Algarabía: la nueva ideología de los «patriotas» inspirada en las ideas de Forrest Gump.

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN

Algarabía: Ruido producido por voces alegres y festivas. Griterío confuso de muchas personas que hablan al mismo tiempo, hablar de forma atropellada e ininteligible… Diccionario de la Real Academia Española.

En España se ha puesto de moda bloquear las vías públicas. Es demasiado frecuente que cualquier persona, en cualquier ciudad se encuentre con que la vía pública (a veces también las carreteras e incluso las vías férreas y los aeropuertos) por la que pretende circular esté bloqueada, y se vea obligada a cambiar su recorrido o resignarse y esperar durante horas hasta que el bloqueo termine. Pero, pese a que corro el riesgo de ser políticamente incorrecto, e incluso de ser linchado si de pronto me viera inmerso en una algarabía, no soy el único que considera que protestar bloqueando las calles, ejercer de ese modo el derecho al pataleo (también lo llaman derecho a la libre expresión y manifestación) no sirve para nada, es estúpido y además viola los derechos individuales.

En España para salir a la calle y tomarla vale cualquier motivo: gente de izquierda protestando contra el «capitalismo salvaje», trabajadores despedidos que pretenden que se les readmita en su trabajo, ecologistas pidiendo la prohibición de cualquier cosa que ellos consideren nociva y contaminante, anti-taurinos, vecinos indignados por lo que denominan “pobreza energética”, o por los desahucios, feministas que salen a la calle para realizar aquelarres, manifestaciones y concentraciones diversas, gente «movilizándose» y «concentrándose» para protestar contra los indultos concedidos por el Gobierno de Pedro Sánchez a los separatistas catalanes, gente congregándose, convocados por el PP y VOX para mostrar su rechazo a la amnistía que pretende conceder Pedro Sánchez a los enemigos de España que pretendieron dar un golpe de estado en 2017… y un largo etc.…

Ahora, al parecer de quienes se hacen llamar buenos españoles, valientes patriotas, es la ocasión de salir a la calle a vociferar su insatisfacción contra el actual gobierno, cercando las sedes del PSOE, en la esperanza de que sus heróicas procesiones y sus cantos patrióticos harán que Pedro Sánchez dimita y de ese modo no se anmistíe a quienes en 2017 intentaron romper España por el nordeste.

La candidez, la ingenuidad, la inocencia de muchos de los que durante los últimos días se congregan junto a locales del partido de Pedro Sánchez, en las principales ciudades de España, para llamarlo de todo y de paso a sus cómplices: socialistas, comunistas, separatistas y etarras, es extrema, de veras que hasta empuja compasión, como cuando un niño pequeño sueña con despertar mañana y encontrarse un mundo mejor en el que no exista el mal, desaparezcan el hambre, las guerras, las enfermedades y cualquier calamidad o desgracia que hacen sufrir a los humanos…

Por increíble que parezca, muchos de los que procesionan y corean eslóganes y consignas patrióticos están en la idea de que están haciendo algo «histórico», de magnitud heróica, y están en el convencimiento de que acudir en masa a tales eventos hará caer al gobierno social-comunista y también disuadirá a Pedro Sánchez de amnistiar a los golpistas-separatistas catalanes. Y, es más, si alguien osa preguntarles que para qué sirve manifestarse será gravemente insultado, vejado y como poco tildado de cobarde, porque «su lucha» es la única válida para desalojar a los enemigos de España de las instituciones, y algunos añaden que de ese modo se ha expulsado a gobernantes indecentes de otros países.

Claro que, cuando son interpelados y se les pide que indiquen en qué lugares y cuándo sucedió tal cosa, vuelven a las descalificaciones ad hominem e insultos diversos.

En la algarabía como ideología subyace la idea de que los disturbios callejeros, la violencia de la izquierda haciendo barricadas, destruyendo mobiliario urbano, aporreando a policías, e incluso recurriendo a la agresión del disidente es eficaz. Es frecuente que gente que dice no ser de izquierdas afirme que mejor nos iría si se respondiera a los izquierdistas con la misma medicina, incluso hay quienes añaden que en algunas partes de España la situación sería diferente si hubiera habido alguna organización que practicara el terrorismo como el de los etarras vascos o los terroristas catalanes de «terra lliure».

Son muchos, una gran mayoría, de los que acuden a las manifestaciones de estos días que son buenas personas, no me cabe duda alguna, pero pecan de una ignorancia tremenda que va acompañada de fanatismo, gente que no lee -ni falta que les hace- gente a la que mueve su amor a España, y su odio a quienes pretenden destruir la Patria, gente que está deseosa de que algún líder carismático, algún «mesías» encabece esa muchedumbre ruidosa y los salve del caos en el que se ha convertido España…

Refiriéndose a lo que narro, los antiguos griegos lo denominaban «oclocracia», el gobierno de la muchedumbre ruidosa, guiada por demagogos, populistas que les prometen un mundo feliz de plena felicidad…

Pues sí, los Abascal, Feijoo, Sánchez y un largo etc. de oligarcas mafiosos desean que cada día haya más gente ignorante, mediocre, a la que puedan empujar a sentir miedo y odio, para que se sientan invitados a dar el paso de ejercer violencia… Tiempo al tiempo; y a río revuelto, ganancia de pescadores.

Y ya, para terminar, los españoles deben empezar a tener en cuenta que no existe relación lógica entre cortar una calle y solucionar un problema. Hoy, en la era del conocimiento, de las nuevas tecnologías, de los medios de información y comunicación no hay excusa para seguir utilizando medios tan rudimentarios, primitivos, y gregarios para expresarse, por mucho que la algarabía tenga un dulce encanto y para muchos sea muy alegre y divertida…

E, insisto: las elecciones en un régimen político de democracia representativa, liberal, no se ganan procesionando, haciendo senderismo urbano, vociferando a los gobernantes, por el contrario, se ganan cuando se posee un buen proyecto de gobierno, una candidatura de gente decente, de gente de probada experiencia como gestores de dineros ajenos, por gente que no posee como objetivo entrar en las instituciones para así poder parasitar de nuestros impuestos. Por supuesto, es también imprescindible tener acceso a una o varias televisiones (pues éstas son los medios a través de los cuales se informan los electores a la hora de depositar el voto en la urna), en las cuales poder exponer el proyecto de gobierno…

La regeneración de la que está urgentemente necesitada España no vendrá procesionando, vociferando y haciendo senderismo urbano.

Empeñarse en repetir una y otra vez la misma conducta, esperando conseguir resultados distintos, es un absoluto disparate.

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