La Leyenda Negra Antiespañola y el quintocolumnismo interno que no cesa: Historia de una autodenigración nacional

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN
La Leyenda Negra Antiespañola constituye uno de los fenómenos de propaganda más persistentes, complejos y devastadores de la historia moderna. Su origen se encuentra en la hostilidad de potencias extranjeras, pero su éxito y pervivencia no pueden explicarse sin la colaboración activa y pasiva de una auténtica “quintacolumna” interna: intelectuales, políticos, exiliados, divulgadores y sistemas educativos y mediáticos que, por convicción, interés, ignorancia o alineamiento ideológico, han asumido, amplificado y perpetuado los relatos más negativos sobre España. El resultado ha sido la construcción y consolidación de una imagen colectiva autodenigratoria, que oscurece los logros y aportaciones de la nación española a la humanidad y condiciona tanto la autopercepción nacional como la proyección internacional.
Este artículo pretende abordar, de manera exhaustiva y razonada, los factores históricos, sociales y culturales que han hecho posible la persistencia de la leyenda negra, con especial atención al papel de la imprenta, la propaganda visual, la damnatio memoriae borbónica, la marginación de los grandes logros españoles, el papel de los exiliados y afrancesados, y la manera en que la enseñanza y los medios de comunicación siguen transmitiendo y reforzando estos relatos hasta nuestros días.
La imprenta: el gran catalizador de la Leyenda Negra
La invención de la imprenta de tipos móviles en el siglo XV revolucionó la comunicación en Europa y fue absolutamente determinante para la rápida y masiva difusión de la Leyenda Negra. Antes de la imprenta, la circulación de libros y panfletos era limitada y costosa; después, la producción de textos, folletos, carteles y, sobre todo, materiales ilustrados se abarató y aceleró enormemente. Por primera vez, los enemigos de la Monarquía Hispánica —principalmente en los Países Bajos, Inglaterra, Francia e Italia— pudieron lanzar campañas de propaganda a gran escala, llegando a públicos que antes eran inaccesibles, incluidos los analfabetos, gracias al poder de las imágenes.
La imprenta permitió la creación y distribución masiva de panfletos, grabados, hojas volanderas y libros que caricaturizaban y demonizaban a España y a los españoles, fijando estereotipos de crueldad, intolerancia, tiranía y fanatismo. Estas imágenes, muchas veces grotescas y exageradas, se convirtieron en el principal vehículo de la propaganda antiespañola, moldeando la opinión pública europea y perpetuando la Leyenda Negra durante siglos. Así, la imprenta fue la “primera red social” de la historia, capaz de movilizar emociones y prejuicios a una escala inédita.

La propaganda visual: la imagen como arma de destrucción reputacional
En una Europa con altas tasas de analfabetismo, la información gráfica fue decisiva para la extensión de la Leyenda Negra. Los publicistas al servicio de las potencias rivales de España supieron explotar el potencial de la imagen: grabados, caricaturas y escenas impactantes que representaban supuestas atrocidades cometidas por soldados y autoridades españolas circularon por todo el continente, reforzando los tópicos de brutalidad y barbarie.
La simplificación del enemigo, la exageración de los hechos y la desfiguración de los rasgos españoles —presentados como inhumanos, despiadados y bárbaros— fueron técnicas habituales en esta guerra de imágenes. Incluso cuando los hechos eran falsos o desproporcionados, la fuerza visual de estas representaciones caló hondo en la mentalidad colectiva, generando estereotipos que han perdurado hasta nuestros días. La propaganda visual, por tanto, fue un instrumento de primer orden en la fijación de la imagen negativa de España, mucho más poderosa que los textos escritos.
Damnatio memoriae borbónica: el olvido deliberado de los logros españoles
El cambio dinástico tras la llegada de los Borbones supuso un punto de inflexión en la memoria histórica española. Con el fin de la Casa de Austria y el inicio del reinado borbónico, se produjo una política deliberada de “damnatio memoriae” hacia el pasado imperial español. Los Borbones, ansiosos por legitimar su poder y alinearse con los modelos franceses, promovieron el olvido y la denigración de los grandes logros de la España de los siglos XVI y XVII.
Este proceso afectó a instituciones y aportaciones fundamentales para la civilización occidental. La Escuela de Salamanca, pionera en derecho internacional, economía y ética, fue marginada y olvidada en los relatos oficiales. Las aportaciones españolas a la Ilustración —a menudo fundamentales y precursoras— quedaron relegadas o ignoradas, asumiendo el relato de una España atrasada y ajena al progreso ilustrado. La damnatio memoriae borbónica no solo fue impulsada desde el poder, sino que encontró eco en sectores de la intelectualidad y la administración, facilitando la penetración de los tópicos negrolegendarios en la conciencia colectiva.
