María Guardiola, presidente de la Junta de Extremadura, ha hecho una excursión a la Capital del Reino para reivindicar la «deuda histórica» de España con la región… ¡Mandan ovarios!

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN

Mientras estaba yo en la faena de tratar de digerir la noticia que me ha llegado, de que el expresidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara y su partido, el PSOE de Extremadura, estafaron a los agricultores de Tierra de Barros bloqueando un proyecto -en la UE- para ampliar regadíos, respecto de lo cual apenas o ninguna reacción ha habido en la región; también me ha llegado otra, la presidente de la Junta de Extremadura, del Partido Popular, María Guardiola se ha desplazado a Madrid recientemente para participar en una conferencia-coloquio en el Club Siglo XXI… y dado que el gobierno de Pedro Sánchez ha dado a conocer recientemente un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) acerca de las » balanzas fiscales de las comunidades autónomas», pues la Señora Guardiola ha aprovechado aquello de que el Guadiana pasa por Badajoz para reclamar una supuesta deuda histórica del Estado con la región extremeña.

Como decía anteriormente, Doña María Guardiola, que se fue a Madrid, al Club Siglo XXI, a reclamar lo que considera suyo y de todos los extremeños que aún no han abandonado la región, y ha afirmado, sin ponerse colorada, que España tiene contraída con Extremadura una deuda -referida sólo al último cuarto de siglo- de nada más y nada menos que 10.533 millones de euros. 

Al mismo tiempo, dado que -como decía más arriba, el río Guadiana pasa por Badajoz- aprovechó para destacar que Pedro Sánchez «sólo atiende a chantajes y privilegios» de sus socios independentistas. Debe ser que cuando gobernaba Aznar y posteriormente Rajoy, la tal deuda nunca ha existido y sólo es culpa de los diversos gobiernos socialdemócratas… Seguro que, tampoco, ni Rajoy ni Aznar cedieron a chantajes ni concedieron privilegios a los separatistas.

Guardiola reclamó al Estado «una inversión territorializada equitativa», eso sí, sin aclarar a qué equivale este concepto, y apeló a la Constitución para que «se armonice el desarrollo regional de manera justa e igual», también sin especificar qué significado económico puede tener esta expresión.

Según parece (aparte de fallarle la «memoria histórica»), María Guardiola ignora que los dineros que llegan a la región procedentes del gobierno central, no se limitan al programa de inversiones, sino que se extienden por todas las partidas de ingresos y gastos que se contemplan en sus Presupuestos Generales. La señora Guardiola demuestra que no sabe que, el saldo de la balanza fiscal de Extremadura no es que sea «positivo», sino que es el más abultado de todas las Comunidades Autónomas. Las mencionadas Cuentas Públicas Territorializadas nos dicen que su cuantía es del orden del 17,5 por ciento del PIB de la región. Esto significa que, como media, durante el último cuarto de siglo Extremadura ha recibido, alrededor de 690,7 millones de euros gracias a que el sistema económico español, con todos sus defectos, es relativamente solidario. Por supuesto, no podemos olvidar los privilegios fiscales que disfrutan Navarra y Vascongadas; privilegios que es casi seguro que se harán extensivos a Cataluña a no mucho tardar, si Pedro Sánchez y sus secuaces siguen en la línea de comportarse generosamente, de manera expléndida, con los separatistas…

La presidente de la Junta de Extremadura debería informarse, para no incurrir en la misma demagogia populista de los separatistas y tener en cuenta que, entre 1998 y 2023, el saldo fiscal extremeño ha sumado algo más de 17.000 millones de euros, una cifra ésta casi el doble de la que ella reclama como supuesta «deuda histórica».

Pues sí, la presidente del PP de Extremadura, y del gobierno extremeño, en lugar de intentar imitar a los socialistas y separatistas, debería empezar a contarnos qué acciones va a emprender para acabar con la Extremadura subsidiada, después de haber formado gobierno y desalojar al gobierno socialcomunista que presidía Guillermo Fernández Vara.

