¿Democracia para qué? En economía, en política y en cualquier faceta de la vida, no importa el color del gato mientras sea capaz de cazar ratones.

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.

“No importa si el gato es negro o blanco, mientras sea capaz de cazar ratones es un buen gato”. Esta es la frase con que Deng Xiaoping trató de resumir y anticipar, en 1978, cuál sería el futuro de la República Popular China. Así fue como en plena Guerra Fría se inició la gran transformación de la más terrible, totalitaria y liberticida dictadura comunista. Transcurridos 45 años, China se ha convertido -posiblemente- en la primera potencia mundial en todo o casi todo.

China entonces echó a andar con paso firme, con un rumbo claramente definido, e incluso se puede afirmar que con un sabio timonel que se hizo rodear de gente también sabia, de buenos gestores que acabaron transformando China en una potencia industrial y en el principal proveedor de bienes y servicios de la economía mundial. En el cambio de rumbo emprendido por los gobernantes chinos predominó (y sigue estando presentes) el pragmatismo, convencidos de que esa nueva tendencia permitiría desarrollar un sistema productivo que traería más oportunidades de trabajo y una mejor calidad de vida para su pueblo.

Inevitablemente, todo ello me trae a la memoria el «milagro económico español» sucedido desde principio de los años 60 del siglo pasado, cuando el General Franco puso la dirección y gestión de la economía en manos de gente sabia, de expertos y exitosos gestores de dineros ajenos, que llevaron a España a ocupar la novena posición entre los países más desarrollados y prósperos.

Bien, volvamos a China, se puede afirmar que la “verdadera” revolución en China no fue la efectuada en tiempos de Mao, sino la iniciada en el último cuarto del siglo XX .

Por supuesto, para que se dieran semejantes reformas era necesario despojarse de una clase política corrupta, en su mayoría delirante y con dogmas arcaicos, y cuyo único objetivo -o casi- no es servir a los ciudadanos sino servirse de ellos, parasitar y vivir de nuestros impuestos, para lo cual, entre otras cuestiones recurren a fomentar la confrontación, la crispación, el odio, creando bandos para obtener provecho de la división de los ciudadanos entre socialcomunistas y no socialcomunistas, en sus múltiples variantes, incluyendo a etarras, feministas y separatistas y la derecha socialdemócrata…

Y así estamos, después de 48 años (transcurrido casi medio siglo de la muerte del General Franco) soportando las acciones de un sistema de gobierno que no deja de deteriorarse a través del tiempo. Los gobiernos que se han ido sucediendo en las últimas cinco décadas, se han dedicado a saquear España, desgarrarla, a destrozarla, a descuartizar a nuestra patria, fomentando de forma insensata la enemistad, la rivalidad entre nuestros conciudadanos,. Un gobierno tras otro (mejor habría que hablar de «desgobiernos») han abusado de un trasnochado populismo, independientemente de los “protagonistas”, haciendo uso de una retórica vacía, de palabrería propia de charlatanes de feria y mercadillo, pretendiendo -y lográndolo- con ello ocultar su ignorancia, mediocridad e incapacidad; analfabetismo que va acompañado de maldad y que ni siquiera les permite poder identificar y menos solucionar los problemas reales que afectan a España y a los españoles.

Los españoles estamos inmersos en esta desgraciada situación, en manos de agrupaciones mafiosas que se hacen llamar partidos políticos, al frente de los cuales están situados capos criminales; circunstancia que nos impide que en España se actúe con el pragmatismo necesario. Y peor todavía, los pocos ciudadanos decentes que de algún modo participan en la gestión de lo público son incapaces de reconocer las posibles aportaciones y propuestas de mejora que puedan proceder de cualquiera que se encuentre en la otra acera y tenga la valentía (e incluso la temeridad, pues le puede acarrear terribles consecuencias) de afirmar que «el emperador está desnudo»… pues para los oligarcas y caciques de los partidos con presencia en las instituciones quien discrepe de ellos es una amenaza a su mezquina cuota de poder o su capacidad de influencia en los territorios pactados entre las organizaciones mafiosas que se turnan en el ejercicio del poder.

