Papás, mamás, parad durante la Navidad la guerra por la custodia de los hijos. Mamás, por el bien de los menores, permitid que tengan contacto con sus padres

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.

Mientras la mayoría festeja, come, bebe, se divierte, se reencuentra con sus seres queridos… ahí a fuera se está produciendo un terrible desastre:

Los hijos e hijas que crecen sin acceso a ambos padres están sufriendo un enorme perjuicio, también se les está causando a las familias y la comunidad un daño tremendo. Y esto se acentúa especialmente durante las fiestas de Navidad y Ano Nuevo. Las madres y los padres deben hacer todo lo posible para dejar de lado sus diferencias y permitir que sus hijos pasen tanto tiempo con el padre y la madre, y los abuelos, y la familia extensa como sea posible… por el bien de todos. 

Son muchos en la sociedad que nos ha tocado en suerte que no son conscientes de los peligrosos alcances del divorcio y menos todavía del impacto que sufren los niños. El panorama de los hogares sin padre es realmente preocupante, como muestran las estadísticas.

  • Uno de cada tres menores, en los países occidentales, vive en hogares en los que el padre biológico está ausente. Nueve de cada diez padres y madres considera que se trata, sin duda, de una crisis de alcances imprevisibles.
  • Según una investigación realizada por Joan Berlin Kelly, autora de «Sobreviviendo a la ruptura», el 50 por ciento de las madres no ven ningún beneficio en promover en el contacto continuo del padre con sus hijos después de un divorcio. Sobrevivir a la ruptura Cómo los niños y los padres enfrentan el divorcio, basado en el Proyecto Hijos del Divorcio, es un estudio histórico sobre cómo los niños, adolescentes y sus padres se las arreglan durante los primeros cinco años después de la disolución de una familia, Sobrevivir a la ruptura revolucionó la forma en que la sociedad concebía el divorcio. Entre otras cosas, sus hallazgos mostraron cómo el ajuste del niño depende más de lo que sucede después del divorcio que a las condiciones de la familia antes del divorcio; y el libro hace especial hincapié en que hay que procurar que la relación padre-hijo no disminuya en importancia a pesar de lo poco frecuente que sea su contacto y que la ira y los anhelos del niño pueden durar un tiempo extraordinariamente largo. Escrita por expertas, con reconocimiento internacional sobre la cuestión, esta obra inició el debate sobre el divorcio y la familia, un tema que desde entonces se ha convertido en uno de los temas más importantes en la política de los diversos países civilizados. Sin duda, hablamos de un libro que deberían leer todos los políticos que dicen estar preocupados por los valores familiares.  
  • Los diversos estudios -sinceros- acerca de la frecuencia de visitas de padres divorciados, demuestra que el 40 por ciento de las madres confiesa que ha obstaculizado las visitas y estancias de los hijos con el padre no custodio en al menos una ocasión, para castigar a su ex cónyuge.
  • Las diversas investigaciones llevadas a cabo hasta el momento actual, concluyen que el contacto padre-hijo está íntimamente relacionado con un mejor funcionamiento socioemocional y académico. 
  • Los jóvenes en hogares en los que el padre está ausente tienen probabilidades enormemente más altas de incurrir en actos delictivos que aquellos que viven en familias con madre y padre. 
  • Es mucho mayor el consumo de drogas entre los niños y jóvenes que no viven con su madre y su padre.

La idea de que el 50 por ciento de las ex esposas no le conceden ningún valor en la presencia de un padre en la familia es terriblemente preocupante. Sin duda, deberían tomarse toda clase de precauciones para evitarlo, para prohibir este tipo de comportamiento. Pero, por desgracia no se hace nada por impedirlo. En los tribunales de familia son muchos los padres que son privados de sus derechos; en ellos pierden su derecho, y obligación, de participar en la crianza y en la educación de sus hijos, en igualdad de condiciones que la madre. 

Los tribunales están excluyendo, apartando a los padres de la vida de sus hijos. 

No tiene ningún sentido, muy al contrario, es absolutamente perverso un sistema judicial «contencioso» que enfrenta a un padre contra otro, tratando de determinar cuál de los padres es «mejor», a menudo utilizando evaluaciones innecesarias, largas y costosas (tanto económica como emocionalmente), con el resultado de que a uno -generalmente la madre- se le concede la custodia exclusiva y excluyente y otro se le priva de ella, y por consiguiente del ejercicio de la patria potestad, de su derecho y obligación de ejercer de padre. Dado que un padre con custodia exclusiva actúa como el guardián que determina quién ve al niño, un padre o una madre custodio que no vea ningún valor en una visita al padre no custodio podría poner todas las dificultades que le venga en gana. 

El sistema prefiere a las mujeres como cuidadoras y discrimina a los padres. 

El único recurso que poseen, legalmente, los padres es volver una y otra vez al sistema judicial, lo que cuesta un dinero que finalmente se acaba. En lugar de que los padres resuelvan la custodia de una manera civil y a ser posible compartida, son muchas las familias que son empujadas hacia una industria de divorcios de miles de millones de euros en la que, al fin y al cabo, son los niños los que pagan un mayor precio.. 

Nunca es demasiado amor el que los niños pueden recibir de sus padres, y para un hijo el mejor padre son ambos padres, por mucho que quienes se lucran del dolor ajeno (abogados, psicólogos, etc.) se empeñen en dirimir cuál es el más idóneo… ¿Por qué no se cuestionaba la idoneidad de los padres cuando la familia estaba intacta?

