ANTONIO RODRÍGUEZ Y DEL CASTILLO

A continuación reproducimos, íntegramente, un texto del General de Brigada -Retirado- de la Guardia Civil, Don Pedro Garrido Roca, que al entender de la Redacción de VOZ IBÉRICA merece ser divulgado por doquier, para que se sepa qué está pasando en España en estos momentos tan terribles. Sin más preámbulos, ahí lo tienen:

«Aunque el acuerdo de investidura -y de legislatura- suscrito en el día de ayer (viernes, 10 de noviembre), entre PSOE y Junts, no implique necesariamente que ninguna de las dos partes llegue a alcanzar sus pretensiones, el mero hecho de que parte de ese acuerdo se sustente en el reconocimiento de un agravio y represión ejercida por el aparato estatal español sobre los catalanes independentistas, y cuya reparación pase por una ley de amnistía que borre del recuerdo toda acción llevada a cabo para alcanzar su soñada e independiente república catalana, me hace reflexionar sobre los errores cometidos por mí a lo largo de los años, tanto como catalán que soy, como por ser guardia civil (hoy retirado), al amparo de los distintos gobiernos españoles, de desigual signo, habidos desde que me incorporé al servicio activo en 1982.

Es por ello, y porque todo agravio lo requiere, que me veo en la necesidad de dar sosiego a mi conciencia pidiendo perdón a quienes he agraviado durante tantos años.

Pido perdón por ser catalán y sentirme español, o a la inversa, ser español y sentirme catalán, que tanto monta. Y disculpen que haya utilizado una expresión atribuida a los Reyes Católicos que puede ofender a quienes creen en la existencia de una nación catalana, olvidando su pertenencia a la Corona de Aragón.

Pido perdón por ser catalán y no sentirme perteneciente a esa estirpe de seres distintos al resto de los mortales -especialmente cuando estos son nacidos en cualquier otra región española- y pensar que cuando la Constitución (retrógrada y represora de los nacionalismos) consagra la igualdad entre todas las personas, también incluye a los catalanes. Es evidente mi error al no haber entendido que cuando se habla de diferencias, en realidad se habla de la superioridad de los catalanes respecto del resto, porque de lo contrario, ya me dirán para qué sirve ser distinto, si esa diferencia me hace inferior.

Pido perdón por seguir hablando en catalán, aprendido por transmisión oral de mis mayores en los años en que estaba prohibidísimo el empleo de esta lengua. Tanto que, a mi padre – a la sazón guardia civil- le debió pasar desapercibido el amplio uso que de ella se hacía en la familia y en su entorno. Sin duda, esa experiencia me ha dificultado el comprender el excepcional grado de represión sufrido por la lengua catalana, llevándome a pensar que el independentismo ha empleado la lengua como elemento de diferenciación (léase superioridad) ante quienes no la hablan.

Pido perdón por haber dado crédito a quienes me enseñaron una Historia de España y de Cataluña que me hizo sentir orgulloso del descubrimiento de América y de las conquistas almogávares en el Mediterráneo, aunque debo admitir que ahora que, como Pablo de Tarso, he visto la luz no puedo obviar la enorme diferencia de talante entre los conquistadores castellanos y las huestes de Roger de Flor. Ni tampoco puedo eludir el hacer referencia a la enorme iniquidad que supusieron los Decretos de Nueva Planta para los catalanes que, a partir de su promulgación en 1714, pudieron iniciar un próspero comercio de trata de esclavos, que a su vez, fue el inicio de una boyante burguesía catalana.

Y pido perdón por no cambiar de opinión y mantenerme orgulloso de las actuaciones profesionales que he llevado a cabo durante mi tiempo de servicio activo en la Guardia Civil, encaminadas a hacer cumplir a los independentistas catalanes las leyes vigentes en España. Como soy catalán y esas actuaciones también las realicé por Cataluña, seguro que igualmente también me ampara la futura ley de amnistía.

Remorando el sacramento de la confesión, una vez pedido el perdón debe existir la contrición del penitente, pero como sigo siendo catalán, y no pienso dejar de serlo, no sólo niego todo tipo de arrepentimiento, sino que además manifiesto mi disposición a porfiar en las culpas expresadas.

Madrid, a 10 de noviembre de 2023.

PEDRO GARRIDO ROCA, General de Brigada -retirado- de la Guardia Civil»

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