Así las cosas, pese a que, posiblemente, Pedro Sánchez y sus secuaces sean desalojados de las instituciones, España seguirá sin brújula, sin rumbo, sin timonel y expuesta a los caprichos, a la arbitrariedad, al despilfarro de gente que, tal como ha ocurrido en otras décadas, se limitarán a apuntalar el sistema, haciéndose el Don Tancredo, sin aplicar la cirugía de urgencia necesaria, esperando que se produzca una cierta recuperación de la economía mundial, termine por firmarse un acuerdo de paz entre Rusia y los EEUUU y acabe la guerra de Ucrania. Aunque algunos de los capos mafiosos, para regalarles los oídos a sus potenciales votantes, lancen mensajes de optimismo parten de un diagnóstico equivocado acerca de cuán profunda y extensa es la crisis institucional, económica, moral… y carecen de un verdadero programa de regeneración, pues o no saben o no desean saber la magnitud de la terrrible situación que sufren España y los españoles y el daño que se está haciendo; o les importa un carajo.

A lo largo de los próximos meses, posiblemente hasta final del año 2023, se pondrá en marcha nuevamente el retablo de las maravillas y la corte de los milagros y los representantes de cada agrupación mafiosa coparán los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas, para intentar asegurarse las cuotas de poder que poseen en estos momentos, o para aumentarlas o al menos impedir que su capacidad de influencia disminuya… Desde ahora en adelante se nos someterá a un verdadero asediao pues, se acerca peligrosamente una maratón de elecciones en las que los diversos capos, oligarcas y caciques se nos presentarán como como “súper héroes” y «súper women» volando de una institución a otra, de un ayuntamiento a otro, de una diputación a otra, de un ministerio a otro pues, como bien se sabe están hechos de otra pasta, poseen el don de la ubicuidad y vinieron a este mundo con ciencia infusa, con capacidades aparentemente ilimitadas y no poseen límites que se les resista, al contrario del común de los mortales.

Las organizaciones mafiosas que se hacen llamar partidos políticos seguirán con su teatro de asuntos intrascendentes. Nuevamente se impondrá el «no debate», lo más parecido al «retablo de las maravillas» de Miguel de Cervantes y «la corte de los milagros» del reinado de Isabel II.

Para quienes aún no conozcan el entremés cervantino, bueno es hablar de él:

La historia narrada por Miguel de Cervantes es una versión de un cuento oriental anónimo, del que con anterioridad hizo una adaptación el Infante Don Juan Manuel («De lo que contesció a un rey con los burladores que ficieron el paño», cuentos de El conde Lucanor) y ya en el siglo XIX el danés Hans Christian Andersen con el cuento “El traje nuevo del Emperador”.

Don Juan Manuel ironizaba sobre la estupidez de un rey burlado por los embaucadores que presuntamente confeccionaron un inexistente traje.

En “El retablo de las maravillas” de Cervantes son los cómicos los que anuncian la entrada en escena de una serie de imaginarios personajes que crean con palabras, gestos y pantomimas: Sansón, destruyendo con su energía las columnas del Templo, fuerzas del mal y terrores desencadenados, toros, leones y ratones… La crítica de Cervantes, sobre todo, buscaba cuestionar la credulidad humana capaz de dar corporeidad a lo que se propone, y pretendía fustigar al cinismo, a la hipocresía de quienes rentabilizan la impostura, la ficción, el espectáculo grotesco que, agitando el fantasma de la etiqueta del converso en el caso del retablo de las maravillas, acaba mediante el engaño consiguiendo que la mayoría considere verdadero cualquier clase de embuste…

En el retablo (pequeño teatro en el que los actores son marionetas) se verá una historia con la particularidad de que, no puede ser vista por hijos bastardos o por gente de sangre no pura, es decir, por aquél que no fuese cristiano viejo y tuviese ascendencia mora o judía (tan de acuerdo con los estatutos de limpieza de sangre de la época).

Acaba el entremés con la llegada de un militar que exige al poder político municipal alojamiento para sus exhaustos soldados. Al no conocer el supuesto poder del retablo no le importa decir que no ve nada. Ante esto los timados, engañados, comienzan a mofarse de él y, sintiéndose afrentados, acaban el entremés a palos.

La lección de Cervantes, en definitiva, es que la consenso en la ficción, el papanatismo de los prejuicios de los espectadores es siempre frágil, las trampas de la apariencia tienen vida corta y el precipitante de la duda acecha siempre. La relatividad de lo subjetivo termina hundiendo el presunto consenso de la opinión monstruosa y avasalladora.

