos más amplios para comprender el impacto económico de la gobernanza insurgente.

Dada la heterogeneidad del impacto económico del ISIL, Por su califato, encontramos que el factor más consistente que afecta las condiciones locales fue la campaña militar para recuperar el territorio del grupo y privarlo de recursos. El EIIL se enfrentaba a un intercambio claro entre la dedicación de recursos para mantener la ciudad militarmente y dedicar recursos para gobernarla. Mosul y Raqqah estuvieron aislados de la competencia militar durante gran parte del período analizado, y nuestros indicadores de economía basados ​​en satélites fueron comparativamente estables durante gran parte del mandato del EIIL como resultado. Sin embargo, en ciudades militarmente disputadas, como Ramadi y Deir ez-Zor, o en ciudades menos estratégicas que alguna vez estuvieron en la periferia del territorio del EIIL, como Tikrit, la actividad económica local disminuyó rápidamente en el transcurso de los esfuerzos del EIIL por obtener un apoyo más permanente. Porque el grupo carecía de poder militar suficiente para mantener un gobierno soberano de facto de estos lugares durante un período prolongado, ISIL no pudo o no quiso prestar servicios públicos o garantizar condiciones de seguridad estables. Como resultado, en las ciudades sobre la periferia impugnada del territorio del EIIL, los mercados se vaciaron, la agricultura sufrió y el tráfico de vehículos comerciales fue mínimo. Además, sin esperanzas a largo plazo de controlar estas áreas, el EIIL recurrió a la destrucción de infraestructuras clave necesaria para la actividad económica como medida punitiva. Esto no significa que, en ausencia de oposición militar, el EIIL hubiera tenido éxito en fomentar la actividad económica local en todas partes dentro de su califato. Aunque las condiciones fueron más estables en su núcleo estratégico que en otras partes, nuestro análisis no sugiere que estas economías estuvieran floreciendo.

EE.UU. gasta 11,1 millones a diario para combatir al Estado Islámico / REUTERS / Thaier Al-Sudani / Reuters

Es decir, sin embargo, que la presión externa contra el grupo impidió con éxito que el Estado Islámico realizara sus actos financieros y gobernantes en partes importantes de su califato, con grandes consecuencias para la capacidad del grupo para apoyar economías locales que funcionan. Desde una perspectiva insurgente, la incapacidad del ISIL sostener un próspero estado a gran escala representa un fracaso institucional del grupo para capitalizar en un vasto territorio, gobiernos locales históricamente débiles, poblaciones locales comprensivas y un cofre de guerra financiera masiva. Pocos grupos insurgentes en el pasado han tenido un poder tan fuerte. Sin embargo, podríamos pensar que las condiciones decadentes dentro del Estado Islámico son mucho más, el producto de la incapacidad del grupo para aislar su territorio de las fuerzas militares opuestas. Expresado de otra manera, la campaña militar contra el grupo se ha integrado al fracaso del Estado Islámico para construir economías locales prósperas y desarrollar un califato sostenible. En este apartado podemos analizar que, este aspecto tiene claras implicaciones para los esfuerzos por contrarrestar al Estado Islámico en su forma actual, así como los esfuerzos para comprender las ambiciones gobernantes de los grupos yihadistas en el futuro. Además, al documentar el impacto económico del ISIL en todo Irak y Siria, este análisis ofrece una visión crítica de las necesidades de estabilización de las áreas liberadas del Estado Islámico. Finalmente, el temario de esta asignatura nos ofrece claras aproximaciones metodológicas en el uso de datos de teledetección e imágenes satelitales para el análisis económico y particularmente para estudios de zonas de conflicto o áreas denegadas en general. Impacto económico como medida de la gobernanza estatal islámica. Nos enfocamos en evaluar el impacto económico del Estado Islámico por tres razones.

