No te dejes engañar, la moción de censura al gobierno social-comunista que pretende VOX no sirve más que para reforzar a Pedro Sánchez y sus secuaces.

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN

Vivimos, sufrimos, soportamos una España en la que predomina el sentimentalismo tóxico, el divertimento, el espectáculo, el darle gusto al cuerpo «porque me apetece»… y al parecer este esquema es el que predomina, también en la política, en las instituciones, en el poder ejecutivo, en el judicial, en el legislativo. Es por ello que Abascal y sus oligarcas y caciques están caldeando el ambiente para poner en marcha una moción de censura contra el gobierno de Pedro Sánchez, ¿por qué?, pues porque me lo pide el cuerpo, porque, así contenta a sus seguidores y potenciales votantes, porque así refuerza el eslogan estúpido que corre por doquier de «sólo queda VOX», porque ¿no me negarás que el único partido que habla alto y claro es VOX y que Abascal es el único que se atreve a cantarle las cuarenta a los comunistas, socialistas, etarras y separatistas? y tontadas por el estilo, eso sí, todas ellas muy emotivas, para tocar la fibra sensible del personal. Como decía, puro sentimentalismo tóxico para vender falsas esperanzas.

No se olvide que, una sociedad que se mueve más por las emociones que por la razón, puede ser fácilmente manipulada por cualquier demagogo oportunista que carezca de escrúpulos para adular los buenos sentimientos de la gente con el fin de hacerse con el poder.

El sentimentalismo no es dañino si permanece en el ámbito personal, pero por desgracia está tan presente en el discurso de quienes hacen profesión y carrera de la política que ha acabado conviertiéndose en casi el único motor que mueve la política y, por supuesto, a los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas. El sentimentalismo tóxico desemboca en una especie de tiranía del pensamiento único que aniquila en los ciudadanos la capacidad de pensar por sí mimos, y lo que es más grave, destruye la idea de que atreverse a pensar es una obligación moral, a menos que se renuncie a ser racional.

El lenguaje grandilocuente y sensiblero, impregnado de hipocresía y un cierto grado de cinismo, la victimización, la utilización política del sufrimiento ajeno, ingredientes todos del sentimentalismo tóxico del que vengo hablando está presente en la acción, e inacción, diaria del gobierno y también de la oposición, ambos, gobierno y oposición saben que más que intentar no suscitar antipatías en sus potenciales clientes-seguidores-votantes, lo importante es suscitar compasión, emocionar, promover el espectáculo (a ser posible con cierta carga morbosa), divertir, divertir hasta morir…

Y evidentemente todo ello está presente en el Parlamento, que es donde menos se parlamenta, por el contrario, se grita, se insulta, se vocea al contrincante, se monta bulla, algarabía, tal como si de un partido de fútbol se tratara… «dales caña, Abascal», «dales caña Pedro», etc. Pues, de eso se trata, de puro teatro con malos actores, mediocres y analfabetos, pero la tragicomedia parece ser que es lo que mueve al pueblo, un pueblo cada vez más infantilizado y embrutecido, en el que las diversasa agrupaciones de hooligans harán todo lo posible para llevar al mayor número de gente a los colegios electorales el día de las elecciones… y, tiro porque me toca.

En esto llegó un tal Abascal que ya presentó algo parecido a una moción de censura contra Pedro Sánchez, que más que censura a Sánchez lo fue Pablo Casado, y viceversa, en de octubre de 2020; para regocijo de etarras, separatistas, socialistas y comunistas… y como al parecer le ha cogido gusto (será por aquello de que sarna con gusto no pica o porque la cabra siempre tira al monte…), pues al hombre le pedía el cuerpo vuelver a presentar otra, pues se ha puesto a la faena… Claro que su empecinamiento demuestra que no acaba de comprender las cuestiones más elementales que tienen que ver con el recurso a la moción de censura. A saber: que hay que tener el apoyo de la mitad más uno de los diputados del Congreso, para que la moción salga adelante; que hay que tener un candidato alternativo al actual jefe del gobierno y que hay que presentar, también un programa de gobierno alternativo al de Pedro Sánchez…

