Estas son las «anomalías», las irregularidades electorales que han impulsado a los brasileños, partidarios de Jair Bolsonaro, a echarse a la calle a protestar.

Oriana Rivas.

 Luego de darse a conocer el resultado de la segunda vuelta en Brasil, cientos de miles de manifestantes salieron a las calles para rechazar la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva como próximo presidente. Denuncian un supuesto fraude, aunque Jair Bolsonaro no ha oficializado denuncias ni ha presentado impugnaciones. Su llamado en las últimas dos alocuciones ha sido para destrabar las vías públicas y permitir el libre tránsito.

En este contexto, el grupo «Brazil Was Stolen» presentó un balance este viernes 4 de noviembre con una serie de «anomalías» en las máquinas de votación usadas en las elecciones. Aseguran que las más antiguas, es decir, anteriores al año 2020, no tienen informes de auditoría reciente. Por lo tanto, no hay documentación de respaldo sobre los cinco modelos que datan de 2009, 2010, 2011, 2013 y 2015. A raíz de eso, detectaron un comportamiento en el voto que consideran irregular.

Aclaran que su informe no constituye una denuncia de «fraude», pero mencionan que se trata de inconsistencias que produjeron «un cambio en el resultado» y sobre las cuales exigen respuestas al Tribunal Superior Electoral (TSE). Fernando Cerimedo, vocero del grupo, explicó que las identificaron tanto en la primera vuelta como en el balotaje.

La presentación fue emitida desde Buenos Aires, dado que la censura impuesta por la justicia brasileña y promovida por el juez Alexandre de Moraes impide cuestionar el resultado electoral a través de redes sociales y medios de comunicación.

Las anomalías

Dichas anomalías en las elecciones tienen que ver con puntos de diferencia entre Lula da Silva y el presidente Bolsonaro, explicó el grupo. Por ejemplo, «todas las urnas» que tienen cero votos para Bolsonaro son de máquinas de modelos anteriores a los de 2020. La incidencia habría ocurrido en todo el país, especialmente en el nordeste, la región que le dio la victoria al líder izquierdista.

Estos son algunos de los hallazgos en la segunda vuelta:

En las ciudades con menos de 50000 electores, las máquinas que datan del año 2020 marcan una diferencia de 10 puntos entre ambos candidatos (44,97 % a favor de Bolsonaro vs. 55,03 % para Lula da Silva). En comparación, en las máquinas no auditadas (previas a 2020) hay 15 puntos de diferencia (42,68 % vs. 57,32 %).

En la región nordeste, zona con la «principal diferencia», las máquinas de 2020 marcan 37,08 % a favor de Bolsonaro vs. 62,92 % para Lula da Silva. En las máquinas de años anteriores y no auditadas, Bolsonaro solo obtuvo 25,39 % frente a 74,61 % de Lula. Es decir, 11,7 puntos de diferencia en la misma región entre máquinas auditadas y no auditadas.

También en la región nordeste, excluyendo las capitales de esos estados, se registró el mismo comportamiento, pero con 8,7 puntos porcentuales de diferencia.

Dudan del resultado

En síntesis, el patrón se repite: las máquinas no auditadas mostraron resultados con un margen mayor para Lula da Silva, quien finalmente salió vencedor por una estrecha diferencia.

«Una situación distinta que también encontramos es que hay dos códigos de fuente distintos en las máquinas», explicó el portavoz Fernando Cerimedo. No guardan relación con la anomalía, asevera. Pero «hay muchas máquinas de diferentes modelos» con software distintos.

Finalmente, el grupo insiste en que esto «no es una determinación de que hay fraude, ni una decisión». Aunque «pone en duda el resultado del domingo pasado, donde una máquina se convirtió en variable de decisión que en ninguna parte del mundo existe», agregó.

La información divulgada por «Brazil Was Stolen» no ha sido remitida al presidente conservador, tampoco al mandatario izquierdista recién electo. Aún así, el grupo sospecha que posiblemente existe «algún algoritmo» que se alejaría de la voluntad popular.

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