Mienten todos sobre el apagón

El grado de tolerancia con el que los españoles normalizamos la corrupción es absolutamente desolador.
Manuel Fernández Ordóñez
Tenemos demasiados indicios que demuestran que vivimos en una república bananera y una democracia bolivariana. El grado de tolerancia con el que los españoles normalizamos la corrupción es absolutamente desolador. Cuántas veces hemos escuchado eso de: «Aquí no puede pasar lo de Venezuela». Bueno, si no pasa será por las instituciones europeas. Porque si fuera por los españoles, hace ya tiempo que el presidente iría en chándal expropiando edificios por el centro de Madrid.
Otra muestra de esto que comento es la gestión política del apagón sufrido por 60 millones de personas en España, Portugal y Francia el 28 de abril. Un evento inasumible en un país occidental y que se llevó la vida de varios ciudadanos, además de multimillonarias pérdidas económicas. Que no sepamos a ciencia cierta cuántas personas fallecieron (7, 8, 10, 11…) es el ejemplo claro de la putrefacción institucional y moral en la que nos encontramos.
Esta semana, de forma totalmente intencionada y sincronizada, tanto el gobierno de España como Red Eléctrica han hecho públicos sus respectivos informes sobre el apagón. En un vergonzoso intento de echar balones fuera, nadie asume la responsabilidad real de lo sucedido. Desde el gobierno, tibiamente, se apunta hacia Red Eléctrica. Desde la empresa semipública que, para perplejidad de todos, todavía dirige Beatriz Corredor, se argumenta que actuaron con inmaculada perfección y la culpa es, tachán, del malvado oligopolio eléctrico.
Leídos con detenimiento ambos informes podemos afirmar dos cosas: la primera, que están escritos con la voluntad clara de que nadie entienda nada. Utilizar el argot técnico de una profesión como escudo tras el que parapetarse denota un grado de ocultación inadmisible para entes públicos o controlados desde lo público. La segunda, que hay varias falsedades manifiestas en esos documentos. Cosas que todos sabemos que no son verdad.
Es posible concluir varias cosas de todo esto. La más importante, que Red Eléctrica no hizo su trabajo correctamente y para el día del apagón no programó la suficiente potencia firme para estabilizar y mantener el sistema (esto lo dice el propio Gobierno en su informe). La segunda, que la red estaba teniendo un comportamiento anómalo y que Red Eléctrica tenía clara constancia de ello y de las causas (esto lo sabemos por las grabaciones filtradas, pero mienten sobre ello en el informe). La tercera, que el 22% de las instalaciones renovables no estaban cumpliendo con lo que exige la normativa (esto lo dice Red Eléctrica y desconozco si es cierto). La cuarta, que las grandes plantas no estaban operando como exige la normativa (esto lo dice Red Eléctrica y puedo asegurar que miente).
No es aventurarse demasiado si apostamos que las eléctricas españolas no se van a quedar de brazos cruzados y llevarán este tema a los tribunales. El modo en que el Gobierno y Red Eléctrica se han conchabado para que los españoles no sepamos lo que realmente pasó es ciertamente llamativo, pero tristemente nada sorpresivo. Están bastante más sincronizados ellos de lo que lo estaba la red el 28 de abril. Pero les va a servir de poco, puesto que las responsabilidades están claras en la legislación. A pesar de ello, lamentablemente, este tema traerá cola y durará años. Puro bananeo antidemocrático, como les decía al principio.
