Contra el catalán en la UE

BORREGOS CATALANES
Xavier Rius
Como catalán voy a decir una herejía: estoy en contra de la oficialidad de la lengua catalana en la UE. Francamente preferiría un buen nivel de inglés en Cataluña —y en el resto de España— que alcanzar el estatus de lengua oficial.
Cuando era joven, en efecto, fui stagiaire —«becario» en francés- en el Consejo de Europa a finales de los 80. Entonces, el Parlamento Europeo todavía no tenía edificio propio y utilizaban el hemiciclo del citado organismo. El Consejo en cuestión no era una institución comunitaria propiamente dicha. Pero fue la primera entidad supranacional creada tras la II Guerra Mundial (1949) para promover precisamente los derechos humanos tras el conflicto.
El espectáculo resultaba fascinante. Una semana al mes aterrizaban los diputados, altos cargos y funcionarios de la Eurocámara. Llevaban consigo toda la documentación en cofres metálicos, que se amontonaban por los pasillos. Con toda la documentación traducida a doce lenguas oficiales.
FUENTE: https://gaceta.es/opinion/balas-davila-20250528-0805/?scroll-event=true
Si entonces era así, imaginen ahora con 27 estados miembros. Lo ideal sería todo en inglés. Al fin y al cabo es el nuevo latín. Pero, claro, como el Reino Unido ya no forma parte de la UE la propuesta es inviable. Y es evidente que algunos países no renunciarían a su lengua nacional. Alemania, por su peso económico; Francia por su nacionalismo; España por el número de hablantes. Quizá por todo ello han decidido aplazar la decisión ante la oposición de algunos países como Alemania, Italia y Finlandia, que no lo ven claro.
No en vano la Unión Europea tiene ya 24 lenguas oficiales. Algunas, como el maltés, con apenas 500.000 hablantes. Y temen que una decisión a favor provoque un efecto dominó. Dicho de otro modo: que encarezca más el presupuesto correspondiente.
En total, destina más de 300 millones anuales a traducción. A lo que hay que sumar entre 100 y 120 millones para la interpretación simultánea. El portavoz de VOX en el Parlamento autonómico, Joan Garriga, reveló en rueda de prensa que el coste del catalán en Europa subiría a 132 millones. Con el agravante de que, además, tendría que pagarlos España.
En una comparecencia previa, el portavoz de los Comunes, David Cid, dijo que la posición en contra de PP y VOX en la materia era «para ganar votos». «¡Coño, como Sánchez!», pensé. ¿O es que el líder del PSOE no ha hecho toda la movida para asegurarse los votos de Junts en el Congreso?
Sin embargo, mírenselo por el lado bueno. La petición del catalán en al UE es la constatación de un fracaso: el del proceso. En el fondo es un premio de consolación para Puigdemont. Como no consiguieron la independencia, se lanzaron a pedir cosas para satisfacer a su electorado más «indepe»: el catalán en el Congreso —eso estaba más fácil— o en Europa.
Nadie pediría la oficialidad si creyeran que la independencia aún es factible. ¿Para qué vas a pedirla si te vas? En los momentos álgidos del susodicho proceso no paraban de decir que «nos vamos», «hemos pasado pantalla», «no hay marcha atrás»… Y algunos, como el diputado de ERC Gabriel Rufián, hasta anunciaron que a los “18 meses” regresaría a la «República Catalana». El plazo cumplía en el año 2017. Ahí sigue, cobrando del «pérfido» Estado opresor. Es decir, de todos nosotros.

Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.