Posibilidades y limitaciones del argentino Javier Milei

CARLOS RAMÍREZ

La propuesta del líder libertario argentino Javier Milei que le permitió ganarle las elecciones presidenciales de 2024 al poderoso sector corporativo del peronismo pasó la prueba de las urnas, pero enfrenta la revalidación directa o indirecta de la estructura de poder del populismo que quedó sobreviviente en Argentina.

La propuesta de Milei se puede sintetizar en una conceptualización de fácil comprensión: una contrarrevolución neoliberal para regresar a la dinámica económica del mercado y abandonar la zona de tolerancia del Estado dominante. Lo malo de este modelo radica en que el Estado peronista controla a las masas que suelen convertir las calles en campo de oposición fuera del mandato de las urnas.

En términos comparativos, Milei quiere reproducir el modelo político de México 1979-2000: pasar del modelo económico de Estado de la Revolución Mexicana en su fase cardenista a un modelo económico de mercado sin compromisos ideológicos con la sociedad. El arquitecto de la contrarrevolución neoliberal mexicana fue Carlos Salinas de Gortari primero como diseñador del programa económico de ruptura con la Revolución Mexicana en 1979-1982 y luego con la consolidación de ese camino neoliberal durante su gestión presidencial 1983-1988, dejando como sucesor en la presidencia –a raíz del asesinato del candidato priísta neopopulista Luis Donaldo Colosio– al tecnócrata Ernesto Zedillo Ponce de León, quien profundizó el modelo salinista y decidió apoyar al candidato panista de la derecha neoliberal Vicente Fox Quesada y el modelo se extendió dos sexenios panistas y un sexenio con el priista salinista Enrique Peña Nieto.

Salinas de Gortari pudo desensamblar el Estado populista priista de México y convertirlo en Estado neoliberal porque su poder se derivaba de la estructura del sistema político mexicano: el presidente de la República como el eje del aparato corporativo organizado en el PRI –por decisión paradójica del presidente populista Cárdenas— con tres sectores corporativos que controlaban a las bases sociales del sector productivo: los trabajadores, los campesinos y las clases medias dirigentes de sectores productivos.

Milei ganó en Argentina por el voto de la clase media no peronista que entendió que el empobrecimiento social era el producto del populismo peronista, en tanto que los sectores peronistas se quedaron sin liderazgos sociales y perdieron buena parte del voto. Sin embargo, la magnitud del efecto social por las primeras medidas de ajuste económico en la alineación de los precios relativos y su impacto brutal en la inflación de corto plazo estaría fortaleciendo al liderazgo opositor peronista con luchas en las calles y sobre todo con el control de las principales centrales obreras que están hablando de huelga general solidaria.

El desafío de Milei se localiza en su capacidad/incapacidad para el liderar a los sectores marginados en modo de lumpenproletariado con ciertas estrategias que apacigüen el efecto demoledor de las alzas de precios en proceso de ajuste. Salinas, en México, creó el Programa Nacional de Solidaridad para destinar fondos presupuestales en apoyo a las necesidades básicas de los actores más pobres que se estarían marginando aún más del bienestar por el recorte del gasto social. En el fondo, el Programa de Salinas fue más bien de relaciones públicas en campaña de propaganda que de beneficio social, pues su programa económico de ajuste neoliberal aumentó la marginación social hasta el 80% de la población, dejando sólo el 20% de los mexicanos sin ninguna restricción social.

Si Milei no define una campaña de propaganda ni aplica programas de emergencia para atenuar el impacto social de la estabilización macroeconómica, la capacidad de protesta de los sindicatos y los sectores peronistas llevarán a las calles en confrontación cuerpo a cuerpo la lucha de clases que se deriva de modo natural de cualquier cambio en la correlación de fuerzas productivas.

Sus opciones son muy estrechas. El otro ejemplo de shock neoliberal fue el de Argentina durante la última presidencia de Perón y la corta administración de su esposa María Estela Martínez de Perón, alias Isabelita, (1973-1976 entre los dos) cuya desastrosa gestión se articuló a la lucha revolucionaria socialista de los grupos juveniles comandados por el guerrillero Montoneros. Los militares tomaron el poder para intentar regresar al orden, pero impusieron un modelo económico neoliberal a fuerza de bayonetas y represión.

Si Milei no entiende la lógica de la protesta social inevitable por el recorte de programas sociales, entonces cometerá el error de adelantar la fase de la represión institucional que sólo generará más protestas y el círculo vicioso afectará la institucionalidad del Gobierno porque las masas no entienden de la dinámica del sector productivo.

A Milei sólo le queda apoyarse en el sector que le dio los votos, pero necesita de un proceso más racional de aplicación del programa de shock neoliberal, pues de no hacerlo enfrentará manifestaciones crecientemente violentas en las calles y verá reducido su espacio de legitimidad política.

El problema que enfrenta Argentina está bastante claro: no aguantaría otro sexenio populista de gasto desordenado sin que nuevamente protestas sociales provocaran su caída, pero Milei parece estar confiado solo en su base de aceptación popular que hasta ahora no influye en la estructura de movilización social de las masas.

Milei tendrá el primer semestre de 2024 para dar resultados.

indicadorpolitico.mx

carlosramirezh@hotmail.com

@carlosramirezh

CARLOS RAMÍREZ
Maestro en Ciencias Políticas
FUENTE: https://www.elimparcial.es/noticia/263576/opinion/posibilidades-y-limitaciones-del-argentino-javier-milei.html

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