Felipe VI ¿Cornudo y apaleado?

PERO GRULLO DE ABSURDISTÁN.

Según ha informado «Periodista Digital», el coronel de Infantería, Diego Camacho, ya retirado y ex miembro del antiguo CESID, hoy CNI, este viernes 5 de enero de 2024 ha afirmado que la Casa Real debería salir al paso de las gravísimas informaciones que se han ido publicando en los últimos días, que afectan gravemente al Rey y a su esposa, Doña Leticia. Hemos de suponer que tras la reflexión del Coronel Camacho está aquello de que «el que calla otorga».

De ser cierto todo lo publicado en las últimas semanas del último mes de diciembre y lo que va de 2024, aparte de desprestigiar tremendamente a la Monarquía (que es de suponer que es el propósito de quienes están aireando todas las noticias escabrosas y morbosas acerca de la Reina y Don Felipe) demostraría que los españoles están siendo engañados y no deberían tener la buena opinión que del Rey su esposa tienen pues, como se decía en aquellos tiempos del Imperio Romano, «La mujer de César debe estar por encima de toda sospecha». La mujer de César no solo debe ser honrada, sino que también debe parecerlo; frase atribuida a Julio César, respondiendo a una posible infidelidad de su mujer Pompeya y postulando así que se debe mantener la compostura respecto del cargo y la responsabilidad que se ostenta.

Al mismo tiempo, el coronel Diego Camacho ha aprovechado para subrayar que la fuga del prófugo Carles Puigdemont tras el golpe de octubre de 2017 no se debió a una negligencia de los responsables de la época, del gobierno de Mariano Rajoy, sino que contó directamente con su colaboración.

Volvamos a la Casa Real: desde que en España entró la dinastía de los Borbones, tras la muerte del último rey de la Casa de Austria, Carlos II (injustamente motejado como «el hechizado») sin dejar descendencia; los ancestros de nuestro actual rey han pasado a la Historia como personajes promíscuos, infieles, puteros, cornudos… ha sido tradición borbónica dejar una buena ristra de hijos bastardos, a veces reconocidos, otras no tanto… Pues sí, entre los reyes y reinas borbones el que no era putero era cornudo, o ambas cosas al mismo tiempo.

Felipe V (el primer rey Borbón), putero. Luis I (hijo de Felipe V y María Luisa de Saboya), cornudo, su mujer Luisa Isabel de Orleans practicaba el sexo con mujeres y hombres sin ningún recato, no usaba ropa interior e intentaba provocar al personal exponiendo sus partes íntimas de modo sibilino o no tanto mediante camisones transparentes.

Fernando VI se volvió loco al morir su mujer Bárbara de Braganza.

Carlos III, al parecer, fue la excepción. Tuvo 13 hijos con María Amalia de Sajonia durante los 22 años que duró su matrimonio (su esposa murió de tuberculosis a los 35 años). Carlos III había sido un esposo fiel y no hay referencias a otras relaciones ni siquiera después de la muerte de María Amalia. Tampoco se volvió a casar. En carta a Bernardo Tanucci, uno de sus colaboradores en Sicilia, el rey decía que su corazón estaba «penetrado del más extremo dolor por la pérdida de lo que más amaba en este mundo”.

Carlos IV el rey cornudo se casó con María Luisa de Borbón-Parma «la impura prostituta», prima suya que afirmó a su confesor que ninguno de sus hijos lo era de Carlos IV. El confesor fue llevado a prisión de por vida para preservar la sucesión ilegitima de Fernando VII. Uno de los amantes de la reina fue Manuel Godoy que tenia a su vez relaciones con Pepita Tudó…

Fernando VII, putero y cornudo, las dos cosas al mismo tiempo. Tenía macrosomía genital (o sea, un miembro desproporcionado), inmaduro, no podía tener relaciones normales con sus esposas. Tenía una obsesiva afición por las mujeres, siendo asiduo visitante de los prostíbulos más concurridos de Madrid. En concreto, frecuentaba el burdel de Pepa la Malagueña, el más popular de la capital española. La primera esposa Mª Antonia de Nápoles lo detestaba, la segunda Mª Isabel de Braganza fue humillada con sus salidas por Madrid, la tercera Mª Josefa Amalia de Sajonia se negó a tener relaciones con él por su brusquedad y tuvo que mediar la santa sede y la cuarta Mª Cristina de las dos Sicilias que le dio dos hijas le exigió poner una almohada perforada entre ambos cuando tenían sexo.