María Guardiola, tras medio año encabezando el gobierno de Extremadura, debería contarnos cuándo se va a poner, junto con VOX, manos a la obra. Es hora de que se pongan de una vez a faenar y, para empezar sería bueno que informara a los extremeños de cuál es su programa de gobierno pues, hasta ahora ha sido aquello de aparentar, de amagar con que todo va a cambiar… pero, en el fondo está siendo mero paripé para que todo siga igual, como la novela de «El gatopardo» de Giuseppe Tomasi di Lampedusa.

Si damos por supuesto que el equipo de gobierno PP-VOX ha realizado (ya ha tenido tiempo en medio año) el diagnóstico de la situación de la que partía, ¿Cuándo va a informar María Guardiola de los objetivos que su gobierno pretende conseguir, para arreglar las terribles circunstancias que sufren Extremadura y los extremeños?  Evidentemente, no hablo de hacer declaraciones de buenas intenciones -de las que está empedrado el camino del infierno- hablo de definir objetivos con realismo, concretando en qué tiempo se prestenden conseguir, ya sea en el corto, en el medio o en el largo plazo. En el largo plazo se llama cuatro años que son los únicos con los que contará el nuevo gobierno de Extremadura, con plena seguridad, hacer proyectos de futuro a más largo plazo, en principio está de más.

Después de que María Guardiola nos cuente cuál es su programa de gobierno, cuáles sus objetivos, insisto: temporalizados, el siguiente paso es hacernos saber con qué recursos humanos y materiales cuenta, mediante qué procedimientos pretende lograrlos… y de qué forma se van a evaluar las acciones que se emprendan para conseguir los objetivos previstos en el proyecto de gobierno. Esto último es importantísimo, pues es la única manera de saber si se está en el camino correcto, o no, y si es necesario rectificar, e incluso volver a la casilla de salida.

Ni que decir tiene que, cuando María Guardiola informe -que ya va siendo tarde- de cuál es su programa de gobierno, es imprescindible que sea sincera con los extremeños y les exponga, sin endulzarla, cuál es la realidad de partida, qué objetivos se pretenden conseguir (insisto, de manera realista, sin engaños, sin fantasías, sin demagogia populista) y qué renuncias y servidumbres acarrearían para los habitantes de Extremadura, por muy impopulares que todas ellas puedan ser.

Una de las sensaciones que uno tiene cuando piensa en la enorme cantidad de dinero que ha llegado a Extremadura en los últimos cincuenta años, desde la muerte del General Franco hasta hoy, es que, tal como ocurre con las llamadas ayudas al desarrollo que llegan a los países del «tercer mundo», acaban en manos de los oligarcas y caciques locales y en la cuentas que los mismos poseen en los llamados paraísos fiscales y no repercuten en el bienestar y la prosperidad de los extremeños y, por supuesto, no se emplean para crear riqueza y empleo… No cabe llegar a otra conclusión, cuando tras medio siglo Extremadura sigue ocupando la primera posición de las listas de todo lo que nadie desea y sea la única región española considerada por la Unión Europea como «región pobre», lo cual se traduce en subvenciones y ayudas «solidarias» procedentes de Bruselas…

Si existe una muestra representativa del fracaso del socialismo en España, de mala gestión, de despilfarro, de derroche, de corrupción, de fraude generalizado es Extremadura, la Taifa del Suroeste, junto a Portugal, en la que se llevan sucediendo desde hace más de cuarenta años gobiernos intervencionistas, socialdemócratas, tal es así que Extremadura es la única región española que está considerada “pobre” por la Unión Europea y recibe trato preferente, o sea dinero, subvenciones, y más subvenciones, regalías… 

El Instituto Nacional de Estadística en el estudio referente a las Condiciones de Vida del año 2018, llega a la conclusión de que uno de cada cinco españoles está en “riesgo de pobreza”, cinco de cada diez en Extremadura; y también hace constar que el 34,2% de las familias españolas -un 47,6% en Extremadura-, no puede permitirse ir de vacaciones. 

