Malditos estafadores

FRANCISCO RUBIALES

La amnistía. además de contraria a la Constitución, es una estafa indecente y antidemocrática al pueblo y una violación de la limpieza electoral y de la democracia, perpetrada e impuesta por Pedro Sánchez.
Cuando un candidato promete algo en campaña electoral a los ciudadanos, está obligado a cumplirlo o al menos a intentarlo con todas sus fuerzas, pero lo que no puede hacer es imponer justo lo contrario de lo que ha prometido. Si lo hace, estafa al pueblo y comete un delito que en numerosos países seriamente democráticos está reconocido, aunque en España, país con una democracia sucia y de opereta, esa canallada pueda realizarse con impunidad, como está haciendo Pedro Sánchez.

FUENTE: https://www.votoenblanco.com/Malditos-estafadores_a9044.html

Sánchez ya habla de «amnistía» y la adorna como un tributo a la concordia con los catalanes. Sin embargo, la amnistía de Sánchez es y será siempre una ESTAFA, aunque los volubles y cobardes lo olviden. Se sometió al voto en las elecciones generales diciendo «Amnistía no» y después lo prostituyó y nos engañó haciendo lo contrario, como un vulgar estafador.

La amnistía se está cocinando en un ambiente repugnante de mentiras, desigualdad, violación de la democracia y desprecio a las leyes. Al concederla, Pedro Sánchez, según numerosos juristas, se coloca en los ámbitos de la delincuencia internacional, aunque las leyes españolas, dictadas para beneficio de la clase política, la permitan.

En cualquier democracia auténtica del mundo, la estafa de Pedro Sánchez sería imposible y en caso de culminarse, acarrearía rechazo popular, juicio, destitución y hasta probable cárcel en los casos graves.

Pero en España, cuyo sistema no está diseñado para beneficio de los ciudadanos sino para los partidos políticos y sus líderes, la violación brutal y sucia del voto ciudadano, de la promesa electoral y de esa ley básica de la democracia es posible y resulta impune.

La amnistía que negocia Sánchez impugna el discurso más importante del Rey, el que sirvió para frenar el golpe separatista catalán de 2017- Pero es también un atentado contra la separación de poderes, clave en democracia, y una humillación del Poder Judicial y de la misma Constitución.

Cuando hayamos tenido que soportar por la fuerza la indecente amnistía de Sánchez, recordemos que ha sido el Rey, al designarlo para que forme gobierno, quien le ha facilitado el camino, cuando su deber era frenar el atentado antiespañol y antidemocrático que prepara Sánchez, como Jefe y defensor del Estado y como jefe de unas Fuerzas Armadas cuyo deber primordial es la defensa de la patria.

Tres días antes de la votación del 23 de julio, Sánchez aseguró ante los ciudadanos que no habría amnistía. Al hacer lo contrario de lo que prometió, nos estafa y nos avergüenza, por muchas explicaciones y excusas que de, incluyendo ese argumento mamarracho de que lo hace para fortalecer la paz en Cataluña.

Si no necesitara los votos del independentismo golpista catalán, Sánchez ni siquiera habría pensado en la amnistía, un paso que divide a los españoles, los engaña, tensiona e indigna.

La amnistía de Sánchez no es otra cosa que una indecente y sucia apuesta personal destinada a conservar el poder. Es una opción típica de tiranos inmorales y opresores.

Francisco Rubiales

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