Doñe Irena -Inane- Montera, por favor

Pedro A. González Delgado. 

Estamos en un mundo que se está volviendo loco a pasos agigantados. Pero no es casualidad, es fruto de una obra de ingeniería social que para muchos nos pasará desapercibida y de la que, a buen seguro, nos arrepentiremos en no muy poco tiempo, salvo aquellos que, por supuesto, tienen su negocio montado con estas cuestiones que sirven única y exclusivamente para enfrentar a unos con otros y, tampoco es casualidad, destruir la institución familiar que se ha ido forjando durante siglos. 
Además, estas cuestiones se fomentan desde un Ministerio (o Ministeria) ocupado por una carga – que no cargo – pública que despilfarra  aproximadamente quinientos millones de euros de nuestros impuestos al año para que podamos ir al oculisto o al dentisto, según toque. Una Administración Pública que sirve como coladero, a modo de enchufe, de todo tipo de personas condenadas de Unidas Podemos. Entre ellas, cómo no, Isabel Serra Sánchez, hallada culpable con Sentencia firme por atentar contra una agente – ya la broma de agenta se haría cansina – causándole lesiones, castigada a una pena de prisión de diecinueve meses. 

Noticias sobre Irene Montero Página: 96 - EcoDiario.es


Ahora bien, una persona condenada, si bien en este caso no cumplirá la pena de prisión, salvo que vuelva a ser condenada durante el tiempo de suspensión de la pena, sí que quedaba inhabilitada para cargo público. Pues bien, como ya no podía cobrar de la Asamblea legislativa de la Comunidad de Madrid como portavoz de la mencionada formación morada, aparece el Ministerio de igual da que le sirve para que no tenga que trabajar como cualquier otro ciudadano y, de ese modo, poder cobrar la friolera de 52.000 € anuales de asesora no sabemos muy bien de qué.
Quizá ese sea el nuevo destino del criminal Alberto Rodríguez, hasta hace un momento Secretario de Organización de Unidas Podemos y Diputado en el Congreso por dicha formación política. Como quiera que no puede volver a su puesto de trabajo como liberado sindical, es posible que acabe también de asesor en dicho Ministerio o, para seguir los pasos de lo que criticaba, cobrar la indemnización que le corresponda como ex parlamentario, que a eso tampoco se renuncia, como menos aun lo hizo al aforamiento. Mucho llenarse la boca de supuesta ejemplaridad, de venir a cambiar las cosas que, según sus amigos y él estaban mal, para luego, ni dimitir cuando se es investigado, ni renunciar al cargo cuando se abre juicio oral, ni mucho menos renunciar a su aforamiento para que un Juzgado de lo Penal pudiera enjuiciarlo como a los demás mortales y no el Tribunal Supremo, ni mucho menos pedir disculpas cuando cae la condena. Únicamente afirmar que los magistrados son “fascistas” y que a él se le condena por ser de la clase obrera. Esa misma clase que seguro no puede pagarse los caros abogados que le asisten, es decir, los mismos que a Puigdemont. Seguramente no los conoció paseando por las calles de San Cristóbal de La Laguna, sino por algún lugar infectado de una fraudulenta supremacía moral.  

Las polémicas del “ultra feminista” equipo de Irene Montero


En este mundo al revés que se está creando, los adolescentes no podrán ver anuncios por televisión de chocolatinas o dulces porque hay que cuidar que no sean manipulados, dicen, del mismo modo que la carne de vaca es perjudicial, afirman, pero, en cambio, sí que podrán cambiar de sexo, hormonarse o abortar, por ejemplo, sin ni siquiera, no ya el consentimiento paterno, sino sin el propio conocimiento de sus progenitores. De los porros ya no hablamos, no vaya a ser que, además de legalizarlos, quieran también que se publiciten en los medios de comunicación. 
Para una ley de pandemias no ha habido tiempo, como sí lo ha habido para la eutanasia, que no se pueda llamar “de trabajo” a los animales, no vaya a ser que se ofendan, y no se sabe ya ni cuantas otras cosas que no tenían esa urgencia y con la que cada día en ruedas de prensa nos distraen la atención. Parece más importante hablar de que una mirada es una agresión sexual, a que se pueda debatir sobre la subida del más del doscientos por cien de la electricidad (cuando subió un 8 % con Mariano Rajoy los sindicatos convocaban huelgas), o de la subida del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), o también del Impuesto sobre el Patrimonio, del incremento del Impuesto sobre las Primas de Seguro, de la voluntad de subir el Impuesto de Sucesiones y Donaciones en toda España, de la creación de nuevas Tasas con las que recaudar (las llamadas Tobin, Google, etc.), o del endurecimiento de los tipos fiscales indirectos sobre determinados productos, entre otras muchas acciones que hacen que se incremente la cesta de la compra y, principalmente, el coste de la vida, como sucede con el combustible para los vehículos de todos y cada uno de los españoles, no sólo el de los ricos. Pero, sobre todo, se distrae la atención para que no se discuta qué se hace con lo que se recauda con los tributos que cada día pagamos en mayor medida. 
Ya lo decía Fiódor Mijáilovich Dostoyeski cuando afirmaba que “la tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles”.  El crimen fue que algunos votaran a un gobierno socialista, el castigo lo sufrimos todos.
Pedro A. González Delgado. 

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