LO QUE NOS CUESTA SÁNCHEZ

JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ

SE MANTIENE LA TASA DE PARO, LOS ESPAÑOLES SE EMPOBRECEN… ¿HABRÁ TENIDO EL GOBIERNO DE SÁNCHEZ PIEDAD CON LOS ESPAÑOLES CON LA PRESIÓN FISCAL? EN ABSOLUTO. LA PRESIÓN FISCAL HA CRECIDO 2,9 PUNTOS EN SÓLO CINCO AÑOS Y SOMOS EL PEOR PAÍS DE EUROPA, DESPUÉS DE CHIPRE

FUENTE: https://disidentia.com/lo-que-nos-cuesta-sanchez/

Según Pedro Sánchez, presidente del gobierno, somos el asombro de Europa. El continente observa nuestro crecimiento con una mezcla de admiración y envidia. Y los otros dirigentes europeos se rascan la cabeza pensando qué hará Sánchez para que España corra más rápido que nadie. Dice el presidente que España “crece con fuerza”, y lo hace “superando todas las expectativas” ¿Será la simpatía de Sánchez? ¿La armonía social y política? ¿La confianza de los españoles en el futuro? No lo sabemos.

Lo cierto es que el último dato del PIB arroja un crecimiento del 2,5 por ciento, lo que contrasta con la atonía europea. Pero un año, en el análisis económico, es poco tiempo. Y para juzgar el desempeño de Sánchez en el ámbito económico, necesitamos un período más largo; el de su accidentado desempeño como presidente.

El trabajo nos lo ha hecho en gran medida el Instituto Juan de Mariana, en un informe. El think tank (del que fui director durante tres años, valga ello como disclaimer) ha creado lo que llama Indicador de Gestión Económica (IGE). Está compuesto por cinco variables: crecimiento del PIB, evolución del empleo, presión fiscal, poder adquisitivo, y deuda pública.

El IGE no arroja una magnitud que tenga valor en sí misma, ni podría hacerlo, ya que se combinan macromagnitudes muy diferentes. Sólo tiene un valor comparativo, y de hecho así está construido. Lo que hacen los redactores del informe es darle un valor de 100 a las medias europeas en cada uno de los indicadores, y entonces comparan el valor de cada país de la Europa de los 27 con esa media.

También tiene un sentido comparativo por lo que se refiere al tiempo. No se fija en el nivel de PIB actual, sino en la evolución a lo largo del tiempo; y lo mismo respecto del resto de indicadores. De hecho, como el objetivo es enjuiciar el desempeño de nuestra economía durante la presidencia de Pedro Sánchez, se centra en la evolución entre los años 2019 y 2023.

En tercer lugar, corrigen el sentido de cada indicador para dar un sentido positivo o negativo al índice. Es decir, es positivo que crezca el empleo, pero no que crezca la deuda. Y el resultado final ha de ser que cuanto mayor sea el índice, mejor comportamiento ha tenido esa economía.

Bien, ya sabemos cómo se ha hecho el IGE, y ahora vamos a ver los resultados. Comenzamos por los indicadores, uno a uno. No han elaborado un subídice en base 100 para cada magnitud, pero nos manejaremos con cada una de las magnitudes.

En este lustro (incluye los años 2019 y 2023), el PIB español ha crecido 3,3 puntos, de modo que somos de los peores de la UE: la media europea es de 5,6 puntos, e Irlanda lidera el crecimiento, pues en estos cinco años ha crecido en más de un tercio en términos reales; un 35,4%. Como no sufre la pandemia del socialismo, la del virus parece no haberle afectado demasiado.

Irlanda lidera el crecimiento de la renta per cápita en paridad de poder de compra, como no puede ser de otro modo (ha aumentado un 23,7%). La media europea es muy pobre: un 1,3%, pero nosotros, junto con Alemania, estamos a la cola: hemos perdido 5,5 puntos. Nos empobrecemos, mientras el continente se mantiene en su tibio letargo.

De hecho, el informe recuerda que en este tiempo hemos perdido 5 puntos de convergencia con Europa, lo que nos hace optar a los fondos de cohesión, de los que nos desenganchamos en tiempos mejores. Y, como dice el texto: “Si el gobierno solicita estos fondos, estará reconociendo el fracaso de su política económica y, si no los solicita, estará dejando un dinero encima de la mesa al que todos los españoles tienen derecho, con arreglo a los criterios que fija Bruselas”.