Primero, comprender el nivel de actividad económica dentro del territorio controlado por el ISIL proporciona información sobre la solvencia a largo plazo de los ingresos del grupo, que se recaudan en gran medida a través de impuestos y extorsión a individuos y empresas locales. En segundo lugar, la evaluación de ISIL el impacto económico ayuda a medir el éxito del grupo en el cumplimiento de sus promesas ideológicas, hecho en proclamas religiosas, para construir un Estado islámico económicamente próspero, el califato. Finalmente, comprender la permanencia a largo plazo del impacto económico del ISIL puede ayudar a informar los esfuerzos para restablecer la gobernanza en áreas que alguna vez el grupo sostuvo y diagnosticar las necesidades locales de ayuda a la estabilización y la reconstrucción de la comunidad. Cuando el Estado Islámico llega a la ciudad la evidencia existente sobre la gobernanza económica del ISIL sugiere que el grupo afecta a su actividad económica en tres formas clave. Primero, el grupo recauda fondos de residentes locales, negocios comerciales e industria utilizando una combinación de impuestos directos y regulaciones sociales. Según las estimaciones publicadas del gobierno de EEUU. Estas prácticas recaudaron varios cientos de millones de dólares anuales en Irak y Siria en 2016. En segundo lugar, el ISIL controla directamente partes de las economías locales dentro de su territorio, incluida la extracción de petróleo, gas natural y fosfatos, así como algún control directo sobre la fabricación de bienes, como el cemento. ISIL también se involucra directamente en la modesta prestación de servicios públicos, incluida la provisión de suministros de combustible para apoyar a los generadores, saneamiento básico y agua para consumo e irrigación. Finalmente, la burocracia del ISIL y las fuerzas militares pueden crear las condiciones necesarias para la actividad económica florecer (a través de una estricta estabilidad interna) y empeorar las perspectivas de crecimiento para afianzarse (a través de la provisión de violencia). Estas influencias competitivas podrían afectar la confianza del consumidor y el clima comercial general o la voluntad de las personas que viven bajo el Estado Islámico versus tratar de huir del territorio en poder del ISIL. Medición de la actividad económica desde el espacio

Fuente: Infobae

Este informe se basa en indicadores satelitales de la actividad económica en Iraq y Siria. Los datos satelitales brindan información sistemática y objetiva sobre la actividad humana observable desde el espacio. Esto incluye la actividad económica observable con el ser humano, por ejemplo, el tráfico peatonal en los mercados comerciales o el número de anuncios comerciales vehículos en las carreteras principales, así como la actividad económica que requiere una óptica altamente especializada sensores, incluida la medición de la actividad fotosintética en grandes áreas de tierras de cultivo o salida térmica de las fábricas. Los indicadores basados ​​en satélites de actividad económica son de particular valor para estudiar el Estado Islámico y otros actores violentos no estatales similares. La presencia de estos grupos no afecta nuestra capacidad de recopilar datos de forma segura desde el espacio en comparación con el suelo. Adicionalmente, estos indicadores se recopilan sin intimidación potencial de los encuestados o entrevista a sujetos. Como tal, los datos de teledetección e imágenes de satélite tienen que ser cada vez más popular en la investigación empírica y los medios de comunicación como de bajo costo. Con lo cual se obtienen diversas formas para la obtención de la información sobre áreas remotas del mundo. Derivamos siete indicadores satelitales de actividad económica para este estudio, incluidas las estimaciones del consumo de electricidad (a través de la iluminación nocturna), la población flujos (una medida de la oferta de mano de obra y la demanda del consumidor), actividad agrícola, actividad industrial, actividad del mercado, tráfico de vehículos comerciales y daños a la economía clave infraestructura. Estos indicadores se derivan a través de algoritmos que analizan públicamente datos de teledetección geoespacial disponibles, así como análisis multimotores y manuales de imágenes aéreas satelitales.

Un soldado de la Marina estadounidense es fotografiado junto a un cazabombardero de la Fuerza Aérea de EE.UU. Fuente: BBC News

Analizamos estos datos de dos formas distintas. Primero, desarrollamos un nuevo conjunto de datos ISIL control territorial ciudad por ciudad dentro de Irak y Siria por cada mes desde 2013 hasta mediados de 2016, y utilizamos el análisis de regresión de panel para evaluar cómo varia ISIL el control a través del califato con el tiempo afecta la iluminación nocturna, los flujos de población y actividad agrícola. Los hallazgos de este análisis, resumidos en el temario de la asignatura pueden ofrecer una idea de los efectos agregados de la gobernanza del Estado Islámico, controlando por condiciones fuera de las áreas afectadas por el grupo. Luego, para correlacionar estos hallazgos agregados con evidencia local del grupo que gobierna bajo diversas tácticas, construimos cinco estudios de casos detallados de ciudades clave en Irak y Siria: Mosul, Raqqah, Ramadi, Deir ez-Zor y Tikrit.  Para medir el impacto total del ISIL en la actividad económica dentro del territorio del grupo, primero construimos una lista de cada ciudad en Irak y Siria con más de 10,000 habitantes. Para cada una de estas 167 ciudades, construimos un conjunto de datos mes a mes que indica si el ISIL controla unilateralmente la ciudad, disputa el control de la ciudad con algún otro grupo armado, o no tiene control sobre la ciudad. Luego combinamos esta información de series temporales sobre el control ISIL en cada ciudad con medidas derivadas de teledetección de cada consumo de electricidad de la ciudad, los flujos de población y la actividad agrícola a lo largo del tiempo.

