Deflactar o morir, he ahí el dilema.

Alfredo Reguera

Si nuestros beneficios durante un determindo periodo de tiempo han sido -por ejemplo- de un 10% y la inflación aumenta un 10%, no hemos ganado nada. Si utilizamos solo la variable nominal (beneficio) creeremos -erróneamente- que hemos ganado dinero, que hemos ganado poder adquisitivo pero en realidad no así. Ya que, a pesar de haber ganado más dinero en términos absolutos, también el coste de los bienes y servicios a los que pretendemos acceder, es mayor. Por tanto, nuestro poder adquisitivo no ha variado. Evidentemente, nuestros monedas y billetes ya no tienen el mismo valor… el poder del dinero no permanece constante.

Durante estos últimos meses, vivimos con preocupación la subida continuada y generalizada de los precios. Dicha inflación ya se sitúa en el 10,2 % anual (dato del IPC a junio del 2022). Pero hay otro fenómeno que está pasando inadvertido, para alegría de sus beneficiarios, que también está erosionando sin lugar a dudas, la renta disponible de las familias españolas. Una subida de impuestos en cubierta; el no deflactar los impuestos.

Pero contextualicemos antes de entrar en meollo de la cuestión. Debemos tener claro, que con una inflación del 10,2 %, para no perder poder adquisitivo, nuestro salario debería “incrementarse” al menos un 10,2 %. Marco las comillas, porque son importantes, ya que con esta “subida” en realidad no nos están subiendo el salario, simplemente nos lo están manteniendo, para que nuestra renta no varíe. Esto es clave, porque en los próximos meses veremos al gobierno y empresarios llenarse la boca con “subidas de salarios” de un 3 %-5 %, que en otros años podría haber estado muy bien, pero con la inflación de este año todo lo contrario. Es decir, si a usted este año le “suben” el salario un 5 %, realmente no se lo están subiendo, se lo están bajando. Todo lo que no sea una subida del 10,2 % o superior, será una baja de salario en términos reales.

Teniendo ya esto claro, podemos pasar al tema de los impuestos. Como saben, son progresivos, van por tramos. Es decir, cuanto más gane uno, estará en un tramo superior y le tocará pagar un porcentaje mayor de tributos. Bien, ¿Qué sucede? Que estos tramos no se han actualizado con la inflación, no han sido deflactados.

¿Y qué provoca esto? Una subida encubierta de impuestos. Pongamos el ejemplo optimista que veíamos antes, nos aumentan el sueldo un 10,2 %. Como hemos visto, nuestro poder adquisitivo, con esto, no habría cambiado en absoluto de un año a otro. Seguiríamos siendo igual de ricos o de pobres. Pues bien, de cara al gobierno y sus tramos de impuestos, según ellos, ahora somos más rico, ganamos más (aunque realmente no). Y como no han subido dichos tramos con la inflación, por tanto, entraremos en tramos impositivos superiores, pagando un porcentaje mayor de impuestos, pese a que no hemos ganado renta real.

Este hecho, que el gobierno, conscientemente evita mencionar, está provocando una disminución, aún mayor, del poder adquisitivo de las familias españolas. En favor de una recaudación récord de la agencia tributaria (un 16,4 % más que el año pasado). He aquí el porqué de este silencio. Tan solo el gobierno regional de Madrid, siempre alumno aventajado a la hora de defender el bolsillo de las familias, ha hablado de este tema y de la necesidad imperiosa de deflactar los impuestos en base a la inflación.

El contribuyente español, los trabajadores, las familias, las empresas… No pueden pagar más. Subidas de precios, malversación de fondos públicos, impuestos abusivos… Es deflactar o morir.

Este artículo fue publicado inicialmente en Juandemariana.org

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