Para apreciar la evolución del mercado laboral, el informe se fija en la evolución de la tasa de paro. La tasa de paro española siempre lidera la europea, pero la cuestión aquí no es esa, sino cómo ha evolucionado en estos cinco años. Aquí, aunque seguimos estando entre los peores (18 de 27), no estamos tan mal: estamos con la media europea.

El informe señala que si tomamos los datos oficiales tal cual, la tasa de paro se habría reducido un 16,7% (del 14,4% al 12,0%). Pero no acepta esos datos, por el maquillaje estadístico operado por el gobierno. Se explica de la siguiente manera:

La reforma de 2021 prohíbe los contratos temporales. De modo que los contratos que son temporales, porque el mercado los crea así, entran en la rúbrica de “fijos discontínuos”, que es la figura menos gravosa para la empresa. Y explica el informe: “La distorsión surge cuando los trabajadores con contratos fijos discontinuos pasan a una situación de inactividad. Tras los cambios introducidos por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, las personas que están en esta situación no se computan como parados, aunque en la práctica se trate de personas que no están ocupadas y que, de hecho, en una mayoría de los casos hablamos además de individuos que cobran la prestación por desempleo”. De modo que si hacemos las cuentas como se hacían antes, (y las han hecho Fedea, BBVA y el despacho especializado Sagardoy Abogados), la tasa de paro real actual sería del 14,0-14,2%.

Se mantiene la tasa de paro, los españoles se empobrecen… ¿Habrá tenido el Gobierno de Sánchez piedad con los españoles con la presión fiscal? En absoluto. La presión fiscal ha crecido 2,9 puntos en sólo cinco años (del 35,4% al 38,3% del PIB), y somos el peor país de Europa, después de Chipre. La media europea es de un aumento de 0,1 puntos. Los países que más han mejorado son Dinamarca (-2,7 puntos) y Suecia (-2,1).

El informe pone en duda que la recaudación tributaria suba a causa del crecimiento de la actividad y del empleo, como dice el Gobierno, “ya que en los últimos 5 años la recaudación tributaria ha aumentado 7,5 veces más de lo que ha crecido la economía española y 3,3 veces más de lo que lo ha hecho el empleo”.

Y vamos con la deuda. El Gobierno ha subido los impuestos, pero ¿qué ha hecho con el gasto? Dispararlo a una velocidad vertiginosa; peronista. De modo que la deuda se ha disparado; ha crecido en 10,8 puntos del PIB; sólo tres países han ido a peor a mayor velocidad que la nuestra. La media europea es de 3,3 puntos, que es ya muy alta, y liderando la caída están Grecia e Irlanda, con cerca de 20 puntos porcentuales.

PIB, poder adquisitivo, empleo, presión fiscal y deuda. Tenemos ya los cinco elementos, y sólo nos queda saber qué posición ocupamos en comparación con nuestros socios. Y nuestra posición es la última. Para una media europea de 100, los países que mejor comportamiento han tenido son Irlanda, por supuesto, con 112,0 puntos, seguida por Croacia (109,4), Polonia (109,4), Dinamarca (107,2) y Malta (106,8). Portugal está por encima de la media (101,2 puntos), y a la cola de Europa está España, con 92,6 puntos.

Un aspecto interesante del informe es la comparación con Portugal. A la cercanía geográfica se suma que pertenecemos a la misma “isla energética”, la estructura económica es parecida, y el peso del turismo, también. Y ambos han tenido gobiernos de izquierdas en todo este período. Eso sí, Portugal ha sido más ortodoxa en el control del déficit, y ha introducido algunas reformas relevantes. Nuestros vecinos lo han hecho mejor que la media europea, y, por tanto, mucho mejor que el peor alumno de la clase, que es la España de Sánchez.

Y otro es que el informe juega con la idea del “coste de oportunidad” de la gestión económica de Sánchez. ¿Qué hubiera ocurrido si hubiéramos estado en la media de la UE de los 27? Habríamos crecido 2,3 puntos más del PIB, el poder adquisitivo sería 5,5 puntos superior al actual, la tasa de paro hubiera mejorado un 14,1% sobre la última de 2018, el Estado no nos hubiera obligado a asumir 2,8 puntos de PIB de presión fiscal, y la deuda pública sería 7,5 puntos menor de lo que es hoy. Todo eso nos cuesta Sánchez. Y más.

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