Obviamente, todo ello era antes de la maldita pandemia del covid19; aunque en estos momentos es posible que la situación no haya cambiado demasiado…
Según el mencionado estudio, el 21,5% de los españoles vive en riesgo de pobreza o de exclusión social, con unos ingresos inferiores a 8.871 euros al año; situación que se agrava en Extremadura, en la que los afectados son el 37,6% de sus habitantes. 
Además de lo dicho, el INE también calcula el riesgo de pobreza o exclusión social utilizando la tasa AROPE (por sus siglas en inglés, At Risk Of Poverty or social Exclusion), creado en 2010 para poder medir la pobreza relativa en Europa ampliando los criterios -no solo con los ingresos- e incluyendo la carencia material o la baja intensidad en el empleo. Y según este metodo de cálculo, la tasa de pobreza o exclusión social es del 26,1% en la población española, llegando hasta el 44,6% en la población extremeña. 
Por regiones, los ingresos medios anuales más elevados son los del País Vasco (14.722 euros por persona), Navarra (13.585) y Cataluña (13.338), mientras que los más bajos fueron los de Extremadura (8.503), Canarias (8.964) y Murcia (9.111). Y las tasas de pobreza o exclusión social más altas son las de Extremadura (37,6%), Canarias (32,1%) y Andalucía (32,0%); a una distancia enorme de las del País Vasco (8,6%), Navarra (8,9 %) y Cataluña (13,6 %) que poseen las más bajas. 
Según la tasa AROPE, la tasas de pobreza (insisto, antes del cobid19), fueron del 44,6% en Extremadura, 38,2% en Andalucía y 36,4% en las Islas Canarias; y por el contrario, las más bajas en las Provincias Vascongadas (12,1%), Navarra (12,6%) y Aragón (17,7%). 
Y, por enésima vez, destaca el INE que, allí donde existe una mayor formación, también existe menor riesgo de pobreza. 
Así, la tasa de pobreza pasa del 33,8% entre quienes sólo han cursado educación secundaria al 12,6% entre las personas que poseen estudios superiores… 
Continuemos con la «EXTREMADURA SUBSIDIADA»: 
En el año 2017, Extremadura fue la región española con menor Producto Interior Bruto por habitante, 17.262 euros y se situó un 30,9 % por debajo de la media nacional, siendo además la tercera región con menor crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB), concretamente un 2,4 %, frente al 3,1 % que alcanzó la media nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). 
La estadística de Contabilidad Regional de España demuestra que Aragón fue la región española que experimentó un mayor crecimiento de su PIB (3,6 %), seguida de Asturias (3,5 %) y Madrid (3,4 %). Por su otro lado, los menores crecimientos del PIB correspondieron a las “ciudades autónomas” de Ceuta (1,6 %) y Melilla (1,7 %) y a La Rioja (1,8 %). 
Extremadura se situó al final de la tabla con 17.262 euros por habitante, seguida de Melilla (17.945 euros) y Andalucía (18.470 euros). 
Madrid tuvo el mayor PIB por habitante en el año 2017, con 33.809 euros, seguido por el País Vasco (33.088 euros) y Navarra (30.914 euros). La media nacional fue de 24.999 euros y hubo siete regiones españolas que superaron dicha cifra. 
Extremadura está la primera de la fila de todas las regiones españolas respecto de lo que se denomina “pobreza”, siendo la media nacional el 19% de pobres respecto a la población total. 
Bien, para poder seguir evaluando la situación de Extremadura, retrocedamos unas cuantas décadas: 
En 1981, Extremadura tenía 1.050.119 habitantes, un 2,78% de la población española, que entonces era de 37.746.886 personas. 
La revisión del padrón municipal del 1 de enero de 2016, indicaba que la población de Extremadura era de 1.087.778 habitantes, 5.219 empadronados menos que el año anterior, lo que representa una reducción del 0,48%… la población extremeña continúa la tendencia decreciente iniciada en 2011. 
Respecto a la población con más edad, Extremadura, continúa con un proceso de envejecimiento importante: Los mayores de 65 años son en la región extremeña casi el 20%; por el contrario, los menores de 4 años apenas son el 4,20% de los extremeños. 
En Extremadura existen 388 municipios. El 9,42% de los habitantes de Extremadura reside en municipios de menos de 1.000 habitantes, mientras que el 28,03% vive en municipios de más de 50.000 habitantes. Obviamente la mayoría de quienes viven en las provincias de Cáceres y Badajoz lo hacen en municipios de entre 1.000 y 50.000 habitantes, exactamente el 62,55% de los extremeños.
En torno al 35% de los extremeños residen en municipios de menos de 5.000 habitantes y, la emigración continúa siendo una realidad especialmente entre los jóvenes desempleados. 
En la actualidad, el número de habitantes de Extremadura viene a ser casi el mismo que hace 37 años, pese a haber aumentado la población española hasta alcanzar los casi 47 millones. 
En 1981, Extremadura era la región con menor renta por habitante, en 2023, continúa en idéntica posición. 
En Extremadura la Agricultura representa aproximadamente el 10% de la producción (casi 6,5 puntos por encima de la media española), apenas un 10,5% de la producción extremeña pertenece a la Industria (incluyendo la Energía y el Agua), siendo casi un 20% en España, alrededor del 15% la Construcción (casi un 12% en España) y el 64% en el Sector Servicios (67% a nivel nacional). 
La región extremeña es la menos industrializada de España, exceptuando Ceuta y Melilla. Y durante muchos años en Extremadura la construcción era posiblemente el lugar de España en el que el sector hacía una mayor aportación al PIB regional, lo cual explica parcialmente las causas singulares de la recesión extremeña, y por qué Extremadura es la región menos competitiva de toda España. 
Casi el 11% de los empleados extremeños trabajan en la Agricultura (un 4,4% a nivel nacional), el 12% en la Industria (16% en España), un 14,1% en la Construcción y un 62,9% en los Servicios… 