Isabel II, la lista de sus amantes era infinita. He aquí los más conocidos: Tuvo de preceptores a José Vicente Ventosa fue expulsado de palacio por razones graves. Francisco Frontela, amante de la reina y al que concedió la Cruz de Carlos III. Salustiano Olózaga fue el encargado de desflorarla y de iniciarla en los principios amorosos. El general Serrano a quien Isabel II calificaba como “el general bonito”; la reina lo perseguía por todos los cuarteles de Madrid. Después el cantante José Mirall, El conocido compositor Emiliano Arrieta, el coronel Gándara, también Manuel Lorenzo de Acuña, marqués de Bedma, el capitán José María Arana, conocido como ”el pollo Arana”, el capitán de ingenieros Enrique Puig Moltó conocido como “el pollo real” supuesto padre de Alfonso XII, el general O´Donnell, Miguel Tenorio; el cantante Tirso Obregón; José de Murga y Reolid, marqués de Linares por concesión real; el gobernador de Madrid y posterior ministro de Ultramar, Carlos Marfori y Calleja, que le acompañará al exilio. Su marido Francisco de Asís de Borbón, homosexual, reconoció a todos sus hijos a cambio de enormes sumas de dinero. El infalible obispo de Roma, tuvo la ocurrencia de premiar a la promiscua reina con la rosa de oro, símbolo de la pureza.

Tras esta breve biografía de la reina promíscua, merece que hagamos un alto, una digresión para hablar del libro atribuido a los hermanos Bécquer, que lleva por título «Los Borbones en Pelota». El libro titulado «Los Borbones en pelota», escrito y dibujado en 1868-1869, contiene ilustraciones porno-satíricas firmado con el seudónimo «Sem», con textos de Gustavo Adolfo Bécquer y dibujos de su hermano Valeriano Bécquer sobre los últimos tiempos del reinado de Isabel II, tatarabuela del actual monarca.

A través de 89 acuarelas correspondientes a dos álbumes que se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, más tres trabajos sobre el tema que facilitan al lector la comprensión de la época y las circunstancias en que fueron realizadas, vemos la plasmación gráfica de, como indica el editor en el prólogo, «la más terrible sátira nunca hecha contra el poder».

Bajo el seudónimo Sem, los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer, utilizaron su enorme ingenio a modo de guillotina humorística contra Isabel II y toda su «Corte de los milagros». Junto a la ya caída reina, merced a la «Gloriosa» revolución de 1868, estos fraternales humoristas gráficos ajusticiaron al rey consorte Francisco de Asís, al que el pueblo llamaba «Paquita natillas»; sor Patrocinio, «la monja de las llagas»; el padre Claret (confesor de la reina); Carlos Marfori (amante de la reina); el presidente del consejo de ministros González Bravo, y algunos personajes más, en unas acuarelas donde la libertad es absoluta; donde, sin pudor ni recato, dejan volar su imaginación y su espíritu crítico hasta unas cotas que, paradojas de la vida, hoy día escandalizarían no ya a los monárquicos de toda la vida, sino (tal es el grado de su valiente atrevimiento contra el poder), a sectores más progresistas pero con el lastre de lo políticamente correcto en cuanto a su trato con la corona.

Describir las excelentes láminas de Sem de manera pacata, sería un insulto a la memoria de estos revolucionarios artistas. Es por eso que no podemos conformarnos (y siempre, por supuesto, dentro de los límites del buen gusto), con decir que a la reina se la pinta casi siempre desnuda y en actitud procaz con su corte… Que toda la obra está presidida por un claro ambiente sicalíptico… Que… ¡No! Si queremos hacerle el honor que merece a Sem, si queremos (y queremos), sacar a Gustavo Adolfo Bécquer del tenue purgatorio al que varias generaciones lo tienen condenado, entonces tendremos que decir que en las acuarelas de esta obra sin par, genial, magnífica y ejemplar, se ve a Doña Isabel II de Borbón, reina de España por la gracia de Dios, fornicando con todo lo que se le pone por delante: ora con su amante Marfori (en muchas), ora con un pollino en unas caballerizas.

Algunas acuarelas describe a la reina baila desnuda el cancán con el padre Claret, el emperador Napoleón III y Carlos Marfori que, también desnudos, exhiben ante ella unos enormes falos que harían enrojecer de vergüenza al más conspicuo actor pornográfico de hoy día, mientras desesperado, en un rincón, el rey Francisco de Asís intenta cortarse el suyo.
En otras se muestra con toda su crudeza el ambiente orgiástico de palacio: podemos deleitarnos con la reina y su amante Marfori copulando montados a horcajadas sobre el rey Francisco de Asís mientras, convertida ella en servicial mamporrera real, dirige con su mano derecha el miembro enhiesto del padre Claret hacia el culo del rey. Al fondo de la promiscua escena, figura la muerte, Luis González Bravo y el emperador Napoleón III ensartados entre ellos. O alguna donde el rey es sodomizado por el padre Claret mientras aquél intenta hacer lo propio con González Bravo que está intentándolo con sor Patrocinio, mientras la reina está sentada con una pierna, en actitud explícita, sobre el brazo del sillón ante la atenta mirada de Marfori que sostiene en una mano una copa y, bajo su vientre, sostiene su enorme pene erecto.

