Gobiernos convertidos en agencias del miedo

 JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ GALERA

FUENTE: https://revistacentinela.es/gobiernos-convertidos-en-agencias-del-miedo/

Aún podemos recordar una de las frases que más han sonado de Iván Redondo. La pronunció en una mesa redonda, un coloquio. Apenas hemos visto más que un corte de un minuto. Al lado de Redondo está Nacho Escolar, con su barba de enfado. En este vídeo que tantas vueltas ha dado escuchamos: «las tres principales emociones que tenemos, y con las que se puede jugar en campaña electoral, son primero el miedo, luego el rechazo y, en tercer lugar, la esperanza, la ilusión». Y recalcaba: «¡Son las emociones, estúpido! Primero me emociono y luego pienso». Antes de matar al mensajero —e Iván es, sobre todo, su propio mensajero—, pensemos por un momento si el ex jefe de gabinete monclovita está proponiendo, o bien describiendo, un modo de hacer política.

BOMBARDEO INFORMATIVO

FUENTE: COUNTERCURRENTS

Echemos un vistazo a las noticias principales, a esas que se repiten cada dos por tres, a esas que parecen reciclarse con algún dato o cifra, pero que podrían ser la misma versión de otras cientos que nos llueven a diario. Por ejemplo, con el «Cambio climático». Cuando llueve, es por culpa del cambio climático. Y, si no llueve, también es culpa del cambio climático. Si en verano hace frío, culpa del cambio climático. Y si hace calor, otro tanto. Si nieva, cambio climático. Si no nieva, cambio climático. Desde los años 90 nos vienen diciendo que el nivel del mar va a ascender diez metros en apenas una década, por culpa del calentamiento mundial y el deshiele de los casquetes polares. Pero, año tras año, la orilla de nuestra playa sigue en el mismo sitio. Mientras tanto, hemos empezado a pagar por las bolsas en el supermercado, la gasolina es cada día más cara, nos van a prohibir viajar en avión, ya no hay pajitas de plástico, y están ideando cómo ponernos peajes en las autovías.

O con la «Violencia de género». Rara es la semana o el mes en que no sale una noticia que se titula como «violencia machista», «terrorismo de género»… siempre que el presunto maltratador u homicida sea varón y la víctima mujer. En otros casos, no hay nada que mirar, o incluso parece admitirse como inevitable —y exento de reproche— que una señora mate a su exmarido y se arroje por el balcón con el niño común. La noticia ocupa portadas y es el tema principal de los telediarios. Puede ponerse en bucle tantos días como haga falta, hasta enlazar con otra similar. Mientras tanto, a Juana Rivas la indulta el Gobierno. Ya nos dijeron, cuando la gripe china se adentraba en España, que «el machismo mata más que los virus». Por tanto, Cristina Almeida animó a todo el mundo a salir a la calle aquel ocho de marzo, para condenar el sistema patriarcal, fascista y machista.

EL PODER DEL MIEDO

Precisamente el covid o gripe china es el otro tema que más miedo ha justificado por parte de los gobiernos. Los mismos que un día decían que había que salir a la calle, y al día siguiente nos dijeron que debíamos encerrarnos en casa. Los mismos que desaconsejaron ponerse mascarillas, y que luego nos las obligaron a llevar puestas incluso solos en mitad del campo. Los mismos que dijeron que salíamos más fuertes, pero que había que pagar muchos más impuestos y que «la vida ya no sería como antes». Los mismos que dijeron que, cuando el 60 ó 70% de la población estuviera vacunada, la epidemia ya sería algo superado, y que hoy, con más del 80% de la población inoculada, están empezando a exigir un salvoconducto para entrar los bares. Los que ayer dijeron que las vacunas eran seguras y 100% eficaces, y que hoy nos quieren inyectar una tercera o cuarta dosis. Nos han dicho que era una gripe de nada, luego que se contagiaba casi con el pensamiento, después que había que lavarse las manos sin parar… Curioso que hayan desaparecido de nuestro vocabulario palabras como prudencia, paciencia, moderación, calma. Porque, a la vez que nos metían miedo, no querían que viéramos los ataúdes, que conociéramos los datos exactos de fallecidos, qué había sucedido en las residencias de ancianos —responsabilidad de Pablo Iglesias, el aficionado a las teleseries—, y se contentaban con que aplaudiéramos desde nuestra ventana o balcón al caer la noche.

La última tiene que ver con la energía y la logística mundial. Nos dicen que habrá cortes de luz, que es mejor ir con jersey grueso en casa, para ahorrar en calefacción. Que quizá sea mejor no ducharse todos los días, ni lavar las sábanas dos, tres o cuatro veces al mes. Que cabe que haya interrupciones graves en el tráfico de mercancías, y que estas Navidades habrá que regalarnos dibujos de ceras y bufandas tejidas a mano. No sabemos si nos están preparando de verdad una distopía a todo trapo, o si lo de insuflar miedo es lo único que se les da bien. Sea como fuere, lo que decía Iván Redondo tiene bastante de cierto. Tras el miedo que nos inyectan en vena, llegará la ilusión que también, a la fuerza o de grado, nos harán tragar. Ya lo dice el Foro Económico Mundial: «No tendrás nada y serás feliz». Ellos se encargarán de que, al igual que el protagonista de 1984, veas cuatro dedos, pero tengas que ser feliz diciendo que ves cinco, o tres, o lo que ellos te digan.

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