Junto al periodista Josele Sánchez, se condena a prisión política la Libertad de Prensa española.

JUAN MARIANO PÉREZ ABAD.

El intenso acoso institucional y la falta de apoyos económicos le impiden recurrir sus sentencias

Josele Sánchez, antiguo Director del extinto diario “La Tribuna de España”, ha sido condenado por decir su opinión sincera (pero políticamente incorrecta) y por política irá a prisión. De las 17 querellas que le llovieron por hablar sin pelos en la lengua, la primera sentencia que lo condena a prisión es la segunda, que versa sobre de aquella cuestionada violación en el polémico caso “La Manada”. 3 años de prisión que terminarían siendo 4 para pagar en tiempo las indemnizaciones que no puede afrontar por falta de recursos.

Sin duda, un hecho así debería abrir los ojos hasta del intelecto más devoto al Nuevo Régimen. Si pretende ser considerado libre y democrático, ningún país puede acosar con hambre y prisión a sus periodistas librepensadores, por muy incómodos que resulten a sus gobernantes. Y por mucho que nos pese, es un hecho que no podemos negar: vivimos en un régimen totalitario, en una nueva dictadura más feroz que ninguna de las que vivió el pasado, porque viene vestida con lana blanca de cordero ¡Algo muy negro querrá ocultar!

La pública sentencia ( https://drive.google.com/file/d/1m_B3rSVDk5-LCobakuqi55_A82FEFqhO/view?usp=sharing ) interpreta singularmente unos hechos que da por probados y tiene en consideración datos no demostrados y aportados fuera de plazo que dejaron en indefensión al reo. No es de extrañar que una Justicia nacional asediada hasta el límite en su independencia, se haya doblegado a la Política en la mayor parte de sus dominios. Y si, incluso el Cuarto Poder está ya bajo el poder del Primero tirano ¿cómo cabe esperar que el tercero lo pudiera proteger?

Josele publicó valientemente, denunciando temas que muy poca prensa se atrevía siquiera a mencionar. Intentaron acallarlo bloqueándolo en Redes Sociales y clausurándole el diario La Tribuna con la ayuda de un traidor, pero volvía a levantarse una y otra vez. Fundó “La Nueva Tribuna”, diversificó las Redes y siguió dando luz a lo que el Poder quería ocultar. Quizás fue porque no indultó a ninguno de los poderosos involucrados, quizás porque le faltara sutileza, quizás por superar los 6 Millones de lectores o quizás por el azar, lo eligieron de escarmiento de periodistas audaces y le endosaron 8 querellas por “delitos de opinión” entre junio y noviembre de 2019, la mayoría desde la Fiscalía del Estado.

Estando en una insólita situación de libertad condicional por su situación de “investigado por delito de opinión” sobre el Caso Bar España, el 9 de noviembre de 2019 fue nombrado académico de la Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades. Ese mismo día tuvo noticias de que iba a ser irregularmente detenido por tercera vez, pero esta vez internado en prisión. Esa misma madrugada, advertido del peligro protagonizó una fuga propia de película de James Bond, atravesando el estrecho de noche como pasajero en una moto de agua a modo de taxi/patera, para escapar de su peligroso acoso institucional.

Para cuando volvió a España estaba en la ruina, enfermo, en la más absoluta dependencia del apoyo económico familiar, y las querellas contra él ya sumaban 17, así que permaneció en el anonimato. Pero seguía siendo un símbolo entre los grupos de la resistencia al poder totalitario que nos gobierna, así que tuvieron que involucrar a sus antiguos colaboradores en las querellas que habían presentado contra él, para forzarlo a entregarse. Para sacarlos del tablero de juego, se puso a los pies de los caballos, atrapado en una implacable trituradora judicial. Ya lleva 3 juicios celebrados y esta que le condena a 3 años y propina es tan solo la segunda sentencia.

Tan solo pensar en el dinero que precisaría, si es que algo tuviera, para poder seguir batallando en los juzgados, podría desanimarlo a presentar siquiera esta primera apelación para demorar o evitar su inmediato ingreso en prisión. También desanima la falta de apoyo, o la sensación de soledad al pensar que a casi nadie más parece importarle temas tan graves como la pederastia, la corrupción, la imposición, etc.

En prisión no podría seguir publicando en denuncia de la corrupción que destruye nuestro Sistema Institucional, pero tendrá cama y comida seguras y gratuitas. No pierde él, perdemos nosotros, los ciudadanos, y perdemos la libertad, la dignidad y los Derechos Humanos. Pero la verdad es que lo mereceremos si permanecemos pasivos y callados.

El que quiera apoyarlo en su causa, pronto podrá sumarse, inscribirse y contribuir a salvarnos, a todos con él, de la quema.

JUAN MARIANO PÉREZ ABAD.

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