El embargo de España a Israel: un gazpacho indigesto, nauseabundo y tóxico servido por Sánchez
Carlos Aurelio Caldito Aunión
La cocina del desastre y el veneno del rencor
El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, apoyado por los herederos de ETA y separatistas de toda laya, ha demostrado ser un maestro en cocinar gazpachos indigestos, nauseabundos y tóxicos con malos ingredientes. Esta semana, su última receta ha sido el anuncio de un embargo a Israel, presentado como un plato de moralidad internacional.
Aquí entra en juego el rencor: como dice un viejo refrán, la venganza es tomarse un vaso de veneno esperando que otro sufra, cuando el único que se intoxica eres tú. Sánchez parece haber adoptado esta filosofía a nivel estatal: su gesto de “castigar” a Israel no hace más que servir un veneno que España misma se ve obligada a digerir.
Entrante: Un gesto vacío, una cucharada de teatro
El embargo español a Israel pretende ser un “gran gesto moral”, pero es equivalente a servir un aperitivo de aire con sabor a pretensión. Las cifras lo confirman: las exportaciones de España a Israel representan menos del 0,06% del total de ventas de defensa, un chicle sin azúcar en el vasto océano militar.
Lo que España realmente suministra:
- Material no letal: sistemas de control de fuego, piezas de vehículos, componentes de aeronaves.
- Servicios de mantenimiento: reparaciones rápidas y repuestos de emergencia.
- Munición: acuerdos cancelados, como los proyectiles de 9 mm que se convirtieron en un espectáculo político.
Conclusión: España sirve un gazpacho que Israel apenas nota, mientras que España siente la primera náusea política y económica.
Plato principal: Israel, un buffet a prueba de rencor
Israel no depende de España. Su industria de defensa es un buffet autosuficiente, diseñado para sobrevivir embargos, gestos teatrales y rencores ideológicos:
- Profundidad industrial nacional: IAI, Rafael, Elbit e IMI producen desde misiles y drones hasta radares y sistemas ópticos.
- Apoyo aliado: EE. UU., Alemania, Italia y otros países completan cualquier ingrediente que falte.
- Configurabilidad de sistemas: Los componentes son modulares; si falta uno español, se sustituye con facilidad.
Resultado: el embargo español genera algo de papeleo y un par de cejas levantadas en Tel Aviv, pero la cocina israelí sigue funcionando a todo vapor. El rencor de Sánchez no afecta ni una sola capacidad operativa israelí.
Guarnición amarga: Quién se atraganta realmente
El verdadero consumidor del gazpacho tóxico es España. Entre los efectos secundarios:
- Pérdida de ingresos y empleos: Las empresas españolas pierden contratos, liquidez y mano de obra especializada.
- Retroceso en capacidades propias: UAVs, aviónica y óptica militar española dependen de colaboración con Israel; cortar estos lazos retrasa la transferencia tecnológica.
- Daño a la reputación: Politizar contratos de defensa es una receta para perder credibilidad internacional.
- Erosión de la confianza internacional: Otros países percibirán a España como un socio inestable, afectando cooperación tecnológica y proyectos conjuntos.
El intento de “vengar” o “castigar” a Israel se convierte en un autogolpe, un boomerang que golpea primero a quien lo cocina. Sánchez proyecta odio y moralismo, pero la única víctima real del acto es España.
Postre envenenado: repercusiones económicas y estratégicas
El menú español genera un cóctel de efectos negativos:
- Contratos cancelados o postergados por cientos de millones de euros, incluidos misiles, UAVs y munición.
- Pérdida de know-how técnico en óptica, aviónica y sensores militares.
- Reducción de exportaciones futuras y debilitamiento de la industria de defensa nacional.
- Impacto indirecto en proveedores de componentes electrónicos, ópticos y mecánicos.
Este gazpacho indigesto y tóxico es un boomerang económico y tecnológico que regresa directo al paladar del gobierno.
Digestión internacional: ¿Alguien seguirá el menú español?
El efecto dominó es poco probable:
- Alemania e Italia: Programas navales y aeroespaciales millonarios con Israel; demasiado riesgo para imitarlos.
- Francia: Actor global en comercio de armas; difícilmente cortará puentes.
- Europa Central y Oriental: Polonia y República Checa ven a Israel como socio estratégico.
Algunos países gestuales podrían copiar el gesto, pero los grandes actores europeos no sacrificarán sus intereses industriales por un titular.
El aperitivo ideológico: gestos sobre estrategia
El embargo refleja la niebla ideológica que nubla a la izquierda occidental:
- Primer paso: titulares, aplausos y puntos de virtud.
- Segundo paso: pérdida de contratos, debilitamiento industrial, erosión de confianza internacional.
Mientras Sánchez disfruta de su actuación moral, España sufre la indigestión: un gazpacho mal cocinado, nauseabundo y tóxico, preparado con rencor y venganza, que él mismo se ve obligado a digerir.
Conclusión: un gazpacho tóxico y vengativo servido por Sánchez y sus socios
El embargo español es un ejemplo perfecto de cómo el simbolismo y el rencor político pueden volverse contra quien los cocina:
- Israel apenas nota el cambio; España pierde ingresos, empleos, know-how y oportunidades estratégicas.
- La reputación de España como proveedor fiable queda dañada, con efectos a medio y largo plazo sobre contratos tecnológicos y cooperación militar.
- Los gestos políticos vengativos se pagan caro: la comida en mal estado se devuelve, y España es quien termina con náuseas.
En definitiva, el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, con el apoyo de separatistas y herederos de ETA, ha demostrado que es un chef experto en gazpachos indigestos, nauseabundos y tóxicos, capaces de envenenar primero a su propio país mientras presume de virtuosismo moral en la escena internacional.
