Manos Limpias denuncia al juez Santiago Pedraz, ante el Consejo General del Poder Judicial, por la liberación del narcotraficante Firass Taghi.

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La puesta en libertad del narcotraficante Firass Taghi, miembro destacado de la organización criminal del narcotráfico Mocro Maffia, no solo por error, sino por una incompetencia manifiesta y falta de profesionalidad, ha supuesto no solo un escándalo judicial con grave perjuicio para la credibilidad del poder judicial, sino también que la organización criminal pueda seguir contando con sus máximos representantes. No es la primera vez que el denunciado, juez Santiago Pedraz, ha incurrido en clamorosos errores dada su incompetencia manifiesta y su falta de profesionalidad.

Santiago Pedraz: el juez que libera narcos “por error”

Parece un mal chiste, pero no lo es: el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ha vuelto a hacerlo. Ha dejado en libertad al narcotraficante Firass Taghi, miembro destacado de la Mocro Maffia —una de las organizaciones criminales más violentas y poderosas de Europa— no por un ardid legal de las defensas, no por un vacío en la ley, sino por pura y dura incompetencia judicial.

Pedraz dictó una providencia en lugar de un auto. Y, por si eso no bastara, lo hizo fuera de plazo. Resultado: Taghi, detenido en Cádiz y reclamado por Países Bajos por toneladas de cocaína y episodios de violencia extrema, ya pasea libre gracias a la torpeza de un magistrado que parece empeñado en convertir la Audiencia Nacional en la mejor aliada de los capos internacionales.

El narco que amenaza hasta a la realeza

Firass Taghi no es un don nadie. Es sobrino de Ridouan Taghi, condenado a cadena perpetua en Países Bajos por asesinatos y ajustes de cuentas en el macrojuicio “Marengo”. Hablamos de una mafia que ha llegado a amenazar al exprimer ministro Mark Rutte y a la princesa heredera Amalia de Orange. Y, aun así, la justicia española se las arregla para abrirles la puerta y desearles buena suerte en su fuga.

Pedraz, reincidente en clamorosos errores

No es la primera vez que el juez Pedraz mete la pata de forma escandalosa. Su currículum está plagado de decisiones inexplicables, que a menudo han terminado beneficiando a quienes más daño hacen a la sociedad. ¿Casualidad? ¿Incompetencia supina? ¿O una mezcla peligrosa de narcisismo judicial e impunidad garantizada?

Porque aquí está el verdadero escándalo: Pedraz seguirá en su despacho, con toga y sueldo pagado por todos, como si nada hubiera pasado. Ni sanción, ni destitución, ni siquiera una amonestación. En España, un funcionario de ventanilla comete un error y se enfrenta a un expediente disciplinario. Un juez deja escapar a un capo internacional y lo más que recibe es una columna elogiosa en algún periódico complaciente.

Una justicia que se cubre las vergüenzas

El corporativismo judicial es la coraza que lo protege todo. Si un juez perjudica a un inocente, si dicta resoluciones arbitrarias, si deja escapar a un narcotraficante, el sistema se encoge de hombros y lo bautiza como “error humano”. Un error humano que beneficia casualmente siempre a los mismos: a los poderosos, a los criminales con recursos, a quienes más daño hacen a la sociedad.

Manos Limpias exige lo obvio

Por eso, la denuncia presentada por Manos Limpias en el Consejo General del Poder Judicial es más que pertinente: Pedraz debe ser apartado de la carrera judicial. No se trata solo de incompetencia; se trata de dignidad, de responsabilidad, de evitar que la Audiencia Nacional se convierta en la ventanilla de excarcelación preferida de las mafias internacionales.

Porque cada vez que un juez como Pedraz “se equivoca”, no es solo un delincuente el que se beneficia: es toda una organización criminal, con millones de euros y cientos de sicarios detrás, la que refuerza su posición. Y es la credibilidad de la justicia española la que se desploma ante Europa y el mundo.

El precio de la impunidad

La pregunta es sencilla: ¿cuántos Pedraz puede soportar España antes de que la justicia sea vista definitivamente como un circo? Un circo donde el espectáculo lo dan los jueces incompetentes, los narcos fugados y los ciudadanos de a pie que seguimos pagando la función con nuestros impuestos y con nuestra seguridad.

Manos Limpias lo dice sin rodeos: Santiago Pedraz debía estar ya fuera de la carrera judicial. Y lo que es más, debería ser él quien abonara de su bolsillo la factura de sus “errores”.

No es una ocurrencia: es la única forma de que los jueces entiendan que sus decisiones tienen consecuencias. Porque hoy es Firass Taghi. Mañana, ¿quién?

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