Aún siendo ésta la tónica general de las obras, no están exentas muchas de ellas de cierto simbolismo que explica, de manera contundente a la par que didáctica, la situación real a que hacen alusión, y el contexto histórico en que se produce. Tal es el ejemplo de la lámina donde Luis González Bravo sostiene en el aire a la reina con su verga mientras la penetra por detrás. Bajo la escena un pie ilustrativo dice: ¡Fue su último sostén!. Metáfora alejada de toda sutilidad donde se muestra la situación que vivía la reina a la muerte de Narváez en 1868, cuando nombró a González Bravo primer ministro al considerarlo el único político capaz de imponer el orden y evitar la revolución que, sin embargo triunfó cinco meses después…

Bien, retomemos a la dinastía de los Borbones.

Alfonso XII tuvo menos amantes que el promedio familiar, posiblemente porque murió muy joven. Cuando su Majestad y sus compinches salían de «caza» por los burdeles de Madrid, cuando la «pieza» estaba «madura», la llevaba al «picadero» de turno: el palacio de su amigo el duque de Sesto o el del conde de Benalúa, o del duque de Tamames o el de Vicente Beltrán. Además de estos escarceos el número de amantes no fue escaso: con la cantante Elena Sanz tuvo dos hijos varones, la contralto italiana Adelina Borghi, apodada La Biondina, que pasaba más noches con el rey que con su marido, con Blanca Escosura y con madame Ratazzi, que, aunque pasaba de los cuarenta, deslumbró al disipado Borbón. María Cristina, su mujer, amenazó a su marido con marcharse de España si al menos no era capaz de ser discreto.

Alfonso XIII tuvo, al menos, tres hijos fruto de sus relaciones adúlteras: Roger Leveque de Vilmorin, hijo de la aristócrata francesa Mélanie de Gaufridy de Dortan y verdadero primogénito, y Leandro Alfonso y Ana María Teresa de Borbón y Ruiz-Moragas, hijos de la actriz Carmen Ruiz Moragas que consiguieron poder usar el apellido Borbón en 2003, aunque no se los reconoce como «hijos de rey». Entre las amantes confirmadas del Rey se encontraban, la vedette Celia Gámez, la francesa Geneviève Vix y la enigmática cortesana de iniciales TM, que compartió con el espadón Sanjurjo y con el nuncio apostólico, monseñor Tedeschini. Destaca también la madre del excelente actor Ángel Picazo tan parecido al Borbón que interpretó el papel de Alfonso XIII en una película. Beatrice Noon, nanny irlandesa y bisabuela de la cantante Carly Simon. Además de mujeriego, un adicto a la pornografía. El Rey no solo consumía pornografía sino que también «sugería argumentos de películas a los hermanos Ricardo y Ramón Baños. Cuando le cuentan al Rey que un cómico de Hollywood en una orgía violó con una botella de champán a Virginia Rappe, una starlet que murió dos días después, Alfonso XIII le contesta: «Qué mala suerte, si esto le puede pasar a cualquiera»

Juan Carlos I entre sus amantes han estado Olguina de Robilant, María Gabriela de Saboya, Marta Gayá, Bárbara Rey que cobró de los fondos reservados del Estado español, la actriz italiana Pier Angeli, que fuera novia de James Dean, la peruana Miss Universo, Gladys Zender y Corinna Larsen que también se llevó un pellizco.

Y, finalmente toca hablar de Felipe VI ¿Pasará a la historia como cornudo o putero?

Casi de forma inevitable, hablar de Doña Leticia, Reina de España es hablar del Caballo de Troya, o… ¿Quizás Helena de Troya?

Uno acaba concluyendo, teniendo más que sospechas de que todo ello responde a un plan premeditado, con alevosía, e incluso con nocturnidad, para acabar con la Monarquía Española, e incluso con la Nación Española. Como si los enemigos de la Monarquía Española, los enemigos de la Nación Española hubieran introducido a Doña Leticia, a la manera del Caballo de Troya, o hubieran puesto a una Helena “rediviva” (resucitada) a tiro del Príncipe Felipe para que acabe siendo su perdición y la de la institución monárquica.

