¿Prepara EEUU una «revolución de colores» contra Putin?

GERMÁN GORRAIZ

La escalada de los precios del gas y la electricidad habría sorprendido a Europa con las reservas de gas en mínimos históricos 60% ) y habría escenificado el fracaso rotundo de las políticas energéticas de una Unión Europea incapaz de lograr la utópica autosuficiencia energética y una nueva Guerra del Gas tendría como efectos colaterales importantes recortes de suministro en varios países de la UE, (el gas ruso abastece en más de un 70% a países como los Países bálticos, Finlandia, Eslovaquia, Bulgaria, Grecia, Austria, Hungría y República Checa y más del 80% del total del gas que la UE importa de Rusia pasa por Ucrania.

Asimismo, la paralización total del proyecto Nord Stream 2 que conecta Rusia con Alemania por el mar Báltico con una capacidad máxima de transporte de 55.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas al año y con una vigencia de 50 años, ruta vital para Alemania y los Países Nórdicos forzará a la UE a la fracking dependencia estadounidense. Así, EEUU aprovechará la crisis ucraniana para sustituir la rusodependencia energética europea (40% del gas que importa la UE procede de Rusia) por la fracking dependencia, inundando el mercado europeo con el GNL (gas natural frackeado en EEUU y transportado mediante buques gaseros), con lo que EEUU lograría el objetivo que perseguía tras la crisis ucraniana.

¿Revolución de Colores contra Putin?

Las durísimas declaraciones de Joe Biden sobre Rusia (“Putin es un criminal de guerra”) y la implementación de sanciones para lograr la asfixia económica y la inanición financiera de Rusia a raíz de la crisis ucraniana han escenificado la llegada de la Guerra Fría 2.0 y el retorno de las tesis geopolítica de George Kennan quién afirmó que «decir que el derrocamiento de los regímenes hostiles a EEUU es el objetivo principal de los servicios de inteligencia de EEUU, es un secreto a voces»., que vendría simbolizado en el gazapo de Biden al afirmar que “Putin no merece estar en el poder”.Putin es consciente de la nueva dinámica acción-reacción en la que verán envueltas las relaciones ruso-estadounidenses a partir de este momento (Guerra Fría 2.0) y que se traducirá en el recrudecimiento de la estrategia kentiana de EEUU para asfixiar la economía rusa.

Dicha estrategia bebería de las fuentes de la teoría expuesta por Sherman Kent en su libro «Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana» y publicado en 1949 donde anticipaba que «la guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: […] armas […] políticas y económicas«. Más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica «consisten en la zanahoria y el garrote»: «el bloqueo, la congelación de fondos,el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro».

Dicha doctrina se plasmaría en la reciente implementación de sanciones contra Rusia que persiguen lograr su inanición financiera y una asfixia económica que desemboque en un default o suspensión de pagos aunado con una inflación estratosférica que provoque una carestía de la vida inasumible por la sociedad rusa y que desemboque posteriormente en una Revolución de Colores contra Putin. En el supuesto de fallar dicha estrategia, podríamos asistir al retorno de las tesis geopolítica de George Kennan, diplomático y consejero de EEUU en la década de los 40 e ideólogo de la denominada política de contención de la URSS, quién afirmó que «decir que el derrocamiento de los regímenes hostiles a EEUU es el objetivo principal de los servicios de inteligencia de EEUU, es un secreto a voces», doctrina que podría tener su plasmación en un futurible complot contra Putin cuya paternidad sería atribuible al llamado “Club de las Islas” de George Soros.

GERMÁN GORRAIZ Analista

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