Este enfoque nos permite medir sistemáticamente el impacto económico de ISIL al comparar ciudades que ISIL ha controlado continuamente y aquellas que nunca controló, como aquellos en los que el control fue impugnado. Para establecer una línea de base para nuestra comprensión del impacto económico de ISIL, primero diagnosticamos cómo los niveles de violencia, medidos a través de ataques conducidos por el Estado Islámico, refluyen antes de que el ISIL tome el control de las ciudades dentro de su territorio. A través del análisis de regresión, encontramos que la toma de control del EIIL está asociada con un aumento significativo en el número de ataques en los meses previos al control total del ISIL, pero que la violencia tiende a disminuir con el tiempo, a medida que ISIL establece su punto de apoyo en una nueva ciudad. Cuando las ciudades se liberan del Estado Islámico, el número de ataques del EIIL en la ciudad cae dramáticamente en Irak, pero no cambia significativamente después de la liberación en Siria. Ambos hallazgos sugieren que el impacto económico de la violencia del Estado islámico podría ser anterior a la toma de posesión real de una ciudad y, en algunos casos, quedarse después de la liberación.

Fuente: Instituto para el Estudio de la Guerra

A partir de los datos sobre la intensidad de la iluminación nocturna, estimamos el uso de la regresión de efectos fijos que el control del EIIL de las ciudades de Iraq y Siria está asociado a una disminución masiva de consumo de electricidad. En Iraq, el consumo de electricidad disminuye en más del 80 por ciento. Cuando el Estado Islámico toma el control en diversas ciudades; por ejemplo en Siria, vemos que el consumo de electricidad disminuye en un 61 por ciento. Los efectos son económicos y estadísticamente significativos, y el tiempo de estas caídas en el consumo de electricidad está estrechamente relacionado con el hecho de que el ISIL establezca por primera vez un punto de apoyo en una ciudad dada. Aunque este efecto en Iraq se debe en parte a los esfuerzos del gobierno iraquí para cortar el suministro de electricidad a las zonas controladas por el EIIL en 2015, mi análisis sobre los datos del suministro de electricidad de la red nacional en Iraq sugieren que el impacto de la toma de control de ISIL de una ciudad en Siria o Irak supera con creces el impacto de estos cortes de suministro de energía. Además, encontramos que el impacto del EIIL en el consumo de electricidad a través de la noche la iluminación era mucho más grande cuando el grupo tenía el control total de una ciudad. En conjunto, estos efectos indican que el suministro de combustible para los generadores disminuyó significativamente bajo el control del Estado Islámico. Es probable que esto sea un producto directo de los esfuerzos por denegar áreas controladas por el EIIL. Los accesos a los recursos energéticos y la evidencia potencial que el grupo tuvo problemas para llevar sus propias reservas de petróleo a los generadores de combustible. Alternativamente, podría sugerir que el grupo nunca priorizó la provisión de electricidad y combustible a las personas en su propio territorio. La reducción de la demanda de electricidad también podría ser impulsada por los flujos de refugiados o desplazados internos de ciudades afectadas por el Estado Islámico. Con este fin, estimamos el uso de efectos fijos regresión que el control ISIL se asocia con una reducción promedio del 36% en la población del área urbana de una ciudad y una reducción promedio del 31 por ciento de una ciudad en la periferia, un poco más grandes. Aunque estos efectos son difíciles de estimar precisamente debido a la gran heterogeneidad en la forma en que los flujos de población han respondido a la toma de control del ISIL a través de la región, las magnitudes son robustas y similares en diferentes especificaciones. Encontramos que no hay evidencia de que el control unilateral produzca salidas de PDI más significativas que las producidas por control impugnado. También encontramos, basados ​​en estimaciones de regresión, efectos negativos significativos del ISIL control de la productividad agrícola en las zonas que rodean las ciudades controladas por el ISIL. La temporización de estos efectos opera con un retraso, lo que sugiere que el control del ISIL tiene un fuerte impacto en la producción de cultivos. En general, encontramos que El control del ISIL resultó en una reducción estadísticamente significativa de hasta 20 por ciento en la cosecha en todo el territorio del ISIL, principalmente en Siria y no en Iraq. He llegado a la conclusión, de que hay una marginal evidencia de que el control unilateral del ISIL produjo interrupciones más grandes a la agricultura, aunque estos efectos son difíciles de estimar con precisión.