Bien, volvamos a la España de principios del Siglo XXI, a cualquiera de los diversos «no-debates» que se televisan cada dos por tres, con el pretexto de la convocatoria de nuevas elecciones municipales, regionales, generales, europeas:

Supongo que coincidirán conmigo en que los espectáculos que ofrecen las televisiones, independientemente de los supuestos contendientes, son lo más parecido al “Retablo de las maravillas” cervantino, en el cual sólamente suele faltar el personaje que no se siente obligado a comportarse de manera social y políticamente correcta, rompe el “consenso socialdemócrata”, y tiene la osadía de desbaratar el engaño. Y si el desenlace del “retablo de las maravillas que se representa periódicamente, no es tal cual el retablo cervantino, se debe a la no presencia, interesada ausencia, de algún partido que no participe del maldito y perverso consenso y que pudiera actuar tal como lo hace el militar, en el entremés de Miguel de Cervantes.
Es evidente que la situación de emergencia nacional que sufrimos en España, no es únicamente responsabilidad del gobierno social-comunista de Pedro Sánchez (como tampoco será responsabilidad exclusiva de los gobiernos que están por llegar). Decir lo contrario, como hacen los partidos que, en cada «no-debate» forman parte de la oposición, es tan disparatado como demagógico, es manipular los sentimientos de la gente, especialmente mediante halagos fáciles y promesas infundadas, para intentar regalarles el oído a sus potenciales votantes y con intenciones, con fines no precisamente honestos…

Por ejemplo, la responsabilidad de que en España haya tantos desempleados y del estancamiento económico de España solo es atribuible a las políticas socialdemócratas, intervencionistas y contrarias al libre mercado que se practican una y otra vez, a pesar de haber quedado demostrado que no funcionan. Decía Albert Einstein que es de locos repetir una y otra vez la misma conducta y esperar resultados diferentes.

Pero, si hay algo especialmente sorprendente es es que siga siendo un tabú y no se quiera ver, por parte de nadie o casi nadie, que el denominado Estado de las Autonomías es un enorme problema y la principal causa de nuestra ruinosa situación…

Y por supuesto la Ley Electoral, “ni tocarla”, pese a que enésimas veces se haya dicho –expecialmente cuando los diversos contendientes son oposición, claro- que es imprescindible reformar la normativa electoral para acabar con las situaciones de privilegio de los diversos nacionalismos-separatismos, y que la misma sea la causa de la desigualdad de los españoles… Juzguen ustedes.

España tiene una administración pública de una magnitud exagerada, y como tal ruinosa, un tremendo despilfarro de dinero público, que para más INRI es improductivo en grado máximo, y para remate de todo ello, el sistema financiero continúa quebrado o al borde de la quiebra… Y mientras tanto (a la manera del “Retablo de las Maravillas”) los partidos del consenso socialdemócrata hace como que no se enteran, siguen sin recortar donde deberían recortar, y por supuesto, en los “no debates”, ninguno de los supuestos contendientes, en ningún momento abordan tal asunto. Lo mismo podemos afirmar de la baja natalidad en España que impedirá que se produzca relevo generacional y que hace -también- que el actual sistema de pensiones -de reparto- esté en quiebra e impida, casi seguro, que las próximas generaciones puedan tener una pensión de jubilación digna, si es que la llegan a tener…
Es evidente que en España hay demasiados políticos profesionales que son “analfabetos funcionales”, basta echarle un vistazo a los medios de información para llegar a esa conclusión, a veces parece que se hubiera convocado un concurso a ver quién hace o dice la burrada más gorda… Lo cual no implica que no haya honrosas excepciones. Pero la mediocridad es lo frecuente, es el resultado lógico del sistema que, como ellos dicen, “nos hemos dado” (perverso eufemismo por cierto).

Analfabeto es uno de los adjetivos que merecen quienes no saben interpretar su propia realidad ni la del entorno, viven alejados de la realidad cotidiana y de las preocupaciones e inquietudes de la gente corriente -a la que se supone que deberían “servir”- y se empeñan con absoluta soberbia en llevar a cabo planes imposibles, y para recochineo, cuando caen en la cuenta, o son advertidos por otros, de que están en el camino equivocado se empeñan en continuar en él y se justifican y excusan de múltiples maneras, llevándonos a situaciones caóticas como la que actualmente padecemos y que ninguno de los supuestos partidos “más representativos” pretende enderezar.

Todos los que se van sucediendo en el poder, todos los presidentes del gobierno de España, independientemente de la ideología que dicen profesar, cuando montan su Retablo de las Maravillas, acaban demostrando que el tipo de políticos de los que se rodean son mediocres y o casi analfabetos funcionales.

