No fue terrorismo, fue un pogromo

ALBERTO PRIEGO

Según la Real Academia Española (RAE), un pogromo es «una matanza, acompañada de pillaje, realizada por una multitud enfurecida contra una colectividad, especialmente contra los judíos». La historia está repleta de pogromos (Frankfurt 1621, Odesa 1859, Chisinau 1903 etc…) en los que miles de judíos fueron torturados y violentamente asesinados por una turba antisemita que no tenía más objetivo que exterminarlos.

En la última mitad del siglo XIX, estas orgías de violencia antisemita se hicieron cada vez más habituales, lo que propició que muchos judíos no vieran más salida para su supervivencia que la creación de Estado Judío. Este fue uno de los motivos de la creación del Estado de Israel, aunque el hecho de estar en Oriente Próximo, lejos de las garras de los que les perseguían en Europa, no conllevó la desaparición de los pogromos. El mandato británico no solo no supuso el fin de las persecuciones, sino que alentó la aparición de unos nuevos organizadores de pogromos: los árabes.

FUENTE: https://www.elindependiente.com/opinion/2023/10/14/no-fue-terrorismo-fue-un-pogromo/

Un cadáver en los restos de una vivienda en el kibutz Be’eri, cerca de la frontera con Gaza. EUROPA PRESS

Por ello, los años 20 y los 30 vinieron acompañados de pogromos organizados por los árabes en lugares como Hebrón o Jerusalén. Un gran aliado de los nazis, el Muftí de Jerusalén, dirigió la violencia contra los judíos, con el único objetivo de amedrentar y expulsarlos de Oriente Próximo.

Estos episodios hicieron que el Yishuv se dividiera y que una parte, los sionistas revisionistas, optara por lo que ellos denominaron defensa activa o lo que es lo mismo, el uso de la violencia para defenderse de los árabes.

El pasado sábado 7 de octubre, una turba de palestinos procedentes de la Franja de Gaza asaltó las ciudades y las granjas cercanas a la frontera. Su único objetivo era matar, violar, humillar y robar a las personas que allí vivían: los judíos. Por si había alguna duda, mientras cometían estos crímenes gritaban «fuera judíos de Oriente Medio», es decir lo mismo que se gritaba en los años 20 y 30.

Cuando las fuerzas israelíes reaccionaron, el caos y la destrucción se había apoderado de la zona. Las imágenes eran similares a las de otros pogromos ocurridos en otros momentos de la historia. Cuerpos quemados, decapitaciones, niños torturados etc… Al igual que hicieron los nazis después de la noche de los cristales rotos, los gazatíes celebraban su hazaña con dulces y té.

Ahora hemos descubierto que Hamás está haciendo compras con las tarjetas de crédito de los asesinados o secuestrados. Como se puede apreciar, los hechos del pasado sábado 7 de octubre tienen todos los elementos destacados por la RAE como propios de un pogromo.

En primer lugar, tenemos que decir que fue una «matanza» ya que, murieron 1.200 personas en un solo día, una cifra solo alcanzada durante los peores momentos de la Shoah. En segundo lugar, es evidente que el asalto estuvo acompañado de actos de pillaje, ya que además de matar a los civiles y de violar a las mujeres, se llevaron vehículos de sus víctimas, sus objetos de valor y sus tarjetas de crédito. En tercer lugar, tenemos que decir que el asalto estuvo protagonizado por una «multitud enfurecida», que según algunos cálculos pudo ser de unos 500 salvajes, ya que es difícil llamarles personas. Por último, los crímenes se cometieron contra una colectividad concreta, los judíos, a los que les gritaban que los iban a echar de Oriente Próximo.

Una ola de solidaridad se ha extendido por todo el mundo pero no han faltado los que han justificado el asesinato de judíos

Si bien es cierto, que una ola de solidaridad se ha extendido por prácticamente todo el mundo, tampoco han faltado los cómplices, es decir aquellos que han justificado el asesinato de estas más de 1.200 personas. Estas personas están en el mismo lugar moral de aquellos que en la Alemania Nazi decía que algo habrían hecho los judíos cuando los perseguían y les ajusticiaban. Por lo tanto, podemos concluir que lo ocurrido el pasado 7 de octubre no fue ni un acto de guerra, ni un acto terrorista, sino un pogromo que pasará a la Historia como otro episodio antisemita de los muchos que ha sufrido el pueblo de Israel.

Dejando a un lado a los que se alegraron de la masacre, es decir a los cómplices, es importante los que miran para otro lado -los miserables- relean las palabras de Bertolt Brecht: primero fueron a por los judíos, pero a mí no me importó porque yo no soy judío. Ahora vienen a por mí, pero ya es muy tarde.


Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas ICADE.

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