Leticia Ortiz Rocasolano, según fuentes algo más que “bien informadas” posee antecedentes penales por tráfico y consumo de drogas, una vida golfa con ruptura de varias relaciones maritales incluida, aborto en una clínica de México, apostasía que hubo de ser remediada por el cardenal Rouco para poder llevar a cabo la boda con Felipe cuando aún era príncipe, militancia en el PSOE y fotos envuelta en la bandera de la II República, y un largo etc. nunca refutado ni desmentido… Como decía Ortega y Gasset, el enamoramiento es un estado de enajenación mental transitoria (ser de izquierdas también tiene algo de ello).

Isidre Cunill publicó en septiembre de 2010 un libro con el título de “Letizia Ortiz. Una republicana en la corte de Juan Carlos I” (Editorial Chronica) donde se recogían diferentes escándalos relacionados con Leticia Según el autor, el servicio secreto español (CNI) tenía información sobre un aborto de la actual reina en México. Cunill también publicó que Leticia fue arrestada por posesión de hachís.

Según alguna biografía «no oficial»: Felipe de Borbón y Letizia Ortiz se conocieron el 17 de octubre de 2002 en una cena organizada por Pedro Erquicia, presentador y director de Documentos TV, en su ático de Madrid… al parecer, cuando se conocieron, ella estaba embarazada, no se sabe de quien y abortó días después de conocer a Don Felipe.

Para más INRI, David Rocasolano, primo de Letizia Ortiz, publicó (hace ya más de una década) un libro en el que aseguraba que la princesa de Asturias se sometió a un aborto en la Clínica Dator de Madrid.

Aunque se desconoce la fecha en la que se produjo ese aborto, el autor de ‘Adiós, Princesa’ aseguraba que su prima le encargó que fuera él quien se deshiciera de los documentos relativos al aborto, antes de la boda con FelipeVI. David Rocasolano asegura que uno de los motivos, por los que fue encargado de destruir aquellas pruebas fue el miedo de Felipe de Borbón a que se acabara sabiendo por parte de su padre, el Rey, pues es de sobra conocido la enorme oposición de sus padres a que se casara con Letizia.

A riesgo de pecar de “chismoso” (y conste que no soy persona dada al cotilleo); indagando, indagando, es inevitable acabar sabiendo que la relación entre Don Felipe y Doña Leticia es algo más que tensa. Y, la “crisis” de Felipe de Borbón y Leticia Ortiz viene de muy lejos, fundamentalmente porque el carácter de la Reina es “muy difícil” y lleva especialmente mal los asuntos referidos al protocolo y la presión mediática. Es por ello que los Reyes han protagonizado sonados desencuentros, incluso en lugares públicos y en reuniones con amigos… Sin duda, éste sería otro problema a añadir a los que ya tiene la Familia Real española. ¡Éramos pocos,… y parió la abuela!

Lo penúltimo son las declaraciones de Jamime del Burgo, respecto de las cuales el coronel Diego Camacho afirma que la Casa Real debiera salir al paso, por aquello de que la mujer del César debe de estar por encima de toda sospecha. El empresario navarro, y excuñado de la reina, ha revelado que mantuvo una relación con Leticia cuando ya estaba casada con el rey Felipe VI. Del Burgo ha revelado la información a través de la red social X (anteriormente conocida como Twitter) con una imagen tomada por Letizia con un teléfono móvil frente al espejo de una baño,  en la que parece estar embarazada. La imagen estaba acompañada de la frase: «Amor. Llevo tu pashmina. Es como sentirte a mi lado. Me cuida. Me protege. Cuento las horas para volver a vernos. Amarte. Salir de aquí. Tuya».

En fin, de ser cierto todo ello (e insisto, nadie lo ha desmentido) la Reina de España, no es un dechado de virtudes, y mucho menos un ejemplo a imitar, a menos que acabemos creyendo que tal como Pablo de Tarso cuando iba camino de Damasco, acabará un día de estos viendo la luz y convertida en una nueva persona.

¿Es Leticia Ortiz el “Caballo de Troya” del que saldrán los soldados enemigos que abrirán las puertas de la ciudad, el regalo envenenado que traerá graves, gravísimas consecuencias para España y la Monarquía?

El tiempo acabará poniendo a cada cual en su sitio…

Así que los Borbones actuales tienen de tales lo que les haya podido llegar por las mujeres de la dinastía, que como han vivido instalados en la endogamia, muchas de ellas llevaban también el apellido de marras.

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