La Guerra Económica de Al Qaeda contra los Estados Unidos

Aunque las victorias en el campo de batalla son cruciales, la historia muestra que las guerras mundiales se decidieron por un frente diferente: la guerra entre los poderes económicos. Los soldados durante la Segunda Guerra Mundial se enfrentaron en las playas de Normandía y Guadalcanal, pero solo cuando las industrias bélicas alemana y japonesa se quedaron sin efectivo y materias primas, las ruedas armamentísticas de la industria alemana, ya no pudieron apoyar el avance militar y sostener las campañas de la Werhrmacht y el Ejército Imperial y finalmente se detuvieron. La Guerra Fría podría haber durado décadas si no fuera por el agotamiento de las arcas del Kremlin.  La guerra contra el Islam radical no es diferente. Osama bin Laden planificó estrategias basadas en su victoria sobre los soviéticos en Afganistán durante los años ochenta. Dejando de lado la viabilidad, él creía que la forma de derrocar a una superpotencia es debilitar su economía a través de la prolongada guerra de guerrillas. «Sangramos a Rusia durante diez años hasta que se declaró en quiebra”«, se jactaba Bin Laden en su video de octubre de 2004.  El video, publicado justo antes de las elecciones estadounidenses, ofrece un vistazo a la estrategia yihadista. «Continuamos con la misma política para hacer que Estados Unidos sangre profusamente hasta el punto de la quiebra«, dijo Bin Laden. Su lógica es simple: para llevar a los EEUU a sufrir un destino similar al de la Unión Soviética, los terroristas necesitan agotar los recursos de Estados Unidos y llevarlo al punto en que ya no pueda permitirse preservar su dominio militar y económico. A medida que Estados Unidos pierde su posición en el Medio Oriente, los yihadistas pueden ganar terreno y retirarse de los regímenes de poder que consideran corruptos e ilegítimos mientras derrotan a otros infieles que habitan la tierra del Islam. 

Fuente: El Comercio Perú.

Tres métodos comprenden la guerra económica de Al Qaeda contra los Estados Unidos. El primero es la destrucción de objetivos cualitativos de alto coste por medios cualitativos de bajo coste. El ataque de 2001 al World Trade Center es un ejemplo perfecto de cómo los terroristas pueden obtener más por su dinero barato. Bin Laden citó estimaciones de que Al Qaeda gastó  500,000$ para llevar a cabo los ataques del 11 de septiembre, lo que causó que Estados Unidos perdiera más de 500 mil millones de $ «Cada dólar de Al Qaeda derrotó a un millón [de dólares] estadounidenses», concluyó Bin Laden. La segunda forma de guerra económica de Bin Laden implica forzar a los Estados Unidos a hundir cantidades insostenibles de fondos en sus agencias de defensa. Cuanto más invierta Estados Unidos en defensa, mayor será la negligencia de su inversión nacional. No es necesario mucho, razonaba Bin Laden, para provocar a Estados Unidos en costosas intervenciones militares: «Todo lo que tenemos que hacer es enviar a dos muyahidines al punto más al este para que levante un trozo de tela sobre el cual está escrito Al Qaeda, para hacer que los generales compitan allí para causar que Estados Unidos sufra pérdidas humanas, económicas y políticas sin que logren nada”  Bin Laden exageraba, pero no se puede negar el hecho de que entre 2001 y 2004 el gasto militar de EEUU creció en más de un cuarto desde el 11 de septiembre. Estados Unidos ahora gasta 100.000 millones de $ adicionales por año en sus fuerzas armadas. 