En Extremadura existen 100 funcionarios por cada 1000 habitantes, en el resto de España 55, siendo la proporción extremeña la mayor de todas las regiones españolas. En Extremadura, cerca del 30% de la población asalariada es funcionario público, el mayor porcentaje de España, cuya media no supera el 15%. 


Extremadura ocupa en el último lugar del ranking español de productividad.

 La tasa de paro en Extremadura, cercana al 25% de la población activa, es la mayor de toda España, pese a que la población lleva en términos absolutos, estabilizada en la región los últimos 40 años y, pese a que la tasa de actividad es en Extremadura en torno al 50% de los habitantes mayores de 16 años y, en España superior al 60%. 
Los costes salariales en Extremadura son los menores de toda España, circunstancia que lleva ocurriendo desde hace muchas décadas… 
Más del 10% de los hogares extremeños tienen “oficialmente” en paro a todos sus miembros en edad de trabajar. 
Las exportaciones regionales respecto del total nacional son apenas el 0.6%, la cifra más pequeña de toda España, no habiendo variado esta proporción prácticamente desde el año 1995. 


El dinero que el Gobierno Regional de Extremadura, cuando estaba presidido por el socialisita Guillermo Fernández Vara hasta hace medio año, dedicaba a «GASTOS» de personal, a pagar a empleados públicos, es superior al 35% del total de recursos disponibles… y, salvo que el gobierno de María Guardiola haga algo para remediarlo, no parece que vaya a dejar de crecer.


Tradicionalmente el Presupuesto de la Junta de Extremadura viene dedicando el 75% de los gastos a operaciones corrientes, y escasamente el 25% a inversiones.