Según parece, o Abascal va a su bola y pasa de cualquiera que le lleve la contraria o posee unos asesores que tampoco saben para qué sirve una moción de censura, y menos de los requisitos necesarios para que triunfe. Porque, si no, no hay quien lo entienda. E insisto, este hombre no escarmienta. Todavía sigue sin enterarse de que su anterior moción de censura no sirvió para nada, aparte de para hacerse propaganda el actual gobierno con su presidente al frente.

Y, llegados hasta aquí, para que nadie piense que soy de los que consideran que hay que cruzarse de brazos ante la terrible situación a la que nos ha conducido el que Mariano Rajoy le traspasara la vara de mando a Pedro Sánchez, sin oponer la más mínima resistencia, tras haberle regalado las televisiones a la izquierda y haber practicado políticas socialdemócratas, feministas de género y un largo etc. de traiciones a los españoles, como financiar a quienes quieren romper, destruir España, y mirar para otro lado cuando en el nordeste se dio un golpe de estado… Me voy a permitir hacer unas reflexiones, a mi modo de ver imprescindibles:

A corto y medio plazo, sacar a España del desastre al que nos conducido el gobierno socialcomunista es casi imposible.

La única solución que se me ocurre es refundar y unificar a la derecha española, y poner al frente a gente decente que no tenga como objetivo hacer carrera de la política y hacerse un patrimonio, sino servir a España y a los españoles y emprender un proyecto de regeneración, para lo cual hay que aplicar una cirugía de choque… y lo que sí tengo claro, y estoy convencido de que no soy el único español que así piensa, es que ni Abascal y sus oligarcas y caciques, ni Feijóo y sus oligarcas y caciques, son los más indicados.

Quienes emprendan esa labor de regeneración deberían ser personas expertas, exitosas en la gestión de dineros ajenos, y esas personas sólo están en la empresa privada.

Para desalojar a los comunistas, separatistas, socialistas y etarras de las instituciones hay, como decía, que refundar la derecha y presentarse como un sólo bloque a las próximas elecciones, tal como la CEDA de la Segunda República, y por supuesto, con un programa de MÁXIMOS…

Así que, dejémonos de perder tiempo y eneregías en estúpidas ocurrencias como la de Abascal. Pongámonos a la faena de refundar y unificar a la derecha española, y si los Fijóo, Abascal y compañía no están por la labor, habrá que apartarlos de la manera que sea necesario.

E insisto: no os dejéis engañar, la pretendida moción de censura, aparte de estar condenada al fracaso, sólo sirve para hacerse propaganda el gobierno socialcomunista.

Aunque los hooligans del uno y del otro, de Feijóo y Abascal, los sigan jaleando y los reciban en sus mítines al grito de “presidente, presidente”, lo que sabe perfectamente cualquier español decente, algo más que medianamente informado, es que tanto el uno como el otro carecen de la capacidad de liderazgo que en estos momentos necesita España, como queda demostrado día tras día, no son los más indicados, no son las personas más capaces, para ilusionar, seducir y movilizar a los buenos españoles, a los españoles decentes, por más que sean todavía muchos los que estén por la labor de ir a votarlos, con la nariz tapada, como mal menor, para erradicar los continuos abusos de poder del Gobierno social-comunista y su intención de perpetuarse en el poder.

Desgraciadamente, tanto Abascal como Feijóo, consciente o inconscientemente, están siendo los principales apoyos con los que está contando Pedro Sánchez para renovar su cargo y seguir siendo presidente del Gobierno de España, pues, con sus actitudes, tanto el uno como el otro, el mensaje que acaban dando es el de que, están aferrados al poder y priorizan sus intereses particulares por encima de las instituciones y el bien común y por descontado, de España.

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