Despilfarro, improvisación y esperpento en la obra pública española, para mayor gloria de oligarcas y caciques.

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INAUGURACIÓN DE UNA CARRETERA INEXISTENTE, POR PARTE DE PEDRO SÁNCHEZ....

La historia reciente de la obra pública española se ha convertido en un catálogo de despilfarro, improvisación y esperpento, donde los intereses de los gobernantes, los oligarcas y los caciques prevalecen sobre la utilidad real, la eficiencia y el bienestar ciudadano. Desde las autovías que nunca se inauguran hasta las tuneladoras abandonadas, los ejemplos abundan y se multiplican: autovías «fake», puentes que no llevan a ninguna parte, aeropuertos sin vuelos, y proyectos faraónicos para alimentar la maquinaria propagandística del poder.

La A-58 de Cáceres a Badajoz: una inauguración de fotos

El presidente Pedro Sánchez se trasladó en helicóptero a Cáceres para inaugurar la autovía A-58, proyectada en 2021 y con fecha de finalización prevista para 2026. Sin embargo, la realidad es que de los 90 km que separan Cáceres y Badajoz, no se ha asfaltado ni un kilómetro desde el inicio de las obras. Apenas hay movimiento de tierras y socavones, y el proyecto se encuentra plagado de retrasos. Según el PP de Extremadura, si se mantiene el ritmo actual, la autovía no estaría terminada hasta 2060.

Los críticos denuncian que la visita presidencial no fue más que un “fake” de inauguración, una sesión de fotos con paneles, chalecos amarillos y cascos, sin nada realmente concluido. Se trata de un patrón recurrente: fotos y propaganda antes que resultados.

Tuneladoras SE-40: la odisea sevillana

La gigantesca tuneladora diseñada para la SE-40 de Sevilla, encargada expresamente para excavar bajo el río Guadalquivir, se convirtió en el emblema del despilfarro y la monumentalidad vacía. Construida en 2012, con una longitud equivalente a cuatro pisos y una cabeza de 14 metros de diámetro, apenas funcionó y permaneció más de diez años guardada bajo vigilancia en una carpa con aire acondicionado, hasta que fue vendida como chatarra por apenas 1,8 millones de euros, cuando su coste de diseño y fabricación fue de 37 millones.

Los sobrecostes y la crisis económica de 2009 precipitaron la cancelación del proyecto original, y las tuneladoras fueron sustituidas finalmente por un puente sobre el Guadalquivir, cuya construcción todavía no ha arrancado completamente. El despropósito total de esta inversión, sumando indemnizaciones, obras abandonadas y la tuneladora, asciende a 145 millones de euros, dinero público tirado literalmente al suelo.

El puente de Talavera de la Reina: un “Golden Gate” sin conexión

Otro ejemplo paradigmático es el Puente de Castilla-La Mancha en Talavera de la Reina, construido por casi 74 millones de euros. Durante más de una década, la Administración socialista de Castilla-La Mancha invirtió sin criterio, sin prever que al otro lado del puente sólo había una vía pecuaria, sin circunvalación que lo conectara.

Este puente atirantado, el más alto de España, con un pilono central de 192 metros y 152 cables que suman 33 km en total, se inauguró sin funcionalidad real, un verdadero homenaje al dios Príapo, y sirve como símbolo de la monumentalidad vacía, de la obsesión por obras faraónicas para la gloria de sátrapas locales y nacionales. Cada jornada de construcción proporcionaba empleo temporal, pero a costa de privar a los contribuyentes de dinero que podrían haberse invertido en necesidades reales, como industria, agricultura o servicios públicos.

Aeropuertos, AVEs y otras obras subutilizadas

España cuenta con aeropuertos sin vuelos, AVEs inaugurados a medias y proyectos culturales faraónicos, como exposiciones universales o Juegos Olímpicos que dejan tras de sí infraestructuras costosas y subutilizadas. El patrón es siempre el mismo: gasto público masivo, utilidad limitada y propaganda política, a menudo acompañado de sobrecostes que superan el 20% del presupuesto inicial.

El análisis económico: Hazlitt y la ilusión del gasto estatal

Henry Hazlitt, en La economía en una lección, explica que el gasto estatal no crea riqueza por sí mismo. Cada euro invertido en un puente faraónico o una tuneladora abandonada destruye potencial de inversión privada, desviando recursos de actividades productivas que podrían generar empleo y bienestar sostenibles. La lógica del “dar empleo a costa del contribuyente” prevalece sobre la racionalidad económica y social, y alimenta un ciclo interminable de despilfarro, corrupción y sobrecostes.

Cárteles del crimen organizado político

La acumulación de poder en las manos de partidos políticos y oligarcas ha convertido la obra pública en un cártel de autoprotección y reparto territorial, donde las inversiones públicas sirven para favorecer empresas amigas y consolidar redes de complicidad, mientras los ciudadanos pagan la factura, tanto en impuestos como en oportunidades perdidas. En la década 1996–2007, el despilfarro ascendió a más del 20% del PIB, es decir, más de 150.000 millones de euros desviados de forma sistemática hacia fines propagandísticos y clientelistas.