Presupuesto que se nutre solamente en un 25% de recursos de origen fiscal y más de un 65% de transferencias procedentes del exterior.
La administración regional es la mayor empresa de toda Extremadura. 
Si hablamos del sector privado, las empresas extremeñas apenas son el 2% de las empresas españolas, aproximadamente 70.000. De estas empresas, casi la mitad pertenecen al sector servicios, unas 20.000 al Comercio, no más de 10.000 a la construcción y, menos de 6.000 a la Industria. Más del 50% de esas empresas son trabajadores autónomos, y con menos de seis trabajadores (incluyendo al trabajador autónomo-empresario), existen registradas en Extremadura más de 50.000, casi el 90%, lo cual demuestra el minifundismo empresarial extremeño. 
En España alrededor del 70% de las viviendas disponen de algún tipo de ordenador, en Extremadura no más del 55%; y si hablamos de conexión con banda ancha más o menos la misma proporción… 
Alrededor del 70% de los asalariados de Extremadura son, como máximo, mileuristas (14 pagas). 
Según las cifras aportadas por la Agencia Tributaria los extremeños son los que perciben las pensiones más bajas de toda España. 
Extremadura es, también, la región con menores ingresos por hogar de España. 
Apenas un 30% de los extremeños lee periódicos casi todos los días; el 60% nunca lee libros. Los extremeños dedican como media cuatro horas diaria a ver TV. 

Extremadura en las últimas cuatro décadas ha sufrido las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas, del poder hipnótico y anestésico del régimen caciquil ibarrista-varista (con el intermedio del gobierno de un tal José Antonio Monago, del Partido Popular, que pretendió ser más socialdemócrata que los socialdemócratas, y claro, la gente prefiere a los “auténticos” antes que a las malas copias), un régimen que dice ser “amigo de los pobres”, gente que cada vez que alcanzan el poder aumenta el número de pobres. 

Con semejante clima como el descrito (que participa evidentemente de muchas más maldades, una enorme ristra que para contarla habría que escribir un libro, como el abajo firmante ha hecho, en «ESPAÑA SAQUEADA: POR QUÉ Y CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ.. Y FORMA DE REMEDIARLO) no se pueden esperar inversiones propiamente dichas, ni ningún tipo de acción emprendedora, ni creación de riqueza, ni creación de empleo… ni nada que se le parezca.

¿Y qué hacer para acabar con la situación de postración de Extremadura? 

Pues, para dejar atrás tan oscuro panorama, para romper este círculo vicioso, perverso, para que los extremeños vivan mejor y sus recursos se utilicen más eficazmente, sólo cabe una solución: recuperar el estado unitario y desmantelar el denominado “estado de las autonomías” y la recentralización de todas las competencias que nunca debieron ser transferidas a ningún gobierno regional, empezando por la enseñanza, la sanidad y la justicia, y prosiguiendo por recuperar la unidad de mercado, de manera que todos los españoles, independientemente de donde nazcan o vivan, posean los mismos derechos y obligaciones. 

Pero, como esto es en estos momentos un imposible, pues a María Guardiola y a su equipo de gobierno les toca empezar a hincarle el diente a todo lo que describo; claro que, es necesario priorizar, marcándose objetivos realistas, temporalizando,…

María Guardiola debería empezar poniéndose a ahorrar, a no despilfarrar, eliminando gastos supérfluos, innecesarios, desmantelando empresas públicas creadas para mayor gloria de los socialistas y comunistas de Extremadura… Debería bajar impuestos, eliminar los abusivos (como el de patrimonio, herencias y donaciones), simplificard la burocracia, facilitar la creación de empresas, procurando evitar la enorme carrera de obstáculos a la que se tiene que enfrentar cualquier inversor.

Y, principalmente nunca debe olvidar que los gobiernos no crean empleo, de eso se encarga la empresa privada, lo suyo debe ser dejar de poner zancadillas… y sobre todo, no vuelvan a engañar nuevamente a los extremeños.
Y ya para terminar, sean ustedes decentes, los extremeños se lo agradecerán infinito.

Si no se hace así, esa gran mayoría de extremeños que ha votado cambio, se sentirá nuevamente defraudada, engañada, estafada, saqueada… en la idea de que quienes han sustituido a Fernández Vara y sus secuaces son más de lo mismo, y que para poner en marcha un nuevo gobierno socialdemócrata no se necesitaban unas elecciones como las habidas el 28 de mayo, y que mejor hubiera sido darle el apoyo, nuevamente al PSOE para que continúe saqueando Extremadura, como viene haciendo desde hace medio siglo…

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