El petróleo, que los yihadistas llaman «la línea de provisión y la alimentación de la arteria de la vida en la nación del cruzado«, es el tercer componente de la estrategia de Bin Laden. Las instalaciones petroleras y los trabajadores de las petroleras han sido atacados en todo el mundo. En Iraq, más de 190 ataques se dirigieron a oleoductos. El aumento en los precios del petróleo refleja en parte la «prima de temor» añadida por el terrorismo a instalaciones petroleras. Para los Estados Unidos, un importador de más de 10 millones de barriles por día, el aumento en los precios del petróleo significa una pérdida de más de 50 mil millones de $ en un año. La causa y el efecto no están perdidos en los terroristas. «Llamamos a nuestros hermanos en los campos de batalla para dirigir algunos de sus grandes esfuerzos hacia los pozos de petróleo y las tuberías», dice un sitio web yihadista. Los ataques al petróleo sirven a los yjihadistas de otra manera más sutil. Los precios más altos del petróleo significan una transferencia histórica de riqueza de los países consumidores de petróleo, principalmente los EEUU, Al mundo musulmán, donde se concentran tres cuartas partes de las reservas mundiales de petróleo. Este año, las naciones productoras de petróleo del Golfo aumentaron sus ingresos petroleros en un 45 por ciento. La ganancia inesperada beneficia a los yihadistas como petrodólares y se abren camino a través de organizaciones benéficas y folletos del gobierno a las madrazas y mezquitas.  La financiación de la defensa ha disparado ya ha creado el mayor déficit desde la Segunda Guerra Mundial y una deuda nacional bordeando su límite legal. Pero a pesar de los pinchazos de Al Qaeda, la economía norteamericana sigue siendo robusta y los intentos de paralizarla parecen una fantasía. Los miles de millones de petrodólares que fluyen de los EEUU Finalmente se reciclan a medida que los países productores de petróleo compran bienes, servicios y bonos del tesoro estadounidenses. Sin embargo, esta afortunada situación podría cambiar si las relaciones entre los Estados Unidos y el mundo musulmán continúa deteriorándose. A los sauditas les preocupa que se puedan congelar sus activos a raíz de otro ataque terrorista. El sentimiento antiamericano podría inspirar a los países musulmanes a rechazar el dólar estadounidense, tal vez cambiando las transacciones al euro. 

La OPEP ya está considerando cambiar al euro como su moneda preferida para las ventas de petróleo. Otros países musulmanes contemplan el uso del dinar dorado, una nueva moneda respaldada por oro que se utilizará en transacciones entre 57 estados musulmanes. Cada uno de estos movimientos cumpliría los deseos yihadistas.  Debido al papel del petróleo en la Guerra contra el Terror, los EEUU se beneficiarán enormemente de la reducción de su dependencia del petróleo. Una coalición de think tanks de Washington ha demostrado que Estados Unidos puede reducir las importaciones de petróleo a la mitad en dos décadas mediante el despliegue de tecnologías disponibles. Esta propuesta de 12 mil millones de $ «Set América Free» enumera formas de aumentar la eficiencia del combustible y el uso de combustibles producidos en el país que no son a base de petróleo.  Si mantenemos el rumbo actual, Estados Unidos sangrará más dólares cada año a medida que sus enemigos se fortalezcan. Una combinación inteligente de políticas militares y energéticas es nuestra mejor esperanza para romper la columna vertebral económica de Al Qaeda, antes de que los yihadistas nos lo hagan a nosotros. 

Los eventos del 11 de septiembre fueron una expresión particularmente letal de la globalización de la pasión religiosa. Sin embargo, esos eventos fueron otra cosa, y algo más. La guerra nos había sido declarada por un enemigo cuyas motivaciones eran completamente ajenas a la sensibilidad de Occidente del siglo XXI. Nos ha llevado algo de tiempo comprender este hecho nuevo y dominante de la vida pública internacional. Pero ahora, 17 años y medio después del 11 de septiembre, no podemos no entender, porque a menos que comprendamos el carácter de este nuevo tipo de guerra, nuestras posibilidades de prevalecer contra un adversario con una visión muy diferente del futuro -y una voluntad, incluso un deseo, de morir por el bien de apresurar ese futuro- se debilitan. La guerra ahora se libra en múltiples frentes interconectados, en Afganistán, Irak, Irán, Líbano / Siria, África del Norte, Gaza, Somalia, Sudán, sureste de Asia; hay un frente de inteligencia, un frente de flujos financieros, un frente económico, un frente energético y un frente de seguridad nacional. Mi propósito aquí es identificar lo que deberíamos haber aprendido sobre el enemigo y sobre nosotros mismos.

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