Apéndice: cronología y cifras de proyectos faraónicos

Se adjunta un apéndice exhaustivo, con los principales proyectos, su presupuesto, responsables políticos y estado actual:

Obra / ProyectoPresupuesto inicialEstado actual / coste finalCronologíaResponsable político / instituciónObservaciones
Autovía A-58 (Cáceres–Badajoz)60 millones €Apenas 2 millones ejecutados; fecha de finalización prevista 2060Anunciada 2021, inicio mínimo 2023Gobierno central (Pedro Sánchez)Proyecto más de fotos que carretera; ejemplo de despilfarro propagandístico
SE-40 SevillaTuneladora: 37 millones €; obra total >1.500 millones €Tuneladora vendida 1,8 millones €; tramos inconclusosProyecto iniciado 2003; tuneladora paralizada 2008–2018Junta de Andalucía y Ministerio de FomentoSobrecostes, retrasos, obra faraónica abandonada
Puente de Talavera de la Reina74 millones €Operativo pero sin circunvalación que lo conecteConstrucción 2019–2024Ministerio de Transportes, Gobierno centralExpropiaciones costosas; puente funcionalmente inútil; foto y propaganda
Aeropuerto de Castellón150 millones €Sin vuelos regulares hasta 2017; subutilizadoConstrucción 2008–2011Generalitat ValencianaAeropuerto fantasma; símbolo del “homenaje al dios Príapo”
AVE a Extremadura>3.000 millones €Retrasos; estaciones terminadas pero sin servicio plenoPropuesta 2005; inicio 2007; finalización parcial prevista 2026–2030Ministerio de Transportes y ADIFTuneladoras y viaductos faraónicos; gasto descomunal frente a utilidad real
Expo Zaragoza 2008Inicial 800 millones €Sobrecostes >50%; infraestructuras subutilizadasPlanificación 2002; inauguración 2008; cierre definitivo 2008Ayuntamiento de Zaragoza, Gobierno de EspañaDespilfarro evidente; legado arquitectónico sin aprovechamiento
M-50 y tuneladoras urbanas (Madrid)>1.000 millones €Tramos incompletos, sobrecostes de 20–35%Construcción iniciada 1990s; ampliaciones 2000–2015Ayuntamiento y Comunidad de MadridObra faraónica urbana; movilidad deficiente en tramos críticos
Hospitales de nueva construcción (ej. Vigo, Granada)>500 millones €Equipamiento parcial; retrasos 3–5 añosProyecto 2005–2015Comunidades AutónomasGastos desorbitados; subutilización inicial
Plan E y obras locales 2009–201215.000 millones €Muchas obras de dudosa utilidad y mantenimiento mínimoPlan impulsado por gobierno ZapateroMinisterio de Economía y HaciendaGasto masivo para propaganda política; muchas obras semiabandonadas

Reflexión final

En España, cuanto peor, mejor se ha convertido en un axioma no escrito de la obra pública. Cuanto más esperpéntica, monumental y faraónica sea la obra, más empleo temporal genera, más glorifica al gobernante y más alimenta las redes de caciques y oligarcas, aunque la utilidad real para la sociedad sea mínima o nula.

Cada tuneladora abandonada, cada puente inútil, cada aeropuerto sin aviones o AVE a medio terminar, representa una parte de la riqueza nacional desviada, una oportunidad perdida y un recordatorio de la absurda monumentalidad con la que los políticos convierten la administración pública en espectáculo, en fachada y en clientelismo, mientras el ciudadano paga la cuenta y el país queda más empobrecido.

España, en su delirante obsesión por obras faraónicas y publicidad política, ha convertido el gasto público en una forma de arte del esperpento, donde la realidad material de las infraestructuras apenas importa, y donde la propaganda, la foto y el “homenaje al dios Príapo” se erigen como los verdaderos objetivos de cada proyecto. La lógica del poder prevalece sobre la lógica económica y social: cuanto más visible y espectacular, más sirve para consolidar clientelas, legitimarse ante los medios y justificar nuevos presupuestos inflados.

El efecto sobre la sociedad y la economía

El despilfarro sistemático en obras faraónicas tiene efectos devastadores sobre la economía real:

  1. Recursos desviados de la inversión productiva: Cada millón gastado en un puente inútil o una tuneladora olvidada es un millón que no se invierte en educación, sanidad, industria o investigación.
  2. Incremento de la deuda pública: Los sobrecostes y retrasos estructurales generan deuda adicional, que finalmente recae sobre las generaciones futuras.
  3. Desmoralización y frustración ciudadana: Los contribuyentes perciben que sus impuestos financian fotografías, inauguraciones y autopromoción política, no servicios o infraestructura útil.
  4. Ciclo de corrupción y clientelismo: Obras faraónicas y espectaculares se convierten en vehículos de redistribución de contratos, adjudicaciones y favores a empresas amigas, consolidando la red de oligarcas y caciques.