.Aunque un adulto puede divorciarse de su cónyuge, los niños siempre seguirán siendo hijos del otro padre. 

Debido a que una gran cantidad de niños acaban pensando que ellos son la causa del divorcio de sus padres, una forma de demostrar que no tienen la culpa es hacer que ambos padres sigan estando presentes enla vida cotidiana de sus hijos, a pesar de que sus padres ya no viven juntos.

Un niño necesita a ambos padres. Un padre no puede hacer de madre, o sustituirla, ni viceversa. Tampoco una madre puede darle a un hijo lo que un padre le puede dar. El uno y la otra se comunican de forma diferente, comunican afecto de forma distinta, abrazan de diferente forma… los dos no educan del mismo modo…

Por el bien de los hijos, y de los padres y madres, hay que hacer todo lo posible para que la crianza funcione, y eso sólo es posible con un régimen de custodia compartida. Esa es la única manera de poner a los hijos en primer lugar, darle prioridad al «favor filii». 

No son los niños los que eligen el divorcio, son los padres quienes deciden separse. Es por ello que los padres, y los tribunales deberían hacer todo lo posible para que el divorcio sea lo menos dañino para los niños. 

Resulta increiblemente sorprendente que, aunque los padres a menudo solicitan una crianza compartida e igualitaria, los tribunales siguen impidiéndolo. ¿Por qué es beneficioso para un hijo privarlo de contacto con su padre -o madre- e impedir que los padres estén presentes en su vida cotidiana y participen en igualdad de condiciones en la crianza y educación de sus hijos, salvo en casos de riesgo comprobado de maltrato, desamparo o abandono?

Los padres sin custodia apenas ven a sus hijoscada dos fines de semana, si es que consiguen verlos. Tener una sentencia judicial que obliga a la madre a entregar a los hijos al padre cada cierto tiempo, no garantiza que los padres verán a sus hijos. 

Si los padres no pagan o se atrasan en la manutención de niños ordenada por los tribunales, puede que se les embargue su salario, e incluso acaben pasando tiempo en la cárcel. Sin embargo, con respecto a los derechos de visita y estancias de los padres -varones- con sus hijos, no hay agencias estatales ni servicios gratuitos disponibles para los padres no custodios. Y, salvo excepciones, la opción de volver pleitear y reclamar en los tribunales es ineficaz y costosa para los padres, la mayoría de los cuales acaba decidiendo, de manera resignada, simplemente pagar la manutención de los hijos y renunciar a las peleas judiciales.

Sabido es que las madres gozan de total o casi total impunidad, y para colmo, cuando algún tribunal decide castigarlas, el gobierno recurre al indulto.

El verdadero perdedor en todas estas batallas, no se olvide, siempre es el niño que corre el riesgo de perder el contacto con un padre al que necesita y quiere, y también con la familia extensa de abuelos, tíos, primos…

Entonces, ¿qué pueden hacer los padres en tales casos? 

Las madres y los padres deberían trabajar juntos para elaborar un plan de crianza, y si fuera necesario recurrir a la mediación y orientación de un profesional; en lugar de gastar miles de euros en pagar a abogados; dinero que podrían destinar a la educación de los hijos e incluso darles estudios universitarios. Los padres deberían ser derivados por los jueces a la mediación familiar, de forma obligatoria, obligados a sentarse y redactar un plan o acuerdo de crianza, ya que nadie conoce las necesidades, los horarios y las actividades de sus hijos mejor que ambos progenitores. 

Nos aproximamos a las vacaciones de Navidad y los padres deben recordar que pasar tiempo con la familia durante las fiestas es especialmente importante para los niños. Se les debe permitir unas vacaciones sin estrés y sin dramas y disfrutar el día con mamá y su familia, así como con papá y su familia.

Y, mientras en España se producen los cambios legislativos imprescindibles para que realmente se le dé prioridad al interés superiro del menor, al «favor filii» es importante no rendirse,  

  • Nunca abandonar la lucha por nuestros hijos.
  • Apoyar medidas legislativas para que se acaben implantando en España la custodia compartida y la mediación familiar obligatoria.
  • Apoyar a organizaciones que tienen como objetivo cambiar las leyes para dar acceso a ambos padres en la crianza y en la educación de sus hijos en igualdad de condiciones.
  • Divulgar al máximo textos como éste, de manera que cada vez sean más las personas que sepan cuáles son las secuelas que padecen de los niños que no tienen a alguno de sus padres en sus vidas. 
  • También es imprescindible dar a conocer algo tan evidente, tan elemental como los beneficios de tener el apoyo del hombre, no solo para los niños sino también para las mujeres. 

Es inaceptable, no podemos rendirnos, no podemos resignarnos y pensar que es inevitable que acaben triunfando quienes pretenden destruir a la institución familiara, y tienen como objetivo destruir nuestra forma de vida, la civilización judeocristiana.

De todas maneras, no todo es negativo, aún quedan motivos para ser optimistas, pues cada día que pasa son más las personas que están trabajando juntas y uniendo esfuerzos en este tema, ya que los niños realmente prosperan cuando pasan tiempo con los padres y la familia extensa… especialmente durante las vacaciones.

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