Es obvio que ninguna de las regiones españolas (las taifas denominadas “comunidades autónomas”) generalmente nunca cumplen, ni tiene intención de cumplir con el objetivo de déficit fijado por el gobierno central. ¿Ha hecho algo algún presidente del gobierno, independientemente del partido al que pertenezca, para disuadir a los oligarcas y caciques de las diversas regiones de que no sigan gastando más de lo que se recauda,.. por qué no han intervenido nunca y por qué nunca han aplicado el artículo 155 de la Constitución Española?

Para los que aún no lo sepan, el artículo 155 de la Constitución Española de 1978 atribuye claramente al Gobierno de España la facultad de valorar si alguna Comunidad Autónoma está incumpliendo sus obligaciones o está actuando de forma gravemente atentatoria al interés general de España y suspender su estatuto de autonomía.
No se entiende que el Gobierno no actúe y no intervenga en las diversas “autonomías” y no proceda a desmantelar el llamado “estado autonómico”; no se entiende que ningún gobierno, independientemente de su pertenencia a uno u otro partido, no se dé por enterado de que “esto” ya no es solo una crisis económica, es muchísimo más. Tampoco se entiende que, para más INRI vuelvan a solicitar que los Españoles les volvamos a conceder nuestro voto… Pero, lo sorprendente es que una gran mayoría de españoles les sigan entregando su confianza.

Sufrimos posiblemente la casta política/parasitaria más corrupta de los últimos siglos, unas instituciones a cual más infame, y moralmente perversas, empezando por el Tribunal Constitucional. Mención aparte merece el “fantasma” del Senado, que existe pero no existe, y nadie sabe para qué sirve, aunque suponga una enorme losa.

Es imprescindible acabar con la casta parasitaria (partidos políticos, sindicatos, ongs de todo pelaje, todos ellos altamente subvencionados) que nos está llevando a la mayor de las ruinas, necesitamos la aplicación urgentemente de una cirugía de choque, y sin más aplazamientos y recurriendo a buenos gestores profesionales antes de que sea demasiado tarde.

Todos los partidos del consenso socialdemócrata, se han mostrado incapaces de actuar sin tibiezas, sin complejos, sin temor de clase alguna y emprender el camino de la “regeneración” prometida durante las diversas campañas electorales, muy al contrario, han traicionado una y otra vez a sus electores y han acabado aplicando políticas idénticas a las que criticaban cuando formaban parte de la oposición al Gobierno de turno, fuera cual fuera; citemos algunos de sus incumplimientos para los desmemoriados:

Abordar las reformas económicas necesarias, para salir de la crisis económica y emprender el camino del crecimiento.

Reajustar el número de empleados públicos, y reajustar, también, sus salarios a la productividad.

Suprimir algunos Municipios agrupando ayuntamientos en mancomunidades de no menos de 10.000 habitantes.

Bajar el sueldo de los políticos profesionales y acabar con sus privilegios, suprimiendo, para empezar, los aforamientos.

Hemos llegado a tal extremo de degradación del sistema político que la única salida posible es una regeneración democrática que, se apoye en la energía vital de la sociedad, es la única manera de volver a hacer España una, grande y libre otra vez.

Dos han de ser los objetivos claves de ese esfuerzo vital y de esa regeneración democrática: 1) los partidos, sindicatos y patronales han de salir del Presupuesto y han de financiarse con las aportaciones de sus afiliados; 2) el Estado Autonómico ha de darse por muerto y desmantelarlo cuanto antes. Las dos son condiciones imprescindibles para la supervivencia de la sociedad española. De esos dos objetivos, de esos dos principios, se deducen un cúmulo de consecuencias ulteriores entre las que está la reforma completa de la Ley electoral y la eliminación del sistema de listas cerradas y bloqueadas, así como encaminarse sin más aplazamientos, inexorablemente, hacia la efectiva y estricta división de poderes.

Cada día que pasa es mayor el número de españoles que se pregunta si es necesario mantener 17 modelos educativos de tan escasa calidad como denuncia el informe Pisa año tras año, 17 sistemas sanitarios, 17 calendarios diferentes de vacunación, 17 sistemas de licencias de caza y pesca, 17 permisos de conducir, 17 fiscalidades, 17 parlamentos autonómicos, 17 tribunales superiores de justicia, 17 representaciones internacionales…

En definitiva, 17 modos de imitar en pequeño y sin recursos, a los grandes Estados, con ambiciones de gasto versallescas.

