Covadonga. ¿Quién fue don Pelayo?, preguntó un escolar

Eulogio López

Díaz Ayuso representa el genio femenino que dice verdad aún cuando se equivoca.

Este es el discurso de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, al recibir La Medalla del Real Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias, en conmemoración del 1.300 aniversario de la batalla de Covadonga. Otro discurso brillante de la política madrileña. Pasen, vean y lean: 

En un chiste de Mingote en ABC, un nieto le preguntaba a su abuelo: «Abuelo, ¿te preocupa que yo no sepa quién fue don Pelayo?», y el abuelo le contestaba con cariño: «No, hijo, lo que me preocupa es que no sepas quién eres tú». 

Esta es la razón última de estudiar Historia, no solo en el colegio, sino durante toda la vida: saber quién es uno, de dónde se viene y adónde se puede ir. Y no es casualidad que los totalitarios procedan desde el primer momento a silenciar y manipular la Historia.https://www.youtube.com/embed/hRaOiPbJTis

Que el Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias tenga a bien conmemorar el 1300 aniversario de la Batalla de Covadonga, y que se acuerde de mí para hacerlo, entregándome además esta medalla, es un honor y una responsabilidad.

Esta responsabilidad la ejercerá mi Gobierno aplicando todas las mejoras necesarias, dentro de sus competencias, para contrarrestar en lo posible el daño causado por la postergación de la Historia de España, y los mismos conceptos de España y la Hispanidad, en los planes de estudio del Gobierno de Sánchez. Para que los jóvenes que estudien en la Comunidad de Madrid sí puedan saber quiénes son. 

Conmemoramos en este acto la Batalla de Covadonga, que Claudio Sánchez Albornoz situó, por primera vez, en el 722, hace ahora 1.300 años. La batalla que, según nuestra Historia, mezclada en este caso con la tradición, frenó la invasión musulmana del 711 y dio comienzo a la Reconquista. 

La “Reconquista” no debería ser un término cualquiera para un español, pero tampoco para ningún europeo.

Un Historiador tan moderno como egregio, catedrático de instituto y académico, Antonio Domínguez Ortiz, decía que la romanización y la reconquista constituyeron, respectivamente, la base de nuestra unidad nacional y el generador de la individualidad hispánica. Nada menos.

La Reconquista no se parece a nada que haya ocurrido en ninguna otra nación del mundo. Durante casi ocho siglos, España luchó por seguir siendo Europea, Occidental y libre. ¿Qué otra nación del mundo ha sido sometida en un proceso semejante de conquista e islamización y se puede llamar hoy “Occidente”? Esta unicidad de España tuvo unas consecuencias que alimentaron las raíces más profundas del ser hispánico, que nos permitió dar al mundo algunos de los mejores frutos de la Historia.

Desde muy pronto, tras la hazaña de don Pelayo y los suyos, caló el sentimiento de la llamada «España perdida». No me canso de repetir el término «España» pese a los que niegan que España ya existiera entonces. No es cierto lo que dicen.

Un siglo antes de la Batalla de Covadonga, uno de los mayores sabios de la Historia de la Humanidad, cuya estatua nos recibe aquí cerca, en las escaleras de entrada a la Biblioteca Nacional, San Isidoro de Sevilla, ya escribía: «De todas las tierras que se extienden desde el mar de Occidente hasta la India tú eres la más hermosa. ¡Sacra y venturosa España, madre de príncipes y de pueblos!». El germen de esta España libre es lo que hoy conmemoramos aquí.

Como vemos, son muchas las lecciones de este momento crucial de nuestra Historia, que algunos quisieran, por desgracia, borrar.

Como explicó Julián Marías, estos siglos de lucha también nos enseñaron a convivir con «el otro», a tratarlo como el enemigo invasor, sí, pero como persona. Cuando para el resto de europeos los musulmanes eran poco menos que unos seres monstruosos, para nosotros eran los que vivían junto a nosotros en nuestra “España perdida”: con los que hacíamos la guerra, la paz, o el amor… Este empeño histórico y esta vivencia humana que se dieron simultáneamente nos permitieron nuestros mayores logros en la Historia, casi incomprensibles para muchos:

• El Camino De Santiago, que es la gran vía europea de fe y cultura, aún viva.

