Dilapidar lo injustamente obtenido

JOSÉ ANTONIO RUIZ DE LA HERMOSA

Se aproxima una “Semana de Pasión”, en el tema estrella de las últimas fechas que hemos tenido. Cada día más y más se están enconando las posturas de aquellos que han sido perjudicados por la gente de la actual “Casta”. Algo que se está repitiendo a todos los niveles de la Sociedad y de sobre todo de las personas. De los que, de una forma u otra, han sido ofendidos y vejados por los nuevos ricos y los que, aprovechando la nuevas situaciones, han barrido para casa sin importarles los daños a los que impertérritos han mantenido la postura de simplemente mirar, sin acción alguna.

El pasado martes, hace casi ocho días, visitaba en su reducto de Manos Limpias a Miguel Bernad. Un hombre perseguido por ser precisamente quien en su historia ha hecho siempre gala de no cejar en el empeño de esclarecer la verdad y de para ello realizar, todas y cada una de las acciones necesarias para ese fin. Un hombre que como dirían “las escrituras”: Ha sido perseguido en su condición de buscar “la justicia”.

Una larga entrevista (AQUÍ), en la que Miguel Bernad ha desglosado una historia, la suya, llena de momentos de lucha contra , precisamente, esa casta destructiva, que únicamente persigue el enriquecimiento personal, sin tener en cuenta la famosa frase de: “la energía ni se crea ni se destruye, solo te transforma” y que en nuestra Sociedad se definiría como: la riqueza ni se crea ni se destruye, simplemente cambia de manos”, y en el caso que nos ocupa, ese cambio de manos es obviando los más mínimos valores éticos y morales. Sobre todo despreciando algo tan importante como la propiedad adquirida legalmente con el esfuerzo de cada uno, y que por desgracia, el esfuerzo en vez de verse recompensado, se ve saqueado por gentecilla sin escrúpulos que además se vanagloria de sus perversas hazañas.

La historia de Bernad es especialmente difícil y triste en los últimos años. Su acción puso al descubierto la mal llamada trama Urdangarin, que asumió el nombre del que quizás menos representaba la acción que durante años, determinados personajes de la élite nacional usó para su enriquecimiento, sin pararse en barras de a quien perjudicaba y de las vidas que se destruyan en pos de un enriquecimiento personal sin límites. De aquellos sucesos, Bernad obtuvo su entrada en prisión, de forma preventiva, acusado de múltiples delitos, que no eran sino más que el castigo a su osadía y, de aquella situación, su actual lucha reivindicativa de su honor y su patrimonio destruido.

Pero en su actual lucha, ha destapado la caja de los truenos contra quien, apoyándose en las premisas del enriquecimiento ha optado por la línea recta en la consecución de ese mismo que ya le llevó a los peores momentos por su defensa de valores que hoy han desaparecido de nuestra Sociedad. Y he aquí que nos encontramos con un Bernad denunciante de lo que ha venido sucediendo desde, no sabemos cuando, pero que ha permitido, no el enriquecimiento, sino el globo de la adquisición ilimitada de unos dineros que pertenecen a todos los españoles, es mas también en cierta medida de todos los europeos, para la solaz de a quien como dice el refrán: “quien no esta acostumbrado a bragas, le hacen llagas”.

Por fin y, ante pruebas poco refutables, la poca Justicia que en este mundo queda, le hace caso y admite a trámite una denuncia. Y va adelante con ella, quizás no solo, pero vistas las otras partes que al convite «se arrejuntan», yo si fuese él, me andaría con cuidado de quien me acompaña. En esta fiesta de los despropósitos: De un cúmulo de acciones nada justificables, en las que los que en un momento dado se han visto con poder y han decidido usarlo para su beneficio personal, sin pensar en el dolor de a quien sus acciones perjudican, ruego a quien corresponda que el peso, no ya de la Ley, sino de los valores humanos, proceda.

Esta semana hemos vivido la lucha del bien contra el mal, y viceversa, buscando pruebas y contrapruebas. Hemos visto a los medios de comunicación inventando informes exculpatorios; a los que detentan las instituciones en algún caso haciendo cortinas de humo que van a perjudicar grandemente a la Nación y muchas otras y desafortunadas acciones, en las que los perjudicados seremos todos, con el único fin de ocultar lo sucedido y de quien se ha llevado el rédito del esfuerzo de España, de los españoles, para su enriquecimiento personal. Algo abyecto, pues sin pensar en los miles y millones de perjudicados, retrata a quien lo hace.

Por desgracia este país, antes llamado España ha caído en manos de mediocres, que entienden que el enriquecimiento consiste en “llevárselo a manos llenas”, porque la riqueza de todos los españoles no es de nadie, según ellos, y por lo tanto pueden recogerla sin límite alguno, aunque ni ellos, ni las generaciones propias sean capaces de dilapidar lo obtenido de manera tan injusta. Y ahí lo dejo…

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