Monumentalidad vacía y cultura política

España ha desarrollado una especie de “cultura de la monumentalidad vacía”, donde la medida del éxito político se calcula por el tamaño de la obra, no por su funcionalidad ni su retorno social. Esta cultura no solo desperdicia recursos, sino que normaliza la improvisación, la ineficiencia y el esperpento, dejando como legado obras faraónicas que parecen diseñadas más para un museo del absurdo que para la utilidad cotidiana.

Conclusión: hacia la racionalidad o la continuidad del esperpento

Si España quiere escapar de esta espiral de despilfarro, improvisación y esperpento, debe implantar criterios claros de planificación, fiscalización estricta y responsabilidad política y técnica, priorizando la utilidad real, la eficiencia y la perdurabilidad sobre la propaganda y la monumentalidad vacía.

Hasta entonces, seguiremos asistiendo a tuneladoras que nunca excavan, puentes que no cruzan ríos, aeropuertos sin aviones y AVEs a medio terminar, todos ellos testigos de un sistema donde el gasto público no es instrumento de progreso, sino de exhibición de poder, clientelismo y gloria efímera de sátrapas y caciques.

España necesita menos Príapos, más racionalidad; menos fotos, más infraestructuras útiles; menos propaganda, más servicio a la ciudadanía. Hasta que eso ocurra, la obra pública seguirá siendo un espectáculo del esperpento, un monumento a la improvisación y un emblema del despilfarro sistemático.

1. A-58 Cáceres-Badajoz

  • Inicio: Presupuestos Generales de 2021
  • Final previsto: 2026 (según Gobierno)
  • Estado real (2025): 0 km asfaltados de 90 km
  • Gasto efectivo inicial: 2 millones de los 60 millones presupuestados en 2022
  • Crítica: PP afirma que al ritmo actual podría concluirse en 2060
  • Contexto: Inauguración “fake” de Sánchez, fotografía propagandística sin obra finalizada

2. Tuneladora SE-40 (Sevilla)

  • Diseño y fabricación: 37 millones de euros
  • Objetivo: Construcción de 4 túneles bajo el Guadalquivir
  • Estado final: Vendida como chatarra por 1,8 millones (pérdida de ~35,2 millones)
  • Sobrecostes adicionales: 30 millones en indemnizaciones, 80 millones en obra abandonada
  • Tiempo de almacenamiento: >10 años
  • Conclusión: Tuneladora inservible, ronda SE-40 no finalizada, obras reemplazadas por un puente en 2022

3. Puente de Talavera de la Reina (Castilla-La Mancha)

  • Inicio: Licitación 2007, inauguración tardía 2011
  • Costo: ~74 millones de euros
  • Problema: Conecta con vía pecuaria y carretera inexistente; elevador inoperativo
  • Sobrecostes: 28% adicionales debido a suelo y condiciones de obra
  • Resultado: Un coche por minuto, obra faraónica sin utilidad real
  • Impacto fiscal: 74 millones desviados de otros servicios o inversión productiva

4. Generalidades del despilfarro en España

  • Obra pública: Sobreprecios habituales del 15-20%
  • Proyectos fallidos: Ferrocarriles, autopistas, aeropuertos, desaladoras, parques temáticos
  • Ejecución regional: 17 gobiernos autonómicos + diputaciones + ayuntamientos contribuyen al despilfarro
  • Ejemplo: Aeropuertos sin vuelos, infraestructuras infrautilizadas
  • Impacto acumulado 1996-2007: >150.000 millones de euros, más del 20% del PIB

5. Consecuencias económicas y sociales

  1. Desvío de recursos: Menos inversión en educación, sanidad, industria, investigación
  2. Deuda pública: Incremento por sobrecostes y retrasos
  3. Desconfianza ciudadana: Percepción de que los impuestos financian fotos y propaganda, no servicios
  4. Corrupción y clientelismo: Contratos, adjudicaciones y favores a empresas afines
  5. Ineficiencia económica: Cada empleo público creado destruye empleo privado equivalente

6. Cultura política

  • Éxito medido por: Tamaño, espectacularidad y visibilidad de la obra
  • Fracaso: Funcionalidad, utilidad y retorno social secundarios
  • Normalización del esperpento: Tuneladoras que nunca excavan, puentes que no cruzan ríos, aeropuertos sin aviones

7. Reflexión final

  • España necesita menos Príapos, más racionalidad
  • Menos propaganda, más servicio público
  • Menos obras faraónicas vacías, más planificación, fiscalización y responsabilidad
  • Hasta entonces, la obra pública seguirá siendo un espectáculo del despilfarro, improvisación y esperpento, emblema de los intereses de oligarcas y caciques sobre la ciudadanía.

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