La quema del “Cristo de la buena muerte” por gente social-comunista (memoria histórica).

Cristo de la Buena Muerte, talla del escultor granadino Pedro de Mena de 1660

Carta publicada tras la vandalizacion y quema de la santa imagen el 12 de mayo de 1931 por las izquierdas dirigidas por el concejal comunista Andrés Rodríguez.

Fuente Diario Sur.

Carta del académico Narciso Díaz de Escovar enviada a su amigo Miguel Ruiz Borrego el 18 de mayo de 1931:

«Querido Miguel: han pasado varios días y créeme que aún estoy como atontado recordando a todas horas las escenas horrorosas que presencié, el incendio de la Merced, el asalto de la Aurora y aquellos grupos de forajidos en la embriaguez del odio y de la destrucción.

Como académico de Bellas Artes, soy uno de los designados de recoger entre lo que devuelven los restos de riqueza artística y no hay nada que valga la pena. Lo bueno está destruido o guardado. Se llevan los objetos al Parque de Segalerva y allí se ha llenado hasta el techo dos magníficos salones. Se calcula lo entregado en unos 80.000 objetos y aún siguen llevando o poniéndolos en portales y calles. Las iglesias incendiadas, o completamente saqueadas, son de 30 a 40 y los santos que se calculan quemados en unos 2.000. El daño pasa de muchos millones.

El Cristo de Mena que se creía salvado, pues lo escondieron entre paños unos hermanos en un almacén, se quemó luego. Han aparecido los carbones. Palma salvó una pierna y mi sobrino tiene un pié casi carbonizado, pero se ve el hueco del clavo y se conservan dos dedos. El San Juan de Dios de Santiago, la Dolorosa de los Mártires, la Virgen de San Pablo, el Señor de la Puente, la Exaltación… todo quemado.

Hoy me han dicho que en la Trinidad quemaron todas las imágenes y por tanto habría perecido la magnífica Virgen de la Paz de Ortiz y el notable San Onofre, escultura del siglo XV.

Los bomberos han sido héroes. Lo merecían todos y Málaga no sabe qué hacer con ellos. Han estado trabajando sin cesar desde el lunes al sábado. Es inútil pensar en procesiones. No han quedado ni imágenes, ni mantos, ni túnicas, ni tronos. ¿Ay de nuestro Señor de Viñeros, que antes de ser quemado lo tiraron del camarín al suelo!

Al Cristo de Mena le daban bofetadas diciendo ¿ahora que vengan los legionarios a darle guardia! La Virgen de los Remedios y la Piedad ardieron. A la Virgen de Servitas la salvó la noche antes Ricardo Gross, ¿qué espectáculo nos esperaba para nuestra Virgen!».

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