El Gobierno Central ha de actuar para que la Administración del Estado recupere las competencias de Sanidad, Educación, Justicia, etc. Transferidas a las denominadas comunidades autónomas, y por supuesto no proseguir con las competencias que están en camino de ser transferidas. El futuro Gobierno ha de liquidar-desmantelar todas las Empresas, Fundaciones, y demás “Entes Públicos deficitarios”, sean a escala regional, provincial o municipal.

El Gobierno Central debe abordar cuanto antes una profunda reforma de la Ley del Menor; recuperando el artículo del Código Civil que fue derogado por el PSOE, que permitía que los padres pudieran corregir y castigar razonablemente a sus hijos menores. El Gobierno Central debe derogar, sin dilación, toda la legislación de “igualdad y género” aprobada durante los últimos años en España, que discrimina a los hombres y pretende destruir a la familia convencional… Es necesario que el nuevo gobierno emprenda la reforma de la denominada ley “de divorcio Express” y la derogación de la “ley integral contra la violencia de género” (ésta última no tiene posible enmienda). El nuevo Gobierno está obligado a promover una profunda reforma de la enseñanza, en todos los niveles, especialmente en la Universidad, persiguiendo el nepotismo imperante, y recuperar la capacidad/competencia exclusiva de la convocatoria de oposiciones para cubrir las plazas vacantes de profesores en todos los niveles de enseñanza.

Es tarea urgente, inaplazable recuperar el Estado Unitario, de manera que se recupere la igualdad de todos los españoles ante la ley, la igualdad de todos los españoles en derechos y obligaciones, sin privilegios ni tratos de favor de clase alguna, sean por cuestiones de nacimiento, o de vecindad, o de sexo, o de religión, u opinión o cualquier otra circunstancia personal. Es también tarea urgente recuperar la unidad de mercado y la creación de una sola oficina de contratación, de compra de bienes y servicios, estamos hablando de recuperar la sensatez y aplicar criterios de “economía doméstica” a la gestión de lo público, y eliminar gastos superfluos y suntuarios, pues será la única forma de poder luego atender a lo que comúnmente se denominan “gastos sociales” y atender a quienes más lo necesitan…

Éstas” son algunas medidas a tomar sin aplazamientos, si no se quiere volver a defraudar las esperanzas de millones de españoles por parte del futuro gobierno, si es que acaba formándose alguno decente tras alguno de los enésimos comicios a los que se nos convoca a los españoles periódicamente; lo contrario sería tratar de impedir por todos los medios, granjearse las antipatías de “la izquierda globalista”, procurar no padecer incomodidades a corto, medio e incluso largo plazo, o cosas parecidas.

España necesita una operación quirúrgica de extrema urgencia, para lo cual se debe reclutar a “cirujanos competentes”, que no les tiemble el pulso, “un equipo de cirujanos” (a la manera de lo que proponía el aragonés Joaquín Costa hace más de un siglo) que utilice el bisturí, y abra con determinación, sin temor.

A buen seguro que recibirán el aplauso unánime del pueblo español.

Ya es hora de dejar el escenario, desvestirse del ropaje teatral, bajar a la platea y poner en evidencia que todo ha sido una ficción, que ha acabado “El retablo de las maravillas”, que ha llegado la hora de asumir la realidad.

Olvidaba decir que para que esa regeneración de la que vengo hablando sea posible es necesario contar con una nueva agrupación política que, esté formada por buenos españoles, españoles decentes, al frente de la cual haya españoles -y españolas- sabios, con probada experiencia en la gestión de recursos ajenos (experiencia que sólo la da haber trabajado en la empresa privada), una nueva agrupación política que posea un proyecto de gobierno con objetivos claros, precisos, que prevea los recursos humanos y materiales necesarios, así como los procedimientos a llevar a cabo para la operación quirúrgica de la que España está urgentemente necesitada… Es cuestión de “extrema necesidad”.

Desgraciadamente, los españoles debemos perder toda esperanza de que los autoproclamados “servidores públicos” no ha conseguido pongan en marcha soluciones reales a la terrible situación que sufren los españoles, a sus precarias pensiones, a la baja natalidad, a la precariedad del sistema de enseñanza, a la precariedad de la sanidad, a la precariedad de la administración de justicia, a la corrupción que se enseñorea por doquier… y un largo etc.  

Españoles, despertad, levantaos y poneos en marcha que ya va siendo demasiado tarde…

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