• La Escuela de Traductores de Toledo, que recuperó la herencia de los clásicos greco-latinos, preparando así el terreno para nuestro Siglo de Oro y el del resto de Europa. 

• Las primeras Cortes de la Historia, en León, en 1188.

• El diseño de la Diplomacia Moderna, junto con el Papado, en tiempos de los Reyes Católicos.

• La elaboración de la primera doctrina moderna del llamado después Derecho Internacional y de la primera escuela de liberalismo, la Escuela de Salamanca.

• Los primeros Códigos de Derechos Humanos de la Historia: las Leyes de Burgos, y las posteriores Leyes de Indias. 

• Y nace el gran logro: la Hispanidad, que culminaría en la institución de los Virreinatos y del maravilloso Barroco Hispanoamericano.

Como ven, nada de esto podría haber ocurrido sin la hazaña de don Pelayo y la empresa a la que dio comienzo.

Ahora se entiende mejor el que esa “España perdida”, una España cristiana, europea, libre, fuera el referente de muchas generaciones consecutivas, y el germen de este espíritu español, que luego la Monarquía Hispánica haría universal. 

¿Cómo vamos a olvidarnos de todo esto? ¿Y por qué? ¿Quién gana y qué gana? Solo el resentimiento o la ignorancia más suicida pueden llevar a España, a Hispanoamérica o a Europa entera a olvidar o desconocer todo esto que hoy celebramos; precisamente en momentos tan terribles y decisivos. 

Nuestra Historia común y única nos hace, nos enseña y nos llama, desde el pasado, a construir el futuro. 

Mi responsabilidad hoy al recibir esta medalla era recordarla, y como responsable política es mi deber garantizar que los niños y jóvenes de la Comunidad de Madrid reciban su herencia; y que esto sirva para inspirar al resto de España. Para que, luchando contra el olvido, el rencor y la desidia, recuperemos juntos la España perdida o en peligro de perderse.

Hasta aquí el discurso, magnífico de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. Es la derecha sin complejos frente a la izquierda y su pretendida superioridad moral. De ahí el éxito de Ayuso.

Lo que une a las muy diversas manifestaciones de la Hispanidad es el Cristianismo 

Es el genio femenino del que hablaba Juan Pablo II, más amante de la verdad que del rigor y que acierta, o por lo menos agrada, hasta cuando se equivoca. Porque, en efecto, como le censura Javier Garisoain, Ayuso comete errores. Y esos errores también conviene destacarlos. Escuchemos a Garisoain: 

COSAS QUE EL TEXTO ANTERIOR SE DEJA EN EL TINTERO: 

Por ejemplo, eso de que «Durante casi ocho siglos, España luchó por seguir siendo Europea, Occidental y libre.» suena muy cierto y muy moderno. Pero podría decirse de otro modo. Debería decirse en menos palabras. Hay que decirlo así: que la realidad es que España luchó por seguir siendo cristiana.

El texto menciona y reparte elogios entre personajes diversos y de distintas épocas como: Mingote, Don Pelayo, San Isidoro de Sevilla, Julián Marías, los doctores de Salamanca, los Reyes Católicos… ¿qué es lo que une a todos estos personajes? El ser cristianos. El ser hijos de la Santa Iglesia Católica.

Finalmente, eso de llamar «escuela de liberalismo» a la egregia Escuela de Salamanca, además de un burdo anacronismo, es un insulto a los teólogos y filósofos católicos que defendían el don de la libertad, sí, pero que en ningún caso lo adoraban para convertirlo en una estatua intocable como hacen los políticos hijos de la Revolución.   

Ahora sí, ahora está completo el cuadro. No pretendo empañar el mérito de Díaz Ayuso. Sólo a ella le ha escuchado este tipo de declaraciones que, aún con una floja formación cristiana, supone lo más cercano a la realidad de lo que es España y lo hispano, que puede escucharse hoy en la intelectualmente lánguida política española. Y eso también es de reseñar. 

Hablo de lo que San Juan Pablo II llamaba el «genio femenino», lo más opuesto al feminismo rampante y viscoso de las Irenes Monteros de turno.

¿Se imaginan a Núñez Feijóo, no digamos nada a Pedro Sánchez, recitando un discurso tan brillante? ¿A qué no? Pues eso.

FUENTE: https://www.hispanidad.com/opinion/covadonga-quien-fue-don-pelayo-pregunto-escolar_12033370_102.html

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