La marginación de los grandes logros españoles
La condena al olvido de la España imperial y de sus grandes aportaciones a la humanidad fue tan intensa que, aún hoy, muchas de ellas son desconocidas o minimizadas incluso en el propio país. Ejemplos paradigmáticos son:
- La Escuela de Salamanca, cuna del derecho internacional moderno y de avances pioneros en economía, ética y política, fue marginada y olvidada en los relatos oficiales.
- Las aportaciones españolas a la Ilustración: pese a la importancia de pensadores, científicos y reformadores españoles en la gestación de la modernidad europea, la historiografía borbónica y afrancesada tendió a ignorar o minimizar su relevancia, asumiendo el relato de una España atrasada y ajena al progreso ilustrado.
- La creación de universidades, hospitales y redes administrativas en América, la promulgación de leyes de protección para los indígenas y la integración social y cultural, que dieron lugar a sociedades mestizas y a la supervivencia mayoritaria de las poblaciones originarias en Hispanoamérica, frente al exterminio y relegación a reservas practicado por otras potencias europeas.
Afrancesados, exilios y la constante maldición de España desde dentro
El fenómeno de la colaboración interna en la propagación de la Leyenda Negra se acentuó con los afrancesados durante el reinado de José Bonaparte y con los sucesivos exilios de liberales y progresistas en los siglos XIX y XX. Muchos de estos exiliados, en lugar de defender la imagen de España en el extranjero, contribuyeron activamente a su denigración, reforzando los relatos hostiles y presentando a su patria como una nación irredimible, atrasada y culpable de todos los males.
Esta actitud de condena y maldición ha sido una constante en la historia moderna y contemporánea de España. Intelectuales, políticos y escritores que, por convicción, resentimiento o interés, han asumido y propagado los tópicos más negativos sobre su propia nación, alimentando el complejo de inferioridad nacional y facilitando el éxito de la propaganda exterior.
La enseñanza y divulgación de la historia: transmisión y refuerzo de la leyenda negra
Uno de los factores más decisivos en la pervivencia y refuerzo de la leyenda negra antiespañola es la manera en que se enseña y divulga la Historia de España en los centros de enseñanza y en los medios de comunicación. Esta narrativa no solo distorsiona hechos históricos concretos, sino que impregna la percepción colectiva desde la infancia hasta la vida adulta, condicionando la autopercepción nacional y la imagen exterior de España.
La «Reconquista» y el mito del paraíso de Al-Andalus
Uno de los ejemplos más paradigmáticos es la forma en que se aborda la «Reconquista» en los manuales escolares y en la divulgación general. Se presenta, con frecuencia, como un acto de crueldad y genocidio que acabó con un supuesto paraíso de pacífica convivencia en Al-Andalus, donde cristianos, judíos y musulmanes vivían en armonía y tolerancia. Esta visión, ampliamente difundida, es históricamente insostenible: la coexistencia en Al-Andalus estuvo marcada por un sistema de apartheid, discriminaciones y episodios de violencia, y la tolerancia fue algo excepcionalísimo más que una regla.
Sin embargo, el discurso dominante en la enseñanza y los medios de información (creadores de opinión y manipulación de masas) sigue idealizando ese pasado andalusí y demonizando la acción de los reinos cristianos, reforzando así el relato de una España esencialmente intolerante y opresora. Esta interpretación, más cercana al mito que a la realidad, contribuye a la deslegitimación de la historia nacional y a la consolidación de la leyenda negra antiespañola en la conciencia colectiva.
El descubrimiento y la colonización de América: descontextualización y distorsión
Otro de los grandes ejes de la leyenda negra es la visión de la conquista y colonización de América. En los centros de estudio y en los manuales escolares se suele presentar este proceso como un genocidio sistemático, ignorando el contexto global y las diferencias fundamentales entre el modelo español y el de otras potencias europeas. Se olvida, por ejemplo, que mientras franceses, ingleses y holandeses exterminaron y relegaron a los pueblos originarios de América del Norte a reservas, España promulgó leyes para proteger a los indígenas, fundó universidades y hospitales, y promovió la integración social y cultural, dando lugar a sociedades mestizas y a la supervivencia mayoritaria de las poblaciones originarias en Hispanoamérica.
La descontextualización de la conquista española, presentada como una excepción negativa en la historia universal, refuerza el relato de una España especialmente cruel y retrógrada, ignorando que, en realidad, fue pionera en la defensa legal de los derechos de los indígenas y en la creación de instituciones educativas y sanitarias en el Nuevo Mundo. Esta visión sesgada se perpetúa en los libros de texto y en la divulgación mediática, consolidando y reforzando el complejo de culpa y la autodenigración nacional.
Refuerzo mediático: televisión, radio y prensa
A esta manipulación e ideologización se suma el refuerzo constante de los medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales. Televisiones, radios, periódicos impresos y digitales, así como creadores de opinión, perpetúan y amplifican los tópicos de la leyenda negra, la mayoría de las veces sin un análisis crítico ni un contraste con la investigación histórica más reciente. Los relatos sobre la conquista de América, la Inquisición o el papel de España en la historia moderna suelen presentarse bajo el prisma de la excepcionalidad negativa española, reforzando la imagen de un país históricamente culpable de todos los males de este mundo y sumamente atrasado.
Este fenómeno no solo afecta a la percepción interna de los españoles sobre su propia historia, sino que también consolida y exporta una imagen distorsionada de España al resto del mundo, dificultando el reconocimiento internacional de sus aportaciones y logros.
Consecuencias: autopercepción y proyección internacional
El resultado de esta enseñanza y divulgación sesgada es una autopercepción nacional marcada por la culpa, la autodenigración y la descalificación moral colectiva. La leyenda negra no solo oscurece el pasado, sino que condiciona el presente y el futuro, dificultando la construcción de una memoria histórica equilibrada y el reconocimiento internacional de los logros españoles.
- Descalificación moral colectiva: Se ha extendido la idea de que los españoles, por su carácter y cultura, son responsables de crímenes y males únicos en la historia, merecedores de condena y autoinmolación simbólica.
- Parálisis identitaria: La asunción acrítica de la Leyenda Negra ha dificultado la construcción de un relato nacional integrador y positivo, alimentando el desarraigo y la fragmentación interna.
- Debilitamiento internacional: La falta de defensa activa de la propia historia ha facilitado que los relatos hostiles se impongan en el imaginario global, condicionando la imagen de España en el mundo.
- Olvido de los logros: La marginación de la Escuela de Salamanca y de las aportaciones españolas a la Ilustración privaron a España del justo reconocimiento de su papel en la historia de la ciencia, el derecho y la modernidad.
¿Cómo influyó la imprenta en la difusión de la Leyenda Negra?
La imprenta abarató y aceleró la producción de libros, panfletos y, sobre todo, materiales ilustrados, permitiendo campañas de propaganda a gran escala. Gracias a ella, la imagen negativa de España se difundió masivamente, llegando a públicos antes inaccesibles y fijando estereotipos que perduraron durante siglos.
¿Por qué se borraron o ignoraron las aportaciones españolas en historia y cultura?
El cambio dinástico a los Borbones implicó una política deliberada de olvido y desprecio hacia el pasado imperial español. Se marginaron instituciones y figuras clave, como la Escuela de Salamanca, y se ignoraron aportaciones fundamentales a la Ilustración, en parte para legitimar el nuevo régimen y alinearse con modelos extranjeros.
¿Qué papel jugaron los exilios y afrancesados en desprestigiar a España?
Los afrancesados y los exiliados liberales y progresistas, lejos de defender la imagen de España en el exterior, contribuyeron a su denigración, reforzando los relatos hostiles y presentando a España como una nación irredimible y atrasada, para regocijo de sus enemigos.
¿Cómo se utilizó la propaganda visual para crear estereotipos negativos sobre los españoles?
La propaganda visual —grabados, caricaturas, panfletos ilustrados— fue decisiva para fijar en la mentalidad europea la imagen de los españoles como crueles, bárbaros y fanáticos. Estas imágenes, muchas veces grotescas y exageradas, calaron hondo y sobrevivieron como estereotipos hasta la actualidad.
¿En qué medida la Leyenda Negra afectó el reconocimiento de los avances españoles en la Ilustración?
La Leyenda Negra, reforzada por el olvido borbónico y la propaganda interna y externa, contribuyó a que las aportaciones españolas a la Ilustración fueran ignoradas o minimizadas, privando a España del reconocimiento internacional por sus logros en ciencia, derecho, economía y pensamiento moderno.
Conclusión
La Leyenda Negra española es el resultado de una combinación letal de factores: la revolución comunicativa de la imprenta, la fuerza de la propaganda visual, la política de olvido deliberado impulsada por los Borbones, la marginación de los grandes logros nacionales y la colaboración activa de enemigos internos, desde los afrancesados y exiliados hasta los sistemas educativos y mediáticos de nuestros días. Todo ello ha contribuido a perpetuar una visión injusta y empobrecedora de la historia de España, oscureciendo sus logros y alimentando un complejo de inferioridad nacional.
Recuperar una memoria histórica equilibrada y justa exige reconocer y desmontar estos mecanismos, reivindicando el papel de España como protagonista de la historia universal y promoviendo una enseñanza y divulgación rigurosa, crítica y fundamentada de su pasado. Solo así será posible superar la autodenigración colectiva y restituir a España el lugar que le corresponde en la historia de la humanidad.